viernes, 30 de noviembre de 2012

El Estado palestino

Por Pablo Bilsky - http://www.redaccionrosario.com/nuevo/2012/11/30/el-estado-palestino/
El 29 de noviembre de 1947 la resolución 181 de ONU dio comienzo a la tragedia que todavía hoy padece el pueblo palestino. Otro 29 de noviembre, pero 65 años después, la mayoría de los países del mundo decidieron enmendar, en parte, aquella injusticia. Pese a que el daño ya está hecho y que, en muchos sentidos, es muy tarde, se abre ahora una nueva oportunidad para al menos encuadrar el conflicto dentro de los lábiles y ambiguos límites del maltratado derecho internacional.
El reconocimiento de la Asamblea General de la ONU es un tardío acto de justicia que permitirá al Estado palestino denunciar las agresiones de Israel ante la Corte Penal Internacional (CPI), pero no aliviará a su pueblo del bloqueo ni la ocupación.
Para llegar a esta decisión, los países que apoyaron a Palestina debieron soportar fuertes presiones de Estados Unidos y Gran Bretaña, que intentaron forzar a los palestinos a comprometerse a no denunciar al Estado de Israel ante la CPI.
La decisión dela ONU intenta reparar los efectos nefastos de la resolución 181, e invita a reflexionar sobre la historia del conflicto palestino-israelí desde su origen.
En su libro El conflicto palestino-israelí, el sociólogo, docente y periodista Pedro Brieger menciona que hacia mediados de la década de los ochenta surgen en Israel un grupo de jóvenes historiadores y sociólogos que cuestionan la versión oficial sobre la creación del Estado de Israel y dan a conocer una serie de documentos, muchos de ellos oficiales, que echan por tierra los mitos y las mentiras en que se basa la historia oficial.
Benny Morris, Ilan Pappé, Tom Sagev y Avi Shlain dan cuenta de la verdadera historia de la creación del Estado de Israel, y marcan una diferencia muy clara entre sionismo, judaísmo y Estado de Israel, una de las tantas confusiones alimentadas y alentadas para dificultar la comprensión del conflicto.
Judíos de todo el mundo militan hoy activamente para hacer visible una separación clara y tajante entre la milenaria sabiduría del pueblo judío, por un lado, y el movimiento sionista, de raíz europea, colonialista, nacionalista y, en muchas de sus manifestaciones, laico, por el otro.
El Estado de Israel es resultado de este movimiento sionista, y respetados intelectuales, científicos y líderes espirituales judíos (Martín Buber, Primo Levi, Yeshayahu Leibowitz, Albert Einstein, Rudolf Bkouche, Judas Magner, Benjamín Cohen, Hannah Arendt, Amram Blau, por sólo mencionar algunos ejemplos) han denunciado las políticas del Estado de Israel como contrarias al espíritu, la tradición y las enseñanzas del pueblo judío.
“Los sionistas han demostrado ser irresponsables, extendiendo su dominio sobre zonas de la Tierra Santa habitadas por árabes, y por consiguiente haciendo que todo el mundo árabe entre en conflicto con la comunidad judía”, señaló el rabino Amram Blau según cita Yakov M. Rabkin en su nota La ONU tiene poco que celebrar el 29 de noviembre, publicada en el sitio Argenpress el 27 de noviembre de 2012. Rabkin, historiador y docente judío que vive en Canadá, es autor del libro Contra el Estado de Israel. Historia de la oposición judía al sionismo, publicado en Buenos Aires en 2008. Originalmente editado en francés en 2004, este libro ha sido traducido a siete idiomas, y fue nominado al Governor General’s Literary Award de Canadá (2006), y al premio Hetch de Israel (2008), que se concede a obras sobre el sionismo.
Al igual que Rabkin, Benny Morris, Ilan Pappé, Tom Sagev y Avi Shlain se animaron a desnudar “las mentiras oficiales”, y en su momento produjeron un escándalo y una ola de rechazos en Israel. “Estos académicos revisaron exhaustivamente documentos oficiales y secretos, y encontraron que en los más altos niveles gubernamentales se había discutido –y ocultado al público durante años– los alcances de las atrocidades cometidas, que incluían masacres, violaciones y vejaciones de todo tipo”, señala Brieger en El conflicto palestino-israelí.
El autor menciona que en 1994 Benny Morris declaró a un diario israelí: “Nos mintieron, ocultaron la verdad, barrieron datos debajo de la alfombra”.
Estos nuevos historiadores dan cuenta de la historia de Palestina antes de la creación del Estado de Israel. Tras la caída del Imperio Otomano (conocido también como Imperio Turco) después de la Segunda Guerra Mundial, las potencias europeas colonialistas se dividen sus restos. Palestina, que desde hacía siglos formaba parte del Imperio Otomano, pasa a manos de Inglaterra. Paralelamente, en Europa, desde fines del siglo XIX, va creciendo el movimiento sionista. Sus fundadores, afirma Brieger, “consideraban que la única manera de eliminar el antisemitismo era mediante la concentración de todos los judíos del mundo en un mismo Estado”.
Brieger hace hincapié en que el sionismo “nació en una época de expansión del capitalismo y de apropiación de las colonias por parte de las principales potencias europeas, con las cuales se relacionó porque necesitaba el apoyo de una gran potencia para conseguir ese territorio que no habitaban”.
Esta última afirmación de Brieger –“territorio que no habitaban”– es clave para desmontar mitos que dificultan la comprensión del actual conflicto palestino-israelí.
Porque más allá de la presencia en la zona, desde tiempos bíblicos, de judíos, árabes, griegos, egipcios, persas y otros pueblos de la antigüedad, la pregunta indispensable para comenzar a pensar el conflicto es quiénes habitaban Palestina cuando se decide la creación del Estado de Israel.
Todos los documentos y los datos demográficos disponibles demuestran, en forma irrefutable, que si bien el pueblo judío tiene innegables raíces religiosas, históricas y culturales en el suelo de Palestina, hacia fines del siglo XIX y principios del siglo XX la población árabe era amplia mayoría con respecto a los judíos en ese territorio.
En 1917, “los judíos eran apenas el 10 por ciento de la población de Palestina”, asegura Brieger en El conflicto palestino-israelí.
Según demuestran los historiadores israelíes había poblaciones judías en todo Medio Oriente, en Egipto, Siria, Líbano, Persia, por ejemplo. Hacía siglos que esas poblaciones convivían con pueblos árabes. La población judía de Palestina, escasa hacia comienzos del siglo XX, era uno más de estos antiguos enclaves que no habían tenido grandes conflictos con los árabes.
El autor menciona que desde fines del siglo XIX y durante las primeras décadas del siglo XX llegaron a Palestina grandes oleadas migratorias de judíos europeos. Provenían de Europa central, pertenecían a la rica cultura yiddish y poco tenían en común con los judíos que habitaban Palestina.
A principios del siglo XX, asegura Brieger, había unos 80 mil judíos en Palestina. Hacia 1947, cuando la ONU decidió la partición del territorio, había unos 650 mil judíos en ese territorio. En 1948, al momento de nacer el Estado de Israel, unos 600 mil árabes habitaban allí. Pocos años después, señala el autor, sólo quedaban 100 mil árabes.
La gran pregunta es qué sucedió con esos árabes. Es una de las claves del conflicto. Se calcula en más de 400 mil los árabes expulsados desde 1948.
El escritor y sobreviviente del Holocausto Primo Levi consideró que “el mayor problema del sionismo” era que el territorio palestino “no estaba vacío” en el momento de la fundación del Estado de Israel. Según cuenta Levi, en una ocasión, durante una conferencia en Nueva York ante una audiencia judía, esta afirmación suya provocó un tumulto: “Cuando empecé a explicar que consideraba Israel un error en términos históricos, se armó un gran alboroto y el moderador tuvo que suspender el acto”, señaló Levi, según cita Gonzalo Álvarez Chillida en su artículo ¿La izquierda antisemita? Un comentario crítico a Taguieff, en la revista Illes i Imperis, 2006.
No es excepcional la bronca que causó Levi con su postura. “El territorio Palestino no estaba vacío”, dijo Levi, y de esta manera echó por tierra y desmintió el principal argumento que habían utilizado los sionistas para que los judíos de Europa emigraran a Palestina y no a otros lugares del mundo: “Una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”, afirmaban los sionistas, negando así la existencia de los árabes que vivían en Palestina.
¿Qué pasó con los árabes que estaban en Palestina a principios del siglo XX? ¿Qué pasó con sus casas, sus pueblos, sus caminos, sus sembradíos, mezquitas y cementerios?
La respuesta de los historiadores y sociólogos revisionistas israelíes, avalada por profusa documentación, avalada además por resoluciones dela ONU y aceptada por judíos y ciudadanos de Israel no sionistas es clara, triste y contundente: fueron expulsados, en muchos casos masacrados, por los sionistas, que recurrieron a métodos terroristas para apropiarse de los territorios. Todavía hoy los palestinos exhiben las llaves de sus antiguos hogares, y sus títulos de propiedad. Lo hacen mientras cuentan cómo fueron asesinados sus familiares, y cómo sus casas y sus pueblos fueron literalmente arrasados.
Uno los muchos mitos que estos historiadores revisionistas desmontan es aquel que señala que el problema entre árabes e israelíes “es un conflicto milenario”.
Leyendo los trabajos de Benny Morris, Ilan Pappé, Tom Sagev y Avi Shlain queda claro que, si bien las relaciones entre judíos, cristianos y musulmanes han pasado a lo largo de la historia por distintas etapas de paz y guerras, las raíces del actual conflicto pueden encontrarse en tiempos mucho más cercanos.
Brieger desmiente en forma tajante la versión oficial de los sionistas, que afirma que los árabes abandonaron el territorio de Palestina, y da cuenta de una larga de lista de masacres perpetradas contra la población árabe que vivía allí hacía siglos.
Pappé acuñó un término muy esclarecedor para calificar el proceso de expulsión de los árabes de su territorio: “limpieza étnica”.
En su libro La limpieza étnica de Palestina el historiador israelí recurre a una impactante cantidad de documentos oficiales para describir el plan sistemático de expulsión y exterminio con el objetivo de “desarabizar” el territorio para convertirlo en una tierra exclusivamente para judíos. Allí se describe el aterrador Plan Dalet y la masacre de Dir Yassin, entre otras atrocidades.
“La definición general de en qué consiste una limpieza étnica se aplica casi palabra por palabra al caso Palestina. Desde este punto de vista, el relato de lo ocurrido en 1948 emerge como un capítulo libre de complicaciones, aunque en ningún sentido simple o secundario, de la historia del expolio de Palestina”, señala Pappé en el prefacio de La limpieza étnica de Palestina.
Por eso el 29 de octubre es una fecha clave y de gran valor simbólico.
El 29 de noviembre de 1947 la Asamblea General de las Naciones Unidas, reunida en Nueva York, aprobó la Resolución 181, que recomendaba un plan para resolver el conflicto entre judíos y árabes en la región de Palestina, que se encontraba en esos momentos bajo administración británica. La decisión dela OEA fue altamente lesiva a los intereses árabes, que perdieron territorio pese a que su población era mayoritaria y pese a estar asentados en esa tierra desde hacía siglos.
Antes de 1947, las milicias sionistas ya venían esmerilando el poder colonialista británico con actos de terrorismo, entre los que se recuerda la voladura del hotel King David de Jerusalén, con un saldo de 88 víctimas civiles inocentes. Menájem Beguin y Yitzahak Shamir planearon ese atentado. Ambos ocuparon luego el cargo de primer ministro de Israel.
El plan de partición votado en la ONU el 29 de noviembre de 1947 proponía dividir la parte occidental del Mandato en dos Estados, uno judío y otro árabe, con un área, que incluía Jerusalén y Belén, bajo control internacional. La incapacidad del gobierno de Inglaterra para llevar a cabo este plan, y la obvia negativa de los países árabes de la región a aceptarlo, tuvo como primera consecuencia la guerra árabe-israelí de 1948. Sus efectos todavía se hacen notar hoy día.
“Aunque los judíos eran la minoría, la partición los favoreció claramente, ya que les otorgó el 56 por ciento del territorio, mientras que a los árabes les fue asignado apenas un 43 por ciento”, afirma Brieger. Los datos son irrefutables en este sentido: en 1947, los árabes eran el 60 por ciento de la población y eran dueños del 92 por ciento de la tierra. Los judíos constituían apenas el 30 por ciento de la población y eran dueños del 8 por ciento de la tierra.
“Es el comienzo de una gran tragedia. Nunca habrá paz”, dijeron los árabes apenas se conoció la resolución 181 de la ONU.
Pero no sólo los árabes consideran que la resolución de la ONU de 1947 abrió las puertas a la tragedia que todavía no termina. Judíos de todo el mundo se pronunciaron entonces y continúan haciéndolo en el mismo sentido. El tiempo les viene dando la razón. El reconocimiento de Palestina como Estado observador no miembro ayuda a esclarecer de qué lado está la verdad y la justicia, pero no mitiga el bloqueo a Palestina.
Las decisiones e indecisiones de la ONU, el accionar colonialista de las potencias extranjeras en el siglo XIX, y las presiones de Estados Unidos y de esas mismas potencias para que no se juzguen crímenes cometidos están en el origen del sufrimiento del pueblo palestino.
“Si Israel no es culpable de cometer crímenes de guerra o contra la humanidad no debería temer nada y, si los ha cometido, entonces debería ser juzgado”, señaló Hanan Ashraui, miembro del Comité Ejecutivo dela Organización para la Liberaciónde Palestina (OLP).
En el ensayo El texto, tierra de nuestro hogar, el crítico literario y erudito judío George Steiner contrasta las más antiguas tradiciones del pueblo judío con el actual Estado de Israel: “En el manifiesto fundacional y secular del sionismo, el Judenstaat de Herzl, el lenguaje y la visión imitan orgullosamente al nacionalismo de Bismarck. Israel es una nación en grado máximo: vive armada hasta los dientes. Para sobrevivir día a día, ha obligado a otros hombres a vivir sin hogar, los ha convertido en seres serviles, desheredados (durante dos milenios, la dignidad del judío consistía en ser demasiado débil para hacer que otro ser humano viviese de forma tan inhóspita y difícil como él mismo). Las virtudes de Israel son las de la sitiada Esparta. Su propaganda, su retórica del autoengaño son tan desesperadas como las de cualquier nacionalismo de la historia. Bajo una presión externa e interna, la lealtad se ha atrofiado dando paso al patriotismo, y el patriotismo ha dado paso al chovinismo”.
Muchos siglos antes, uno de los más venerados sabios judíos había hallado una síntesis difícil de superar: “Lo que quieras para ti no lo hagas a tu vecino. Esto es toda la Torá. El resto son comentarios”, señaló el rabino Hillel (70 a.C-10 d. C), también llamado el Viejo o el Sabio.








































miércoles, 28 de noviembre de 2012

¿Se calientan las calles?

por: Camilo Katari * - http://www.la-epoca.com.bo/index.php?opt=front&mod=detalle&id=2173 

movLas recientes movilizaciones en la Argentina, muy similares a lo acontecido en Bolivia en los años 2008 y 2012, forman un conjunto de acciones cuyo eje vertebrador son los discursos elaborados en los medios de comunicación.

La militancia política que han asumido los medios de comunicación en Sud América es tan evidente que ningún argumento puede demostrar lo contrario. Los titulares son los discursos condensados de la ideología de la restauración neoliberal.

Es verdad que existe, a nivel continental una estrategia para desestabilizar los gobiernos progresistas, el análisis de Walter Goobar es un aporte que aclara bastante este panorama. La estrategia diseñada en el norte, para ser efectiva, debe contar con operadores locales y para el caso boliviano tenemos una variada conformación de estos actores, algunos muy conscientes de su tarea y otros más bien manipulados por el entorno comunicacional.

Durante los años de dictadura, la prensa y muchas radios ganaron la confianza de la población debido a su posicionamiento del restablecimiento de la democracia como sistema político, a la par de esta legitimación los movimientos sociales también asumieron una defensa del sistema democrático y en los momentos de la crisis de Estado (2000, 2003 y 2008).

Ese posicionamiento lo mantuvo frente a las propuestas que buscaban una salida violenta y antidemocrática; en esos momentos salieron a la luz pública las tendencias políticas de los diferentes medios de comunicación y un trabajo coordinado que acrecienta su influencia. Los medios tienen por objetivo fijar agendas y personajes y lo hacen construyendo escenarios donde confluyen los libretos y todos los actores.

Las diferentes protestas que cotidianamente recorren nuestras calles y caminos, no son manifestaciones espontáneas de la población, sino que obedecen a un cuidadoso plan. Un ejemplo es la protesta de los propietarios de medios de transporte y de algunos gremios dedicados al comercio, que mantienen su protesta pese a que el proyecto de ley ha sido enviado al tribunal que según los preceptos constitucionales se pronunciará al respecto.

Si esto es así ¿por qué perjudicar a la población con un paro? La única explicación posible es que el objetivo es crear malestar, en otras palabras “calentar la calle” como señala Gene Sharp en su manual del Golpe Suave.

Los bolivianos durante siglos hemos estado acostumbrados a mirarnos el ombligo y los medios nos han machacado hasta el cansancio que somos un país “aislado”, nos hemos creído estas ideas, pero no es así; hoy somos el centro de atención de los centros de decisión política y económica porque hemos resuelto hacer las cosas de diferente manera, a nuestro estilo, según nuestros usos y costumbres, esto debilita mundialmente a los centros de poder económico y político.

En este cambio de actitud estatal no estamos solos, compartimos las ideas y acciones con los gobiernos de la Argentina, Brasil, Ecuador y Uruguay, por eso lo que ocurra en estos países hermanos también nos afecta.

En este escenario, especialmente en el cono sur, no podemos olvidar que durante las dictaduras militares existió una organización del miedo y de la muerte: el Plan Cóndor que tenía su instrumento ideológico en la tenebrosa Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) que nunca ha dejado de estar activa.

No son pues puras coincidencias las protestas escalonadas que ocurren en nuestros países son los intentos de restauración de los viejos estados dependientes. Y ante esa reiterada intención conspiradora, no debemos dormir, todo lo contrario, debemos mantenernos en vigía a lado de nuestros pueblos.

* Camilo Katari, es escritor e historiador potosino

sábado, 24 de noviembre de 2012

La violencia de género y el amor romántico

Por Coral Herrera Gómez - http://www.lr21.com.uy/comunidad/1075958-la-violencia-de-genero-y-el-amor-romantico#.ULArC_9ECNo.twitter

Obra de Marc Chagall

El amor romántico es la herramienta más potente para controlar y someter a las mujeres, especialmente en los países en donde son ciudadanas de pleno derecho y donde no son, legalmente, propiedad de nadie. Son muchos los que saben que combinar el cariño con el maltrato hacia una mujer sirve para destrozar su autoestima y provocar su dependencia, por lo tanto utilizan el binomio maltrato-buen trato para enamorarlas perdidamente y así poder domarlas.

Un ejemplo de ello es Kalimán, padrote mexicano que explica cómo logra prostituir a sus mujeres: elige a las más pobres y necesitadas, preferentemente a aquellas que están deseando salir del infierno hogareño en el que viven, o aquellas que necesitan urgentemente cariño porque se encuentran aisladas socialmente. Los padrotes siguen su guión a la perfección: primero las colma de amor, atenciones y regalos durante dos meses, haciéndoles creer que es la mujer de su vida y que siempre tendrá dinero disponible para sus necesidades y caprichos. Después la mete unos días en un prostíbulo para que “le hagan terapia” las muchachas; si ella se resiste, patalea, se enfada, lo mejor es dejar que se le pase sola. Jamás pedirle perdón. Es necesario que sufra hasta que su orgullo se desmorone y se ponga de rodillas, aceptando la derrota. El macho debe mantenerse firme, mostrar su desprecio, marcharse en los momentos de rabia máxima, y nunca apiadarse de las lágrimas de su esposa. Esta técnica les asegura que ellas accedan a sus deseos y trabajen para él en la calle o en puticlubs; la mayoría de ellas no tienen a dónde ir, y según ellos, una vez que prueban el lujo ya no quieren volver a su pobreza.

Este relato de horror es muy común en el mundo entero. No solo proxenetas y chulos, sino también numerosos novios y maridos tratan a las mujeres como yeguas salvajes que hay que domesticar para que sean fieles, sumisas y obedientes. Muchos siguen creyendo que las mujeres nacieron para servir o para amar a los hombres. Y muchas mujeres lo seguimos creyendo también.

“Por amor” las mujeres nos aferramos a situaciones de maltrato, abuso y explotación. “Por amor” nos juntamos con tipos horrendos que al principio parecen príncipes azules, pero que luego nos estafan, se aprovechan de nosotras, o viven a costa nuestra. “Por amor” aguantamos insultos, violencia, desprecio. Somos capaces de humillarnos “por amor”, y a la vez de presumir de nuestra intensa capacidad de amar. “Por amor” nos sacrificamos, nos dejamos anular, perdemos nuestra libertad, perdemos nuestras redes sociales y afectivas. “Por amor” abandonamos nuestros sueños y metas, “por amor” competimos con otras mujeres y nos enemistamos para siempre, “por amor” lo dejamos todo…

Este “amor”, cuando nos llega, nos hace mujeres de verdad, nos dignifica, nos hace sentir puras, da sentido a nuestras vidas, nos da un status, nos eleva por encima del resto de los mortales. Este “amor” no es solo amor: también es la salvación. Las princesas de los cuentos no trabajan: son mantenidas por el príncipe. En nuestra sociedad, que te amen es sinónimo de éxito social, que un hombre te elija te da valor, te hace especial, te hace madre, te hace señora.

Este “amor” nos atrapa en contradicciones absurdas “debería dejarle, pero no puedo porque le amo/porque con el tiempo cambiará/porque me quiere/porque es lo que hay”. Es un “amor” basado en la conquista y la seducción, y en una serie de mitos que nos esclavizan, como el de “el amor todo lo puede”, o “una vez que encuentras a tu media naranja, es para siempre”. Este “amor” nos promete mucho pero nos llena de frustración, nos encadena a seres a los que damos todo el poder sobre nosotras, nos somete a los roles tradicionales, y nos sanciona cuando no nos ajustamos a los cánones establecidos para nosotras.

Este “amor” nos convierte  también en seres dependientes y egoístas, porque utilizamos estrategias para conseguir lo que anhelamos, porque nos enseñan que una da para recibir, y porque esperamos que el otro “abandone el mundo” del mismo modo que nosotras lo hacemos. Es tanto el “amor” que sentimos que nos convertimos en seres amargados que vomitan diariamente reproches y  reclamos.  Si alguien no nos ama como amamos nosotras, este “amor” nos hace victimistas y chantajistas (“yo que lo doy todo por ti”). Este “amor” nos lleva a los infiernos cuando no somos correspondidas, o cuando nos son infieles, o cuando nos abandonan: porque cuando nos hemos dado cuenta, estamos solas en el mundo, alejadas de amigas y amigos, familiares o vecinos, pendientes de un tipo que se cree con derecho a decidir por nosotras.

Por eso este “amor” no es amor. Es dependencia, es necesidad, es miedo a la soledad, es masoquismo, es una utopía colectiva, pero no es amor.

Amamos patriarcalmente: el romanticismo patriarcal es un mecanismo cultural para perpetuar el patriarcado, mucho más potente que las leyes: la desigualdad anida en nuestros corazones. Amamos desde el concepto de propiedad privada y desde la base de la desigualdad entre hombres y mujeres. Nuestra cultura idealiza el amor femenino como un amor incondicional, abnegado, entregado, sometido y subyugado. A las mujeres se nos enseña a esperar y a amar a un hombre con la misma devoción que amamos a Dios o esperamos a Jesucristo.

A las mujeres nos han enseñado a amar la libertad del hombre, no la nuestra propia. Las grandes figuras de la política, la economía, la ciencia o el arte han sido siempre hombres. Admiramos a los hombres y les amamos en la medida en que son poderosos; las mujeres privadas de recursos económicos y propiedades necesitan hombres para poder sobrevivir.

La desigualdad económica por razones de género nos lleva a la dependencia económica y sentimental de las mujeres. Los hombres ricos nos resultan atractivos porque tienen dinero y oportunidades, y porque nos han enseñado desde pequeñas que la salvación está en encontrar un marido. No nos han enseñado a luchar por la igualdad para que tengamos los mismos derechos, sino a estar guapas y  conseguir a alguien que te mantenga, te quiera y te proteja, aunque para ello tengas que quedarte sin amigas, aunque tengas que juntarte a un hombre violento, desagradable, egoísta o sanguinario. El ejemplo más claro lo tenemos en los capos de los narcos: tienen todas las mujeres que quieren, tienen todos los coches, droga, tecnología que desean, tienen todo el poder para atraer a muchachas solas y sin recursos ni oportunidades.

Esta desigualdad estructural  que existe entre mujeres y hombres se perpetúa a través de la cultura y la economía. Si gozásemos de los mismos recursos económicos y pudiésemos criar a nuestros bebés en comunidad, compartiendo recursos, no tendríamos relaciones basadas en la necesidad; creo que nos amaríamos con mucha más libertad, sin intereses económicos de por medio. Y disminuiría drásticamente el número de adolescentes pobres que creen que embarazándose van a asegurarse el amor del macho, o al menos una pensión alimenticia durante veinte años de su vida.

A los hombres también los enseñan a amar desde la desigualdad. Lo primero que aprenden es que cuando una mujer se casa contigo es “tu mujer”, algo parecido a “mi marido” pero peor. Los varones tienen dos opciones: o se dejan querer desde arriba (machos alfa), o se arrodillan ante la amada en señal de rendición (calzonazos). Los hombres parecen mantenerse tranquilos mientras son amados, ya que la tradición les enseña que ellos no deben darle demasiada importancia al amor en sus vidas, ni dejar que las mujeres le invadan todos los espacios, ni expresar en público sus afectos.

Toda esta contención se rompe cuando la esposa decide separarse e iniciar sola su propio camino. Como en nuestra cultura vivimos el divorcio como un trauma total, las herramientas de las que disponen los varones son pocas: pueden resignarse, deprimirse, autodestruirse (algunos se suicidan, otros se enzarzan en alguna pelea a muerte, otros conducen a toda velocidad en sentido contrario), o reaccionar con violencia contra la mujer que dicen amar.  Ahí es cuando entra en juego la maldita cuestión del “honor”, el máximo exponente de la doble moral: los hombres de manera natural persiguen hembras, las hembras deben morir asesinadas si acceden a sus deseos. Para los hombres tradicionales, la virilidad y el orgullo están por encima de cualquier meta: se puede vivir sin amor, pero no sin honor.

Millones de mujeres mueren a diario por “crímenes de honor” a manos de sus maridos, padres, hermanos, amantes, o por suicidio (obligadas por sus propias familias). Los motivos: hablar con un hombre que no sea tu marido, ser violada, o querer divorciarse. Un solo rumor puede matar a cualquier mujer. Y estas mujeres no pueden emprender una vida propia fuera de la comunidad: no tienen dinero, no tienen derechos, no son libres, no pueden trabajar fuera de casa. No hay forma de escapar.

Las mujeres que sí gozan de derechos, sin embargo, también se ven atrapadas en sus relaciones matrimoniales o sentimentales. Mujeres pobres y analfabetas, mujeres ricas y cultivadas: la dependencia emocional femenina no distingue entre clases sociales, etnias, religiones, edad u orientación sexual. Son muchas en todo el planeta las mujeres que se someten a la tiranía del “aguante por amor”.

El amor romántico es, en este sentido, una herramienta de control social, y también un anestesiante. Nos lo venden como una utopía alcanzable, pero mientras vamos caminando hacia ella, buscando la relación perfecta que nos haga felices, nos encontramos con que el mejor modo de relacionarse es perder la libertad propia, y renunciar a todo con tal de asegurar la armonía conyugal.

En esta supuesta “armonía”, los hombres tradicionales desean esposas tranquilas que les amen sin pedir nada (o muy poco) a cambio. Cuanto más deteriorada sienten las mujeres su autoestima, más se victimizan, y más dependientes son. Por lo tanto, más les cuesta entender que el amor de verdad no tiene nada que ver con la sumisión, ni con el sacrificio, ni con el aguante.

Hacienda, la Iglesia, los Bancos, la televisión, etc penalizan la soltería y promueven el matrimonio heterosexual, así que parece que estamos obligadas a ser felices o a ir contracorriente. Cuando el amor acaba o se rompe lo vivimos como un fracaso y como un trauma: nos entra miedo, sensación de desamparo, de soledad, nos atacan las angustias al vernos solos y solas en un mundo tan individualista. Cuando nos dejan o dejamos a nuestra pareja, muchos nos desesperamos completamente: gritamos, pataleamos, chantajeamos, victimizamos, culpabilizamos, amenazamos.

No tenemos herramientas para asumir las pérdidas. No sabemos separar nuestros caminos, no sabemos tratar con cariño al que se quiere alejar de nosotros o al que ha encontrado nueva pareja. No sabemos cómo gestionar las emociones: por eso es tan frecuente el cruce de amenazas, insultos, reproches, venganzas,  y putadas entre los cónyuges.

Y por eso, también, tantas mujeres son castigadas, maltratadas y asesinadas cuando deciden separarse y reiniciar su vida. La cantidad de hombres que no poseen herramientas para enfrentarse a una separación es mucho mayor: desde niños aprenden que deben ser los reyes, y que los conflictos se solucionan con violencia. Si no lo aprenden en casa, lo aprenden en televisión: sus héroes hacen justicia mediante la violencia, imponiendo su autoridad. Sus héroes no lloran, a no ser que consigan su objetivo (como ganar una copa de fútbol).

Lo que nos enseñan en las películas, cuentos, novelas, series de televisión es que las chicas de los héroes esperan con paciencia, los adoran y los cuidan, y están disponibles para entregarse al amor cuando ellos tengan tiempo. Las chicas de la publicidad ofrecen su cuerpo como mercancía, las chicas buenas de las pelis ofrecen su amor como premio a la valentía masculina. Las chicas buenas no abandonan a sus esposos. Las chicas malas que se creen dueñas de su cuerpo y su sexualidad, que se creen dueñas de su propia vida, o que se rebelan, siempre se llevan su castigo merecido (la cárcel, enfermedad, ostracismo social o muerte).

A las chicas malas no solo las odian los hombres, sino también las mujeres buenas, porque desestabilizan todo el orden “armonioso” de las cosas cuando toman decisiones y rompen con ataduras. Los medios de comunicación a menudo nos presentan los casos de violencia contra las mujeres como crímenes pasionales, y justifican los asesinatos o la tortura con expresiones como esta: “ella no era una persona muy normal”, “el había bebido”, “ella ya estaba con otra persona”, “él cuando se enteró enloqueció”. Y si la mató, fue porque “algo habrá hecho”. La culpa entonces recae sobre ella, y la víctima es él. Ella metió la pata y merece un castigo, él merece vengarse para calmar su dolor y reconstruir su orgullo.

La violencia es un componente estructural de nuestras sociedades desiguales, por eso es necesario que el amor no se confunda con posesión, del mismo modo que no debemos confundir la guerra con “ayuda humanitaria”. En un mundo donde utilizamos la fuerza para imponer mandatos y controlar a la gente, donde ensalzamos la venganza como mecanismo para gestionar el dolor, donde utilizamos el castigo para corregir desviaciones y la pena de muerte para reconfortar a los agraviados, se hace necesario más que nunca que aprendamos a querernos bien.

Es vital que entendamos que el amor ha de estar basado en el buen trato y en la igualdad. Pero no solo hacia el cónyuge, sino hacia la sociedad entera. Es fundamental establecer relaciones igualitarias en las que las diferencias sirvan para enriquecernos mutuamente, no para someternos unos a otros. Es también esencial empoderar a las mujeres para que no vivamos sujetas al amor, y también enseñar a los hombres a gestionar sus emociones para que puedan controlar su ira, su impotencia, su rabia, y su miedo, y para que entiendan que las mujeres no somos objetos personales, sino compañeras de vida. Además, debemos proteger a los niños y las niñas que sufren en casa la violencia machista, porque han de soportar la humillación y las lágrimas de su heroína, mamá, porque han de aguantar los gritos, los golpes y el miedo, porque han de vivir aterrorizados, porque se quedan huérfanos, porque su mundo es un infierno.

Es urgente acabar con el terrorismo machista: en España ha matado a más personas que el terrorismo de ETA. Sin embargo,  la gente se indigna más ante el segundo, sale a la calle a protestar contra la violencia, cuida a sus víctimas. El terrorismo machista se considera una cuestión personal que afecta a determinadas mujeres, por eso mucha gente que oye gritos de auxilio no reacciona, no denuncia, no interviene. Echando un vistazo a las cifras podremos darnos cuenta de que lo personal es político, y también económico: la crisis acentúa el terror,pues muchas no pueden plantearse separarse, y el divorcio queda para las parejas que puedan permitírselo económicamente. Una prueba de ello es que ahora se denuncian menos casos y en ocasiones las mujeres se echan para atrás; con las tasas judiciales aprobadas en España, las mujeres más humildes ni se van a plantear ir a denunciar: apelar a la justicia es cosa de ricas.

Es urgente  trabajar con hombres (prevención y tratamiento) y proteger a las mujeres y a sus hijos/as.Debemos empoderar a las mujeres, pero debemos trabajar también con los hombres, si no toda lucha será en vano. Es necesario promover las políticas públicas para que tengan un enfoque de género integral, y es necesario que los medios ayuden a generar un rechazo generalizado hacia esta forma de terror instalado en tantos hogares del mundo.

Es necesario un cambio social y cultural , económico y sentimental. El amor no puede estar basado en la propiedad privada,  y la violencia no puede ser una herramienta para solucionar problemas. Las leyes contra la violencia de género son muy importantes, pero han de ir acompañadas de un cambio en nuestras estructuras emocionales y sentimentales. Para que ello sea posible, tenemos que cambiar nuestra cultura y promover otros modelos amorosos que no estén basados en luchas de poder para dominarnos o someternos. Otros modelos femeninos y masculinos que no estén basados en la fragilidad de unas y la brutalidad de otros.

Tenemos que aprender a romper con los mitos, a deshacernos de las imposiciones de género, a dialogar, a disfrutar de la gente que nos acompaña en el camino, a unirnos y separarnos en libertad, a tratarnos con respeto y ternura, a asimilar las pérdidas, a construir relaciones bonitas. Tenemos que romper con los círculos de dolor que heredamos y reproducimos inconscientemente, y tenemos que liberar a mujeres, a los hombres y a los que no son ni una cosa ni otra, del peso de las jerarquías, de la tiranía de los roles, y de la violencia.

Tenemos que trabajar mucho para que el amor se expanda y la igualdad sea una realidad, más allá de los discursos. Por eso este texto está dedicado a todas las mujeres y hombres que luchan contra la violencia de género en todos los puntos del planeta: grupos de mujeres contra la violencia, grupos de autorreflexión masculina, autores/as que investigan y escriben sobre este fenómeno, artistas que trabajan por visibilizar esta lacra social, políticos/as que trabajan para promover la igualdad, activistas que salen a la calle a condenar la violencia, maestros y profesoras que hacen su labor de sensibilización en las aulas, ciberfeministas que juntan firmas para visibilizar los asesinatos e impulsar leyes, líderes y lideresas que trabajan en las comunidades para erradicar el maltrato y la discriminación de las mujeres. La mejor forma de luchar contra la violencia es acabar con la desigualdad y el machismo: analizando, visibilizando, deconstruyendo, denunciando y reaprendiendo junt@s.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Cómo funciona el control mental con las noticias

Por Manuel Freytas (*) - http://www.matrizur.org/index.php?option=com_content&view=article&id=24405:como-funciona-el-control-mental-con-las-noticias&catid=49:comunicacion-popular 

En el sistema (nivelado como "mundo único"), sólo un minoría elabora  (y consume) análisis o interpretaciones sobre los acontecimientos que se suceden en el planeta.

A nivel masivo, las "noticias" o la "información" publicada se sintetizan en títulos, volantas, y párrafos cortos  que se resumen en sí mismos.Nacen y mueren a la misma velocidad de la lectura.

No hay contexto, no hay historia, no hay relación ni causalidad entre acontecimiento y acontecimiento, y, las noticias, como las imágenes, sólo se fijan (y quedan) en la retina mientras las miramos, las leemos o las escuchamos.

Para las agencias, diarios y grandes cadenas mediáticas (locales o internacionales), este formato de "consumo" es lo ideal.

La gente, dicen sus ejecutivos, siempre anda apurada. Y les hacemos el mundo fácil y simple de digerir.

Así se niveló mundialmente la comunicación "express", la información de "consumo rápido", solo títulos, párrafos cortos, hechos memorizados fáciles de digerir y recordar.

Y el "gran público" (el demandante masivo de información "express") se acostumbró a asimilar información "suelta" (sin porqué ni para qué) y sin analizar ni reflexionar sobre su autenticidad y origen.

Fácil y cortito, es la fórmula impuesta. Una especie de "mundo de eslóganes", que el "gran público" repite como un loro electrónico en su vida privada, en su trabajo, y en todos los chats y redes sociales donde le dejan inscribirse.

Y la información "express", nivelada y manipulada a escala global, creó un mundo a su imagen y semejanza: El mundo de los "opinadores" compulsivos programados por los eslóganes sueltos de las noticias "express".

Y como emergente lógico, la función de la reflexión y el análisis (natural del humano), fue reemplazada por el "comentario" sin sostén, y por la especulación con los rumores y las teorías conspirativas sin fundamento racional.

Hay una primera explicación técnica: La función del periodismo del sistema no es promover el conocimiento (la comprensión razonada) de la noticia, sino promover el "debate" sin reglas, la discusión irracional y esquizofrénica (sin análisis ni información procesada) de los títulos difundidos como "imágenes sueltas" para producir atracción comercial.

Programar lectores, televidentes, o internautas con eslóganes que confrontan con otros eslóganes, es la función y misión esencial que surge de la estructura operativa del periodismo masivo que vende "noticias" como si fueran hamburguesas en la góndola.

Y se produce el milagro buscado: El público masivo, el alienado programado (AP), consume información "express" de la misma manera que consume música, espectáculos, productos, hasta presidentes y normas de vida vendidos como si fueran desodorante de ambiente.

Esa sensación de "libertad sin fronteras" que les deja a los "opinadores" compulsivos la información de consumo rápido (como la comida chatarra de Mc Donalds) les permite, con total impunidad, "criticar" o  "juzgar" casi cualquier acontecimiento sin tener información ni elementos fundantes de análisis sobre lo que se discute.

En este contexto, es muy común, por ejemplo, que un AP (alienado programado)  "opine" sobre el conflicto de Irán sin saber siquiera identificarlo en el mapa.

En su objetivo esencial, la noticia "express", la "comida rápida" de la información,  no está orientada a alimentar el conocimiento sino a engordar la ignorancia masiva.

Es el recurso más efectivo que utiliza la estructura mediática para reconvertir al cerebro humano en un microchip repetidor de eslóganes, mientras el sistema, gobiernos, bancos y empresas capitalistas (que financian a la estructura mediática) siguen depredando y haciendo negocios en el mundo real.

Desde el punto de vista de su utilización mediática, la noticia "express" se fundamenta y abreva en las técnicas del control mental.

Operativamente, el  control mental es una técnica orientada a captar y/o manipular la conducta de las personas, controlando sus emociones y su capacidad de "reflexión", con la finalidad de  direccionar comportamientos (sociales o individuales) hacia los fines buscados por el "controlador" (Gobiernos, grupos de poder, etc).

Este modelo de manipulación de conducta social (el control mental) se resume en el"pensamiento de manada", donde el individuo resigna su  capacidad de"pensamiento propio" a cambio de protección por parte del líder (programador) del grupo.

Y el control mental, para que sea exitoso, necesita del "pensamiento sectario", cuya estructura está compuesta por un "receptor pasivo" (el manipulado con el control mental) y un "emisor activo (el líder programador).

En este caso, el consumidor alienado de noticias "express" es el receptor pasivo, mientras que la estructura mediática de programación es el emisor activo.

De manera tal que, dentro de este esquema funcional, no hay una identificación crítica  con la noticia (un feed back entre emisor y receptor), sino una memorización pasiva orientada a impedir la comprensión totalizada de los acontecimientos sobre los que aparentemente se "informa".

El resultante (que se puede verificar fácilmente): El  lector, televidente o radioescucha se convierte en un difusor pasivo  de títulos (vaciados de contenidos críticos y reflexivos) que se retroalimentan comoórdenes en el cerebro masivo.

Esto crea la atomización esquizofrénica, y permite, por ejemplo, que el receptor, pase, sin ninguna conexión reflexiva ni emocional, de una noticia sobre la muerte de 200.000 personas en Haití, a otra sobre la última producción discográfica de un cantante de moda.

Y este fenómeno explica, a su vez, la indiferencia de las mayorías frente a exterminios militares en masa de seres humanos indefensos (como los de Israel en Gaza) que, sin mediar la alienación atomizante mediática, producirían reacciones masivas  contra sus perpetradores.

Este efecto se produce por una operación reduccionista y atomizante con las noticias "express". Por ejemplo: Si yo titulo "Israel está en guerra con Hamás", sin  aclarar que Israel es la potencia agresora y Hamás el agredido, lavo las operaciones de exterminio del Estado judío de toda connotación genocida.

Trasladada a cualquier otro plano, la función de las noticias "sueltas"(descontextualizadas y sin conexión entre sí) está orientada a impedir que las mayorías (a través del pensamiento reflexivo) tomen conciencia de quién es el dominador y quien el dominado.

Esta es la razón que justifica el bombardeo diario con "titulares" que presentan los acontecimientos descuartizados y despojados de todo sentido de totalidad interpretativa.

Destruido su pensamiento crítico (por medio de la información descontextualizada y sin historia)  el alienado programado se masifica y se nivela en trasmisor pasivo de un único mensaje: El que difunde (a modo de un "Gran Hermano") la estructura mediática que comercia con las "noticias".

La estructura del "pensamiento de manada" se traduce en un axioma funcional: El sistema no quiere que pienses por ti mismo, sino que obedezcas órdenes.

Estas órdenes (en la era del control mental) no son militares sino "persuasivas". No actúan por imposición física (la tortura y el miedo a la muerte), sino por imposición psicológica (la "persuasión" social).

La etapa de la "colonización de las sociedades" con el consumo de productos, comenzada en la década del 60, posibilitó la era de la "colonización mental" con el consumo de información perfeccionada con el advenimiento masivo de Internet y de las comunicaciones globalizadas en la década del 90.

Cuando el sistema capitalista trasnacional, por medio del consumo, niveló un "modelo único de pensamiento", sentó las bases psicosociales para el control político-ideológico por medio de la información periodística manipulada por operaciones psicológicas.

De manera tal, que las  técnicas y estrategias del control mental se revalorizaron dentro de métodos científicos de direccionamiento de conducta de masas, y se convirtieron en una eficiente estrategia de dominio sin el uso de las armas.

Mediante la manipulación y direccionamiento de conducta por medios psicológicos el individuo-masa se convierte en "soldado cooperante" de los planes de dominio y control social establecidos por el capitalismo trasnacional y la potencia imperialista regente de turno.

Es a la vez, víctima y victimario, de las operaciones psicológicas, ya que se convierte en una célula consumista-trasmisora tanto de planes de consumismo capitalista como de planes de control  y represión social manipulados sin el uso de las armas.

Las noticias "express", la información de "consumo rápido", son la columna vertebral de esta estrategia.


(*) Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.

martes, 13 de noviembre de 2012

La cultura del miedo

ÁLVARO CUADRA.* - http://www.surysur.net/2012/11/la-cultura-del-miedo/

Los medios de comunicación globalizados, en esta era de la híper industria cultural, son los encargados de construir un imaginario global dirigido principalmente al control social. Los medios planetarios fabrican el presente de la humanidad “en vivo y en directo”, pues como es bien sabido, solo existe lo que es puesto en las pantallas del mundo.

El propósito último de las grandes cadenas internacionales no es informar sino servir a gobiernos y grandes corporaciones para administrar y regular el flujo de información.

Las imágenes diseminadas por los medios y reproducidas hasta la saciedad en cada rincón del planeta tierra, con muy pocas excepciones, se fundamentan el miedo. La humanidad entera es sometida a un estado de crispación fruto de las amenazas —reales o imaginarias— que nos instilan los medios de comunicación.
Sea que se trate de una crisis económica del capitalismo global, de un atentado terrorista, una catástrofe medioambiental o de la penúltima guerra en el Medio Oriente, cada noticiero mundial es una “performance del terror”.

El miedo paraliza, impide pensar y mucho menos criticar; y esto lo saben muy bien los poderosos. Una cultura del miedo es una cultura del sometimiento y la dominación sobre grandes conglomerados humanos. Millones de seres humanos están, literalmente, cautivos en grandes urbes, domesticados por el miedo, obligados a seguir su destino de empleos miserables a cambio de “consumo basura”.

La vida humana ha sido desprovista de toda dignidad, sometida a la narcosis delmass entertainment, las drogas, el dogmatismo religioso y el alcohol.

El miedo y el capitalismo van de la mano, ambos enemigos de toda forma de expresión genuinamente humana. Si hay algo característico de la cultura global es que ha sido configurada como una “cultura apocalíptica”. Esta sensación de “fin del mundo” es ya un lugar común en la gran prensa, programas de televisión y miles de vídeos en las redes.

Su última versión es una lectura tergiversada de las tradiciones mayas que anuncia un inminente día final.

Esta nueva cultura global, con su dosis creciente de violencia y espectacularidad, que se impone por doquier deja fuera, precisamente, lo mejor del ser humano. Los sentimientos de alegría, esperanza, confianza y solidaridad han sido expurgados como experiencias cotidianas. Los ciudadanos de los diversos países han sido despojados de sus derechos básicos en nombre de la “seguridad nacional”, programados por mentiras sistemáticas que terminan siendo verdades aceptadas.

Cuando la ciudadanía es abolida por un rebaño de consumidores —sin capacidad de pensar, sentir y criticar— se anula toda profundidad espiritual, ética, estética y política al mismo tiempo. Superar la “cultura del miedo” es un primer paso para recuperar la dignidad que nos asiste como seres humanos en este mundo.
——
* Semiólogo.
Investigador y docente de la Escuela Latinoamericana de Postgrados. Universidad de Artes y Ciencias (ARCIS), Chile.

martes, 6 de noviembre de 2012

Argentina - Magdalena, Meijide y la firma de Sabato: así se inventa una noticia falsa

BRUNO BIMBI.* - http://www.letrap.com.ar/opinion/magdalena-meijide-y-la-firma-de-sabato-asi-se-inventa-una-noticia-falsa/

“Con sorpresa e indignación tengo en mis manos un ejemplar de la editorial Eudeba del Informe ‘Nunca Más’, de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep). La publicación, con fecha marzo 2012, 8º edición, 4º reimpresión (…) omite definitivamente la firma de Sábato para entrar directamente en materia, como si este fundamental Informe (que sirvió de base al juicio a las juntas de comandantes de la dictadura) fuera un documento anónimo”

Así empieza la columna que la conocida periodista Magdalena Ruiz Guiñazú publicó en el diario La Nación. El título era lapidario: Robar a los muertos. El muerto, Ernesto Sábato; los ladrones, el gobierno nacional y la editorial Eudeba, de la Universidad de Buenos Aires.

“Creo que la apropiación de la Memoria es un robo inexcusable cuando, además, esa Memoria tiene carácter de Informe en un hecho jurídico”, escribió Ruiz Guiñazú.
Y más: “Suprimir (…) el nombre de Ernesto Sábato es simplemente robarle (a quien no puede replicar) una tarea asumida con enorme responsabilidad en años en los que las Fuerzas Armadas tenían aún un gran poder (…).
“Apropiarse entonces de escritos jurídicos y considerarse dueños de la defensa de los derechos humanos son hechos vergonzosos que al menos un hombre digno y valiente como Ernesto Sábato por suerte no ha llegado a presenciar”.

Como si fuera poco, la señora Fernández Meijide (ex Graciela), quien al igual que Ruiz Guiñazú integró la Conadep, hizo declaraciones a varios medios, indignadísima:
“Esto es terriblemente grave y una falta de respeto. Podría ser una desprolijidad de no ser que uno sigue percibiendo en la insistencia en querer atribuirse el descubrimiento del tema derechos humanos en las personas de Néstor Kirchner y Cristina y quienes los rodean. Me parece que es un intento vano”, dijo la ex ministra de De la Rúa.

Terriblemente grave. Una falta de respeto. Y todo culpa de Néstor y Cristina.

Mucha gente se enojó, se enfureció, sintió vergüenza ajena. El gobierno había ofendido a uno de nuestros mayores escritores. Lo había hecho para apropiarse de la memoria. Para reescribir la historia, borrando al pobre Sabato que, ya fallecido, ni siquiera puede reclamar. Lo desaparecieron de la investigación sobre los desaparecidos. Como en 1984, de Orwell, o como sucedía en la vieja Unión Soviética con las fotos de los ex funcionarios comunistas que perdían la simpatía de Stalin. Simplemente lo borraron.

Qué maldad, qué cinismo. Mucha gente compartió la nota en las redes sociales, la mandó por mail, le contó a sus amigos, a su familia, a sus compañeros de trabajo. Sólo en Facebook, más de 6 mil personas compartieron el “link” a la columna de Magdalena. Muchos habrán encontrado en ella un buen motivo para participar del cacerolazo del #8N. Otro motivo para indignarse.

Salvo que es todo mentira.
La editorial Eudeba —no lo debían poder creer— tuvo que salir a aclarar oficialmente que el prólogo del Nunca Más, sin bien es cierto que fue escrito por Sabato —y fue siempre muy criticado por defender la teoría de los dos demonios que, indirectamente, sirve como justificación del genocidio y los crímenes inhumanos cometidos por la dictadura— nunca llevó su firma. Jamás.Ni en la primera edición, de 1984, ni en la segunda, ni en la tercera, ni en la cuarta, ni en la quinta, ni en la sexta, ni en la séptima.

Y no la lleva, tampoco, en la octava, que es la que está actualmente a la venta. La propia familia del escritor desmintió a Ruiz Guiñazú, quien, sin embargo, aun después de que ya era evidente que estaba mintiendo, continuó asegurando en distintas entrevistas que la firma de Sabato había estado, sí, y que fue el malvado gobierno de Cristina que la censuró.

Podría haber dicho: “Perdón, me equivoqué”, pero no. Siguió mintiendo. O sea, ¿no se equivocó?

Salvo que la presidenta haya descubierto la forma de viajar en el tiempo, parece difícil borrar retroactivamente una firma impresa en todos los ejemplares de un libro vendidos desde 1984. Y no cualquier libro, sino uno que, por suerte, vendió muchos ejemplares. Harían falta muchas brigadas de La Cámpora ingresando casa por casa, forzando cerraduras, revisando bibliotecas y reemplazando la página, porque el liquid-paper se notaría y con goma sería peor. Si tenés un ejemplar viejo, anterior al gobierno de Kirchner, fijate.

Si no, podés descargar el prólogo acá. Magdalena es una mentirosa. Meijide… bueno, Meijide ya sabíamos, desde que dejó de ser Graciela y se fue con el profesor de tenis y el cuñado del PAMI (¡Yo hice campaña por vos, fraude!).

Pero más allá de ellas, el caso sirve para entender cómo se fabrica una noticia. Se usa un tema sensible, se pone un título llamativo y se dispara. Miles de personas de buena fe hacen el resto, “viralizando” la mentira através de cadenas de mails, tuits, publicaciones en sus perfiles de Facebook, etc. Y llega un momento en el que ya es imposible calcular cuánta gente la leyó.

¿Cuántos habrán leído la desmentida de Eudeba? ¿Cuántos van a compartir esta nota en Facebook y contarles a sus amigos que Ruiz Guiñazú y Meijide no tienen vergüenza? ¿Cuántos seguirán enojados por la censura al escritor? ¿Cuántos van a ir el #8N a protestar por el pobre Sabato? 

La próxima vez que leas algo que te indigne mucho, antes de compartirlo, tomate cinco minutos. En internet todo es rápido, ya sé, pero circula mucha bosta también. Quizás tenías un ejemplar viejo del Nunca Más en tu casa y podías fijarte antes de meter la pata. No creas en todo lo que te cuentan. “Chequeá” vos también.

Hay gente que nos pide a los periodistas que seamos objetivos. La objetividad que nos exigen es un mito, simplemente no existe. Hay decenas de libros de filosofía que pueden explicarlo mejor que yo (te recomiendo un texto breve y maravilloso de Nietzsche: Sobre la verdad y la mentira en el sentido extra moral, como punto de partida). Pero lo que sí debe reclamársenos a los periodistas es que no seamos caraduras, chantas, mentirosos.

Eso no tiene que ver con la Verdad, con mayúsculas, ni con ninguna esencia metafísica. Apenas con algo simple, que cualquier persona entiende: no mentir a sabiendas, ser honestos con nosotros mismos y con nuestros lectores.

Me da pena Magdalena, y sobre todo la señora Meijide. Por lo que fueron alguna vez. Por el respeto que muchos les tuvimos. Por la época dolorosa que vivieron y los compromisos que asumieron. No entiendo qué les pasó. Cómo esa mujer que parecía tan honesta, que decía cosas con las que era difícil no estar de acuerdo, que tenía un hijo desaparecido por cuya memoria luchaba, que prometía que otro país era posible, pudo transformarse en lo que vimos después.

El dolor de haber sido y la vergüenza de ya no ser.
Pero no hacía falta tanto.
——
* Periodista

jueves, 1 de noviembre de 2012

El fin del milagro, el regreso al subdesarrollo (en España)

MARCOS ROITMAN - http://questiondigital.com/?p=9646 

Los años felices en los cuales España parecía salir del subdesarrollo se esfuman. Fue un tiempo que se adjetivó, cuando las cifras macroeconómicas eran un éxito, como el milagro español”. Pero al igual que sucedió con el “milagro brasileño” de los años 70 del siglo XX, ambos carecían de legitimidad política.

Sirva este recordatorio para valorar, en su dimensión, el significado de los recortes, las reformas laborales y el aumento de la desigualdad en España. Si a mediados del siglo pasado sus élites se vanagloriaban de haber dejado atrás la España rural y caciquil de posguerra, lo hacían convencidas del carácter irreversible del proceso. La visión lúgubre de un país inconexo, autárquico y fuera del orden mundial fue sustituida por una España alegre, moderna y emprendedora. La modernización social hizo acto de presencia. Al férreo control político, la dictadura opuso un sentido social a sus reformas. Proteccionista del trabajador y limitante del poder de los empresarios. Su visión corporativa de la sociedad llevó a la dirigencia franquista a valorar como triunfo la paz obtenida a base de garrote y represión.

La población sentía que el franquismo era permisivo y que si no se metía en política, podría gozar de oportunidades, hasta los años 50, desconocidas. Las cartillas de racionamiento eran pasado. El pleno empleo se acariciaba y la clase obrera industrial accedía a vivienda social, crédito privado, educación… Se edificaba un sistema de salud pública que iba cubriendo poco a poco a la población. La etapa de la beneficencia, pobreza extrema y exclusión social eran reminiscencias y así fue interpretada por las autoridades. Se dejó en manos de la Iglesia y organizaciones de caridad residual. Por otro lado, las relaciones sociolaborales entraron en un periodo de poca conflictividad, aunque se mantuvo la represión en los enclaves tradicionales, como la minería. Sin embargo, hubo acuerdos de base. Los contratos daban seguridad al trabajador, impedían el despido arbitrario y libre y sujetaban al empresario a estrictas normas de negociación colectiva, vía los sindicatos verticales. Los sueldos subían en proporción al coste de vida. La gente parecía estar “contenta”.

La mejora en las condiciones de vida de las clases trabajadoras tuvo efectos inmediatos sobre el consumo, el crecimiento y la distribución de la renta. Las desigualdades disminuían, y muchos pudieron acceder a una vivienda de protección oficial. Sus hijos podían incorporarse a la universidad y la política diseñada de familias numerosas comenzaba a dar frutos. Con cuatro o cinco hijos, las demandas educativas aumentaron. La educación, a pesar de sus componentes ideológicos franquistas, sufrió la avalancha. Si en 1957 había 64 mil 281 estudiantes universitarios, en 1968 la cifra se disparó a 139 mil 266. Nuevas universidades, más becas, más profesores, mejores sueldos y sobre todo control político. Aun así, la vida parecía entrar en esa dinámica de progreso imparable. Así ocurría en cuanto a las migraciones campo-ciudad. De casi 30 millones de españoles, entre 1961 y 1969 cambiaron de residencia unos 3.5 millones de personas. De ellas un millón abandonó poblaciones de menos de 10 mil habitantes; casi 300 mil pasaron a engrosar ciudades de 10 mil a 100 mil habitantes, y cerca de 800 mil buscaron asentarse en ciudades de más de 100 mil habitantes.

La urbanización se consolida y la industrialización da frutos. La población activa en el sector industrial crece 7.8 por ciento entre 1964 y 1969. Los trabajadores especializados fueron las figuras del proceso. La estructura social se diversificaba, posibilitando el ascenso social. España se integra a las llamadas sociedades de clases medias. La meritocracia, las reformas de acceso a la función pública, la perspectiva institucional y menos política, hicieron que los gobiernos se definieran como tecnocráticos. El franquismo ideológico tenía los días contados. Lo sustituía una élite interesada en perpetuar un proyecto que se desprendiera de sus raíces dictatoriales. La sociedad española debía creer en la instauración de una monarquía parlamentaria, apoyada en la democracia representativa, fuente del progreso. Las clases medias se sintieron arropadas, compraron el discurso. España seguía la senda del progreso.

Pero algo no calzó en los planes. El neoliberalismo se adueñó de las élites dirigentes. Unos y otros se hicieron eco de las críticas al Estado de bienestar y comenzaron a destruir lo poco que de forma paternalista hizo el franquismo. En vez de hacer una crítica política a la tiranía y separar el polvo de la paja, se procedió a tirar el agua sucia con el niño dentro. El sector público se privatizó. Se impuso la categoría de rentabilidad gerencial en sanidad, educación, construcción social y servicios de atención primaria. El dinero ha sido la marca universal de medida. Así han llegado los cambios. También en la política. El marketing electoral sustituye el debate ideológico, los programas y las alternativas. Se vende un producto. El ciudadano se esfuma. Hay consumidores de objetos imposibles que mantienen su fidelidad al producto. España hoy es una sociedad dual. El subdesarrollo social, económico y también político es la consecuencia de la fiebre liberalizadora. Los índices de pobreza, exclusión social, marginación, desempleo, pérdida de derechos laborales, sindicales o culturales están en todas las estadísticas. Y lo peor, siguen aumentando.

El suicidio del dueño de un quiosco de periódicos en Granada, agobiado por las deudas y desahuciado por el banco, es la punta del iceberg. A diario, las entidades bancarias, Santander, BBVA, las cajas privatizadas, desahucian a 535 familias. Padres con hijos en edad escolar, bebés, o personas mayores a su cargo. Sin trabajo, se ven abocados a vivir en la calle. Son al menos, 2 mil personas al día. Sin embargo, existen más de 3 millones de pisos vacíos. Más de la mitad en manos de entidades financieras. Pero eso no les preocupa ni a la élite política ni a los bancos. Prefieren hacer la vista gorda y seguir la senda del subdesarrollo. Hoy miles de jóvenes y familias emprenden, como durante el franquismo, el éxodo. Alemania y América Latina se convierte en su destino. El milagro español resultó ser una falacia.