domingo, 27 de abril de 2014

La impostergable necesidad de recuperar la renta agraria

Noelia Navarro - http://rinacional.com.ar/Editorial/la-impostergable-necesidad-de-recuperar-la-renta-agraria.html 


“El cereal es la divisa de las divisas” - Lenin

La reciente discusión mediática, frívola y despojada de contenido que se da en torno a la tenencia y valor del dólar en la Argentina nos aleja de planteos de fondo que conduzcan a comprender cuál es la esencia de la cuestión y sus verdaderos responsables.

Los argentinos hemos visto explotar en lo últimos meses un problema que se venía gestando hace ya varios años: desde la sanción de la ley de Convertibilidad. Al existir la posibilidad, autorizada por ley, de convertir pesos en moneda extranjera, las empresas multinacionales radicadas en el país han remitido a sus casas matrices o a paraísos fiscales sus ganancias en dólares dejando desprovisto de divisas al Estado Nacional para, entre otras cosas, hacer frente al pago de deudas y a la importación de bienes necesarios. Tal es así que en los últimos cuatro años se han transferido aproximadamente sesenta y siete mil millones de dólares[1] al exterior y solo en 2012 la suma fue de veintidós mil millones de dólares.

En lugar de explicar cual es el proceso de drenaje de renta nacional al exterior en manos de algunos monopolios, para entonces poder combatirlo desde el Estado, a los argentinos de buen entender quieren hacernos creer que es la avidez ahorrista de alguna señora concheta de la quinta sección mendocina o el viaje a Punta del Este de algún tilingo porteño lo que ha generado la sequía de dólares, aumentando su valor y generando altas tasas de inflación. El chiquitaje no es el problema.

Nos proponemos entonces, indagar las causas del mismo, haciendo principal hincapié en el uso y tenencia de la renta agraria.

La crisis que están atravesando los países centrales es evidente: al déficit de las cuentas públicas se le suma el constante endeudamiento, soportado en última instancia por los trabajadores que ven día a día reducir sus salarios (si es que ya no los han despedido) víctimas de un brutal ajuste.

Por estas costas, las medidas heterodoxas, contracícliclas, en defensa del interés nacional, llevadas a cabo por el conjunto de los países latinoamericanos han impedido que los coletazos de la crisis nos hundan en su miseria. Sin embargo, algunos índices, tales como la disminución de reservas, el aumento de la inflación y de la transferencia de renta al exterior, demuestran que para no retroceder en lo obtenido es necesario ir aún por más.

Hoy la Argentina necesita de abundante cantidad de dólares para enfrentar, por un lado pagos de importaciones que derivan de un ajustado déficit en la balanza comercial energética, y por otro para solventar pagos de deuda sin tener que recurrir a las reservas del Banco Central. Los dólares ingresan a la Argentina fundamentalmente del cobro por exportaciones y si bien en el último período las exportaciones de manufacturas de origen industrial han superado a las de origen agrario, históricamente hemos sido exportadores de alimentos y materias primas. “Tenemos el máximo histórico de participación de MOI en el total exportado con un 34 % mientras que las MOA representaron el 32% del total exportado”, dijo Giorgi en un comunicado.

El asunto entonces, es saber quienes tienen esos dólares.

De las veinte empresas que más exportaron durante el 2011, once son cerealeras y lo hicieron por un monto total de $10.527 millones de dólares, uno de cada cuatro dólares que ingresan al país les pertenece:

1º Cargill (Aceitera – EE.UU.): 3.247 millones de dólares.

2º Bunge Argentina (Aceitera con sede global en White Plains, New York): 2.948,39 millones de dólares.

3º Aceitera General Deheza: 2.254 millones de dólares.

4º Louis Dreyfus Argentina (Cerealera - Francia): 2.076,49 millones de dólares.

Estas empresas fueron siempre comerciantes intermediarios, dirigen la “tubería de granos”: desde el agricultor al consumidor extranjero; nunca fueron dueñas de grandes plantaciones, lo cual es una gran ventaja ya que no son ellos, sino los agricultores los que corren riesgos ante la caída de los precios. Las compañías cerealeras ganan dinero, suban o bajen los precios. Tienen participación además, en los bancos, la industria naviera, hoteles, minería, fabricas de acero, establecimientos ganaderos, industria molinera, ferrocarriles, puertos, etc.

Ahora bien, si estas grandes empresas reinvirtieran sus dólares en aumentar la producción y cooperar a la industrialización, no nos resultaría molesto su accionar e incluso esta nota no tendría demasiado sentido. El problema está en que cuando entran los dólares por una ventanilla, salen inmediatamente por otra al exterior. Esto se puede hacer mediante la fuga de capitales (lo cual es ilegal) ya sea por subfacturación o triangulación comercial nociva, o mediante una simple transferencia, lo cual es mucho más peligroso ya que está permitido por nuestra legislación que aún no ha sido modificada de fondo.

Son autores de evasiones millonarias, en 2009 Cargill y Bunge fueron acusadas por la AFIP por haber evadido 827.053.880 de dólares en concepto de Impuesto a las Ganancias.

Estas empresas han constituido un oligopolio que ha sobrevivido por más de 150 años extrayendo renta generada en suelo y por manos argentinas; derrocando presidentes y apoyando ya sea golpes cívico-militares o democracias constitucionales que les eran funcionales. La diferencia para ellos da igual, sus lealtades son borrosas. Así lo explica Dan Morgan: “Es común que las compañías cerealeras se ven a si mismas como neutrales en las modernas lucha ideológicas y políticas”, para eso tienen a sus representantes que ya sea por izquierda, (Hermes Biner), por derecha (Macri y Biolcati de la Sociedad Rural), o por bruto (Julio Cobos) repiten sus consignas, que a la hora de discutir la distribución de la renta del sector atacan a la porción que queda en manos del Estado sin aludir jamás a la que retienen los comercializadores, que dominan desde la tranquera hasta el barco.

Frente a esto es impostergable que la Argentina termine de abandonar la década del 90, saliendo definitivamente de la convertibilidad y derogando toda la legislación menemista - delarruista, reapropiándonos de nuestra renta a partir de, por ejemplo, la creación de un organismo dependiente del Banco Central que canalice los pagos en dólares por exportaciones, reteniéndolos y trasformándolos en pesos para los exportadores.

Los argentinos podríamos reconvertir la renta agraria para el desarrollo de la industria, el tendido de líneas férreas a lo largo y a lo ancho de Latinoamérica, el desarrollo minero y petrolero con cuidado del medio ambiente contemplando un plan de reforestación.

Para esto es necesario que no solo la presidenta, sino el movimiento nacional, tantas veces castigado y humillado, retome sus banderas, y contando entre sus filas con los mejores cuadros explique hasta que aclare.


[1] http://economia.iprofesional.com/notas/123923-La-otra-cara-de-la-fuga-y-el-por-qu-la-economa-no-colaps-pese-a-que-la-salida-de-dlares-super-las-reservas-del-Central

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