sábado, 10 de agosto de 2013

La verdadera amenaza

Por Conrado Yasenza* - http://lateclaene.wix.com/la-tecla-ene#!editorial-nmero-59/c12tl 

La verdadera amenaza que acecha al pueblo y a la clase trabajadora es la oligarquía-agroganadera y sus voceros huérfanos de estructura político-partidaria junto al poder económico-mediático, quienes proponen como panacea política el retorno al imperio del Mercado.

 

Luego de escuchar el discurso de Luis Etchevehere en la inauguración de la exposición agro-ganadera en la Rural, predio obtenido de modo ilegítimo por esa Sociedad, no quedan dudas acerca de cuáles son los modelos políticos que enfrentan a la sociedad, al país: El modelo económico iniciado en 1976 y completado durante el menemato, el de la liberalización del mercado, el congelamiento de la economía, el de los recortes en el gasto público – si no, su anulación -, el del despido de trabajadores, cierre de empresas y fábricas, baja de salarios, la no intervención del Estado salvo para reprimir las protestas sociales que indefectiblemente ese esquema produce, la financiarización con un rol preponderante de la banca, la reprimarización y reprivatización de la economía.  Es decir, Etchevehere ha hecho explícita la propuesta política y económica del país que las minorías añoran. Y el maderamen político que se articula en torno a esta derecha mercantilista y financiera ha sentido un relativo alivio ya que el Presidente de la Sociedad Rural ha expresado lo que ellos aún no se atreven a manifestar en público. Es aquello que dijo el famoso riojano: “Si hubiera dicho lo que iba a hacer no me votaban”. Ya no simulación, lisa y llanamente, engaño, pérfida mentira. Sólo algunos políticos como Macri y De Narváez se animaron un poquito más luego de la presentación de la plataforma política de la Sociedad Rural y afirmaron que la cosecha récord alcanzada este año se debe al esfuerzo del “campo y a pesar del Gobierno”. Y esa es la síntesis: El individuo puede lograr un beneficio económico para una minoría acaudalada sin que la política, o las políticas económicas desplegadas por un Gobierno, tengan nada que ver. Pura y dura identificación ideológica con el “american dream”, aunque Obama haya dicho en uno de sus discursos que para construir carreteras, puentes, para generar las condiciones en que esos sueños pueden materializarse no basta con la acción individual sino que es gracias al esfuerzo de todos con el apoyo (a la norteamericana) del Estado.

La verdadera amenaza que acecha al pueblo y a la clase trabajadora es, entonces y sin eufemismos, la oligarquía-agroganadera-rentística y primarizadora de la economía y sus voceros huérfanos de estructura político-partidaria junto al poder económico-mediático, quienes proponen como panacea política el imperio del Mercado y para logar su hegemonía se encuentran dispuestos a dar lo que Hillary Clinton expresó, no es textual, como "golpe inteligente" a los gobiernos populares de la región.

Esa es la historia de la República: los sectores de poder real y su encono y enfrentamiento también histórico, contra gobiernos de corte popular o desarrollista; estilos políticos que han intentado, a través de políticas económicas con fuerte intervención Estatal, sumar a la producción agricola-ganadera la industrialización con la consecuente sustitución de importaciones, lo cual es dinamizar la economía y no reprimarizarla, creando verdaderas fuentes de trabajo e impulsando la puja distributiva, que no es otra cosa que un expresión de la lucha de clases pero en el marco del capitalismo desarrollista controlado por Gobiernos de corte popular y con espíritu reparador y transformador. Y este es el otro modelo de país que se enfrenta con el hasta aquí descrito. Lo conocemos – y aquellos de mayor edad ya lo han vivido – desde el 2003 en adelante. Es el modelo de país en el que un Gobierno se ha abocado a hacer lo que debe: Gobernar, ejercer el poder, que se ejerce cuando se lo disputa. Gobernar intentando la reparación y la transformación. Gobernar reindustrializando el país, recuperando las Jubilaciones para el pueblo, re-estatizando YPF, reformando la Carta Orgánica del Banco Central, propulsando medidas de inclusión social como la Asignación Universal por Hijo, la formidable inversión en Educación con la entrega de más 3.000 netbooks y la creación de Universidades Públicas en el conurbano bonaerense, además de la recuperación de la Escuela Técnica;  la Ley de Matrimonio Igualitario, la de Fertilización Asistida, la frenada Ley de Medios de Comunicación Audiovisuales, las políticas de Memoria, Verdad y Justicia y podría seguir enumerando. Es decir, un Estado que Gobierna para el pueblo y enfrentando y afectando poderes e intereses reales, lo cual implica tener que afrontar conflictos y rispideces. Un gobierno con vocación de poder para lograr la necesaria transformación del país aun con todo lo que resta por realizar.

Junto a todo lo expuesto queda también mencionar los desafíos hacia el interior del Modelo Nacional y Popular. Los problemas en la balanza de pagos por importación de energía es uno de los problemas a tratar. Aquí no se realizará la crítica ramplona o simplista con que la oposición mediático-política acusa al Gobierno de reproducir una situación vivida en tiempos de Juan Perón y el contrato para la exploración y explotación de petróleo con la Stándar Oil (recomiendo leer el artículo de Rubén Liggera presente en esta edición). El crecimiento, la industrialización y el consumo requieren energía y el hallazgo de shell oil en Vaca Muerta constituye la posibilidad de superar este cuello de botella en el que nos encontramos. Para ello se necesita de la inversión, de la técnica y las maquinarias que, por ejemplo, Chevron posee. Y se sabe: Esa inversión inicial (1240 millones de dólares) es insuficiente pero de lo que se trata es de atraer a otras empresas que inviertan en exploración y explotación pero ya no bajo sus propias reglas sino bajo un programa político de inversiones que exige exploración y resultados para luego de cinco años contar la empresas inversoras con algunos beneficios que están taxativamente explicitados (el sector dispondrá libremente de divisas y un beneficio sobre la exportación del 20% de lo producido luego del quinto año siempre que la inversión supere los 1.000 millones de dólares. Decreto 929/13) Y esto supervisado por YPF en manos del Estado. Valen aquí también algunas observaciones: Es criticable la deriva del Gobierno en materia energética, la asociación con el Grupo Eskenazi, que sobre petróleo y energía poseía sólo la noción de “negocio”, así lo ha demostrado. Por otro lado, en este desafío es donde el Kirchnerismo tendrá que ajustar aquello que se denominó como sintonía fina. Será imperioso para que semejante empresa prospere.

También será necesario superar la cerrazón orgánica y no espantar a los que han apoyado este modelo pero no conforman el núcleo duro - y totalmente convencido – del Kirchnerismo. En ese sentido no ayudan las consignas dichas, escritas y leídas en estos días. Y no aportan porque básicamente expresan un simplismo arrogante. El tenor de las mismas: “Los tibios dan asco”, “a ver que dicen (a raíz del caso Milani y su defensa por parte de la Presidente en sesgado pero entendible reto al CELS y al periodista Horacio Vertbisky) los peronistas a medias o los progres peronistas” No ayudan, no. Esas consignas sólo sirven para reafirmar la moral de la “tropa” (para usar otro término consignista) convencida. Pero la política es el arte de la persuasión y estas retahílas de juvenilla ofuscada no persuaden al electorado fluctuante que se ha sentido identificado con el Kirchnerismo. El 54 por ciento es una construcción política y no una bravuconada del que enaltece la Universidad de la calle.

Y en esto, también será necesaria la sintonía fina porque, no cabe duda: El pensamiento binario es un mal endémico que afecta seriamente la capacidad de reflexión. De lo contrario este tiempo y el porvenir podrían convertirse en una suerte de interregno electoral y orgánico donde quienes apoyamos el Proyecto Nacional y Popular sin estacas ni tutores, deberemos presentar credenciales que atestigüen fidelidad. Hay tipos de inocencia que se miden en años y hay que saber escuchar los propios miedos, las propias contradicciones, los matices y pliegues del pensamiento cuando de apoyar un modelo político se trata... De lo contrario, seremos como un niño blandiendo una navaja entre sus manos sudadas.

*Periodista

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