viernes, 16 de marzo de 2012

500 engaños sobre Latinoamérica

Por Solange González Henott - http://otramerica.com/especiales/el-blog-de-la-ruta/500-enganos-sobre-latinoamerica/1635

Todos los procesos revolucionarios en América Latina fueron acompañados también, de las ideas de revolución en la cultura y las artes. Música, Pintura, Teatro; entre otros, se desarrollaron de la mano del avance popular. Grandes artistas, como el pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, fuertemente influenciado por una corriente indigenista, quien luego de un largo viaje por Argentina, Chile, Perú, Bolivia y Uruguay forjó una de sus obras más importantes: la serie Huacayñán -el camino del llanto- anterior a la La Edad de La Ira, donde los símbolos de la desesperación y la angustia de las atrocidades de las que Latinoamérica era testigo y víctima, quedaron plasmados en sus telas.

Guayasamín fue gran amigo de Pablo Neruda, el poeta chileno premio Nobel de literatura, cuya muerte ahora se investiga -ante las sospechas de poca 'naturalidad'- para determinar si fue obra de la dictadura de Augusto Pinochet, el "militar rastrero" que, traicionando a los propios, encabezó la defensa del modelo económico que se instauró en su gobierno y que sigue conspirando contra el pueblo chileno. 

Fue precisamente Neruda el inspirador de un homenaje hecho canción hacia él del cantautor argentino Atahualpa Yupanqui, que enriqueció con sus tonalidades campesinas la cultura, rescatando la música que se hacía lejos de los grandes escenarios, convirtiéndose en inspiración para muchos otros artistas como Daniel Viglietti en Uruguay, como Víctor Jara en Chile, como Amparo Ochoa en México, como Alí Primera en Venezuela, como Mercedes Sosa en Argentina y tantos otros, que no son propiedad de ningún país, para ser justos, sino parte de lo que riega la inspiración del latinoamericanismo.

"Cuando los compositores latinoamericanos lleguemos a ese rigor artístico, a la profundidad misma del por qué la canción, entonces creo que vamos a revolucionar totalmente la música", decía Jara en una entrevista en Perú, poco antes de ser cruelmente torturado hasta la muerte en Santiago de Chile, en el año 1973.

Esa forma de entender la expresión artística, al servicio de las luchas del continente, llevó de seguro al brasileño Augusto Boal a rediseñar, desde su gen, el teatro, repensándolo desde su raíz ideológica. Con su idea, transformó el escenario en una escuela pública que llamó el Teatro del Oprimido, inspirando al teatro peruano, por ejemplo, sacando el papel del "espectador" y proponiendo al público como protagonista también en obras que se presentan en la calle, en una feria, en el campo... 

“Nosotros pensamos que el teatro no sólo debe ser popular, sino que también debe serlo todo lo demás: especialmente el Poder y el Estado, los alimentos, las fábricas, las playas, las universidades, la vida”, afirmó alguna vez Boal.

Ni seis párrafos ni mil podrían mostrar todo lo que se ha hecho en América del Sur con esta perspectiva a lo largo de las décadas y siglos que constituyen su historia, mas, perseguía con esto poder contar sobre una obra de un valor poco dimensionado y conocido que, a mi parecer, es una lección de escuela que todo latino debería oir.

Se trata del radioteatro hecho en Ecuador hace unos 40 años por los hermanos José Ignacio y María López Vigil. Esta inmensa obra, llamada 500 engaños y basada en el libro de Eduardo Galeado, Las Venas Abiertas de América Latina, es un arma filosa, un peligro, un atentado contra la ignorancia que podría cambiarlo todo. Una maravilla sonora potente que nos cuenta la verdadera historia sudamericana en veinte capítulos de unos 28 minutos en promedio y de libre descarga para compartir con todo el mundo. Escuche: http://otramerica.com/especiales/el-blog-de-la-ruta/500-enganos-sobre-latinoamerica/1635

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