miércoles, 15 de diciembre de 2010

DE LA PROPIEDAD Y OTROS EQUIVOCOS

Jorge Gómez Barata - http://moncadalectores.blogspot.com/2010/12/de-la-propiedad-y-otros-equivocos.html

Quien asuma la propiedad estatal como un invento marxista se equivoca como mismo es erróneo suponer que los liberales inventaron la propiedad privada, el mercado o el dinero. Aun cuando la humanidad adquiere conciencia del impacto de estas creaciones, a la vez motores del progreso y ejes de grandes debates e injusticias, no tiene a quien culpar excepto a sí misma. La historia de la propiedad, recuerda un palimpsesto sobre el cual se rescribe sin que los nuevos aportes borren completamente lo anterior.

En su esencia filosófica, la propiedad se refiere a un vínculo entre los individuos y las cosas, que evolucionó superponiéndose con la relación entre las personas. La propiedad, en sus diferentes formas fue primero un acto de posesión, luego de dominio y más tarde precepto sacralizado o demonizado por los estados, las leyes, las iglesias y las ideologías.

Por aparecer en épocas ágrafas, de lo cual no existen registros, se supone que las primeras manifestaciones de la propiedad tuvieron un carácter estrictamente personal referido a los bienes que cada individuo se agenciaba, que no compartía y que resultaban imprescindibles para sobrevivir: las pieles con que se cubrían, la lanza con que cazaban, la comida que obtenían, la cueva donde se guarecían y otras cuestiones análogas.

También de modo espontáneo apareció la exclusividad con que los clanes, las tribus, las familias y los propios individuos se posesionaron de la porción de tierra que necesitaban u ocupaban en la cual recolectaban, cazaban y sembraban y cuya defensa asumieron. De ahí que a la propiedad se le atribuya un origen natural, espontáneo, no perverso y que evoluciona con el hombre y junto con él se corrompe convirtiéndose en instrumento de diferenciación y dominación.

Según supuestos sustentados en estudios de antropología comparada, las diferentes civilizaciones llegaron a puntos de inflexión en los cuales la capacidad para allegar, cultivar o producir excedentes superó las necesidades; momento en que aparecieron el comercio, el intercambio y el dinero, produciendo una primitiva acumulación de la riqueza individual que dio lugar a intereses que al asociarse con el poder originaron las jerarquías, las clases sociales y el Estado.

Mediante guerras, conquistas y absorciones, en todas partes se produjeron ajustes territoriales que paulatinamente fueron concentrando territorios y poder hasta la formación de grandes e insaciables imperios que se apoderaban de nuevos territorios. En casi todas las civilizaciones se encuentran evidencias de que una parte de los espacios obtenidos eran repartidos como dádiva o botín, mientras la mayor parte quedaba como posesión de las estructuras de poder, dando lugar a una especie de patrimonio público y a primitivas formas de propiedad estatal.

Esos procesos, que maduraron a lo largo de miles de años, asociándose al fomento de las nacionalidades y las naciones, condujeron a la formación de los estados nacionales gobernados por castas reinantes que literalmente eran propietarias de los países y soberanos de las personas. Como alternativa a esa y otras realidades, aparecieron las doctrinas liberales, que reivindicaron la propiedad privada, los derechos económicos y tuvieron un éxito relampagueante, profundo y duradero.

La noción feudal sobre la propiedad tuvo su expresión más cabal en el siglo XV, cuando, las coronas europeas tomaron posesión de América convirtiendo al Nuevo Mundo en propiedad del estado español. La conquista y el colonialismo fueron mega confiscaciones de la propiedad de los pueblos originarios sobre el suelo que habitaban.

En las diferentes etapas por las que transitaron esos procesos en todas las culturas se crearon argumentos y se establecieron legislaciones y dogmas que justificaban y proporcionaban sustento ideológico a la propiedad privada y al poder, incluyendo la sacralización por vía de las religiones y las iglesias de lo cual el papel del papado en occidente y sus relaciones con las monarquías fue antológico. En los más antiguos códices, papiros y manuscritos se encuentran alusiones a la propiedad y su defensa, cosa que alcanza un acabado integral en códigos como los de Hammurabi y Napoleón, bases de la legislación moderna.

Uno de los más interesantes capítulos en la historia de la propiedad se relaciona con el comportamiento de los liberales norteamericanos.

A partir de 1620 los colonos británicos, como parte de una empresa privada, fundaron en Norteamérica 13 colonias sobre aproximadamente dos millones de kilómetros cuadrados, por los cuales no pagaron un centavo. Siglo y medio después aquellos asentamientos se convirtieron en los Estados Unidos que, mediante gestiones gubernamentales y con dinero público compraron Luisiana y Florida, razón por la cual cada pulgada de esos territorios fueron originalmente propiedad del Estado norteamericano que también “pagó” con dinero del Tesoro por Texas y otros espacios arrebatados a México. Como parte de su expansión territorial, el gobierno estadounidense confiscó las tierras de los pueblos originarios y luego las privatizó al entregarlas a los emigrantes europeos.

En honor a la verdad tanto los liberales que sostienen a ultranza la idea de la privatización de la tierra, el agua y otros bienes como también la errónea idea de que sólo el Estado debe poseer tales patrimonios, es ajena al devenir histórico y probablemente inviable. Tal vez sistemas políticos y modelos económicos que combinen las diferentes formas de propiedad de la tierra y los medios de producción sea más coherente con la naturaleza del fenómeno y con su evolución histórica. En cualquier caso: “La verdad es mezcla”.

La Habana, 14 de diciembre de 2010

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