Tres días consecutivos de paros
en el sistema de transporte, cese de las actividades en nueve de las 12
refinerías del país y amotinamientos en los puertos no auguran tranquilidad.
Luego de la huelga del martes con tres millones y medio de personas movilizadas
en las calles. Los vaticinios son pesimistas. Hay a priori dos caminos, el más
probable: uso de la fuerza para restaurar el orden y aplastar las
manifestaciones sobre bases "democráticas y constitucionales". O sea,
como ocurrió en las revueltas de Mayo de 1968.
La radicalización del movimiento
social en Francia en protesta contra reformas a la ley de retiros es hoy una
realidad de consecuencias impredecibles.
La pregunta es si estamos ante el
umbral de erosiones similares a las de Mayo del 68. Aunque no hay respuestas
definitivas, los analistas consultados por Prensa Latina aseguran que el
escenario es bastante probable.
Tres días consecutivos de paros
en el sistema de transporte, si bien moderados ayer y hoy, cese de las
actividades en nueve de las 12 refinerías del país y amotinamientos en los
puertos no auguran tranquilidad.
Luego de la huelga del martes con
tres millones y medio de personas movilizadas en las calles, en la otra batalla
de cuello y corbata en sets de televisión y medios de prensa, los conservadores
de Nicolás Sarkozy se atrincheran.
Las huestes de la Unión por un
Movimiento Popular (UMP), el partido del presidente Sarkozy, y los ministros
enfilan sus cañones a los opositores socialistas y la izquierda en general, a
quienes responsabilizan del malestar popular de la nación. Alineado más que
nunca a la derecha, ya sin tonos ''Gaullistas'' siempre moderados, el
mandatario parece inclinarse a la jugada política de mostrar su poder y fuerza
frente a los intentos de desorden, dijo una de las fuentes, que pidió el
anonimato.
Los vaticinios son pesimistas.
Hay a priori dos caminos, el más probable: uso de la fuerza para restaurar el
orden y aplastar las manifestaciones sobre bases ''democráticas y
constitucionales''. O sea, como ocurrió en las revueltas de Mayo de 1968.
Entonces Francia estuvo al borde
de instaurar una poderosa revolución de izquierda, pero las madejas del
capitalismo se movieron rápidamente, aprovecharon fisuras en el movimiento y si
bien hicieron concesiones, recuperaron el control del país.
De acuerdo con los medios que
dieron sus puntos de vista a Prensa Latina, la segunda alternativa en el
horizonte es una negociación que logre equilibrar la balanza entre Gobierno y
Sindicatos.
Las discrepancias se concentran en las edades planteadas en
las reformas respecto al retiro (de 60 a 62 años) y para el cobro completo de
las jubilaciones (de 65 a 67 años). Sarkozy y su primer ministro, Francois
Fillon, reiteraron que no cederán.
Sin embargo, hay un pequeño margen para intentar contentar a
los gremios. Sólo que para muchos observadores, el conflicto sindical se
proyecta con las bases distanciadas en sus reclamos del accionar de sus líderes
nacionales más contemporizadores.
La estrategia en el porvenir no parece clara. Las
organizaciones de trabajadores decidirán pronto si además de la convocatoria a
manifestaciones el próximo sábado harán otra huelga la semana próxima.
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