miércoles, 28 de noviembre de 2012

¿Se calientan las calles?

por: Camilo Katari * - http://www.la-epoca.com.bo/index.php?opt=front&mod=detalle&id=2173 

movLas recientes movilizaciones en la Argentina, muy similares a lo acontecido en Bolivia en los años 2008 y 2012, forman un conjunto de acciones cuyo eje vertebrador son los discursos elaborados en los medios de comunicación.

La militancia política que han asumido los medios de comunicación en Sud América es tan evidente que ningún argumento puede demostrar lo contrario. Los titulares son los discursos condensados de la ideología de la restauración neoliberal.

Es verdad que existe, a nivel continental una estrategia para desestabilizar los gobiernos progresistas, el análisis de Walter Goobar es un aporte que aclara bastante este panorama. La estrategia diseñada en el norte, para ser efectiva, debe contar con operadores locales y para el caso boliviano tenemos una variada conformación de estos actores, algunos muy conscientes de su tarea y otros más bien manipulados por el entorno comunicacional.

Durante los años de dictadura, la prensa y muchas radios ganaron la confianza de la población debido a su posicionamiento del restablecimiento de la democracia como sistema político, a la par de esta legitimación los movimientos sociales también asumieron una defensa del sistema democrático y en los momentos de la crisis de Estado (2000, 2003 y 2008).

Ese posicionamiento lo mantuvo frente a las propuestas que buscaban una salida violenta y antidemocrática; en esos momentos salieron a la luz pública las tendencias políticas de los diferentes medios de comunicación y un trabajo coordinado que acrecienta su influencia. Los medios tienen por objetivo fijar agendas y personajes y lo hacen construyendo escenarios donde confluyen los libretos y todos los actores.

Las diferentes protestas que cotidianamente recorren nuestras calles y caminos, no son manifestaciones espontáneas de la población, sino que obedecen a un cuidadoso plan. Un ejemplo es la protesta de los propietarios de medios de transporte y de algunos gremios dedicados al comercio, que mantienen su protesta pese a que el proyecto de ley ha sido enviado al tribunal que según los preceptos constitucionales se pronunciará al respecto.

Si esto es así ¿por qué perjudicar a la población con un paro? La única explicación posible es que el objetivo es crear malestar, en otras palabras “calentar la calle” como señala Gene Sharp en su manual del Golpe Suave.

Los bolivianos durante siglos hemos estado acostumbrados a mirarnos el ombligo y los medios nos han machacado hasta el cansancio que somos un país “aislado”, nos hemos creído estas ideas, pero no es así; hoy somos el centro de atención de los centros de decisión política y económica porque hemos resuelto hacer las cosas de diferente manera, a nuestro estilo, según nuestros usos y costumbres, esto debilita mundialmente a los centros de poder económico y político.

En este cambio de actitud estatal no estamos solos, compartimos las ideas y acciones con los gobiernos de la Argentina, Brasil, Ecuador y Uruguay, por eso lo que ocurra en estos países hermanos también nos afecta.

En este escenario, especialmente en el cono sur, no podemos olvidar que durante las dictaduras militares existió una organización del miedo y de la muerte: el Plan Cóndor que tenía su instrumento ideológico en la tenebrosa Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) que nunca ha dejado de estar activa.

No son pues puras coincidencias las protestas escalonadas que ocurren en nuestros países son los intentos de restauración de los viejos estados dependientes. Y ante esa reiterada intención conspiradora, no debemos dormir, todo lo contrario, debemos mantenernos en vigía a lado de nuestros pueblos.

* Camilo Katari, es escritor e historiador potosino

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