lunes, 20 de septiembre de 2010

Concentración y ganancias extraordinarias del poder económico


Por 
 Martín Schorr, investigador del Conicet - http://sur.elargentino.com/notas/concentracion-y-ganancias-extraordinarias-del-poder-economico

En la posconvertibilidad se han manifestado dos procesos sumamente relevantes por sus implicancias distributivas y porque expresan que las grandes firmas integrantes del núcleo selecto del poder económico local, sobre todo las que se desenvuelven en ámbitos productivos, han venido ocupando un lugar protagónico entre los ganadores del régimen económico en curso.

En primer lugar, se afianzaron las tendencias a la concentración y la centralización del capital. En 2008 las cien empresas manufactureras más grandes dieron cuenta del 43% de la producción industrial total, frente a una participación del 37% en 2001 y del 28% en 1993. Esto se dio en el marco de una aceleración del proceso de extranjerización iniciado a mediados de la década de 1990; en la actualidad más del 70% de la facturación global de esa cúpula empresaria está en manos de capitales foráneos.


En segundo lugar, como resultado del dispar comportamiento entre la productividad y los salarios, tuvo lugar una importante transferencia de ingresos desde los trabajadores hacia los capitalistas, que se suma a las abultadas traslaciones verificadas entre 1976 y 2001: en 2009 el costo salarial ajustado por productividad fue un 17% más reducido que en 2001 y un 37% inferior al de 1993. A raíz de los cambios registrados en la estructura de precios y rentabilidades relativas de la economía asociados a la “salida devaluatoria” de la convertibilidad, estos incrementos en el margen bruto de explotación de la fuerza de trabajo se tradujeron en ganancias netas muy elevadas, principalmente para las grandes corporaciones del sector fabril (en particular entre 2004 y 2007, cuando la rentabilidad sobre ventas de los oligopolios líderes osciló entre el 14% y el 19%). Ello, en un contexto caracterizado por una relativamente débil formación de capital.


Además de la performance de la productividad, los salarios y la inversión, en la explicación de los dos procesos aludidos concurren otros factores explicativos, entre los que sobresalen tres. Por un lado, la inserción de la mayoría de las compañías líderes en las producciones más favorecidas por el dólar alto (sin políticas activas y coordinadas de desarrollo industrial) y la vigencia de salarios bajos a nivel internacional y mercados externos expansivos. Por otro, en el marco de variadas acciones y omisiones estatales, la captación diferencial de excedentes a partir de la fijación oligopólica de precios en numerosas ramas como, entre otras, la elaboración de productos metálicos básicos, abonos y fertilizantes, sustancias químicas básicas, aceites y grasas vegetales, neumáticos, ciertas maquinarias agrícolas, cemento y cal, papel y derivados, golosinas, azúcar y vehículos automotores. 


Finalmente, la presencia destacada de estos grandes capitales en distintos espacios de acumulación de privilegio que se generaron en los años recientes y los sesgos de las políticas hacia las pymes.


La puesta en marcha del proyecto para que los trabajadores participen de las ganancias empresarias tendría un indudable y deseable impacto redistributivo, en especial si se termina focalizando en el segmento de las grandes empresas que han sido ampliamente favorecidas por el esquema económico vigente y procura evitar la elusión impositiva. Con vistas a fortalecer planteos redistributivos de esta naturaleza, sería auspicioso que ello se articulara con un conjunto de medidas complementarias tendientes a aplacar las diferentes fuerzas que en la posconvertibilidad han impulsado la concentración económica, la centralización del capital y las ganancias extraordinarias de las firmas líderes.

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