viernes, 27 de febrero de 2015

El Caracazo, la chispa que encendió el motor de la Revolución Bolivariana

http://www.vtv.gob.ve/articulos/2015/02/26/el-caracazo-la-chispa-que-encendio-el-motor-de-la-revolucion-bolivariana-9585.html


La deplorable situación que mantenía la nación para el año 1989 mantenía al 80% de venezolanos en situación de pobreza, solo 55% tenía acceso a un salario digno para cubrir necesidades de la Cesta Básica. Debido a la precariedad, la gente salió a la calle para no morirse de hambre… hasta tuvieron que llenar sus estómagos de comida para perros.
Mientras la desidia crecía, los partidos de Acción Democrática y Copei se repartían los bienes de la Patria asfixiada por la burocracia y las decisiones impopulares.
En todos los gobiernos del país, se vivió la desaparición de la clase media: existía gente o muy adinerada o ahogada por la pobreza.
Una vez electo Carlos Andrés Pérez, en su segundo período, la terrible realidad económica del país (una deuda externa de 32 mil millones de dólares) salió a la luz pública, justificando el escenario para la inminente entrega del país al Fondo Monetario Internacional (FMI). Ello no impediría que el 2 de febrero se realizara una fastuosa toma de posesión en el Teatro Teresa Carreño, evidencia de la alarmante ceguera de la clase política. Los venezolanos llegaron a referirse a ella como la “Coronación”.
“Si escogiera la vida fácil de eludir las dificultades y tratar de ocultar lo que es una realidad frente a la cual todos los venezolanos tiene una actitud de positiva comprensión, si nos convocamos para conformar un país capaz de sustentarse sobre sus propios pies”, manifestó Carlos Andrés Pérez para darle luz verde e imponer “El Paquetazo”.
Entre las medidas neoliberales del FMI implicaba:
-          Aumento de gasolina en 100%
-          Se incrementó al doble el precio de alimentos
-          La Tasa de Interés Bancario se estableció en 28%
-          Aumento en 100% el pasaje urbano
-          Se liberaron precios de los productos y alimentos
-          Cargos públicos quedaron congelados
Apenas tomando la presidencia CAP, todos los deseos y esperanzas de sus electores se verían truncados frente a las medidas económicas neoliberales que el nuevo mandatario anunciaría al país, a pesar de haberse negado durante su campaña a ser partidario de implementar tales medidas, ayudando así a la explosión del desencanto y la inconformidad de un pueblo que se encontraba en un callejón sin salida.
Alejandro Izaguirre -para ese entonces ministro de Relaciones Interiores-  comunicó que la suspensión de las garantías constitucionales y toque de queda quedaban vigentes, es decir, que los ciudadanos que salían a revelarse contra la dictadura genuina sufrirían el Estado de Emergencia que el Gobierno venezolano decretó.
EL ESTALLIDO SOCIAL
La noche del 16 de febrero de 1989, CAP presentó a los venezolanos, en cadena nacional, su proyecto llamado “Paquete económico” como respuesta a la crisis económica que enfrentaba el país desde el “Viernes negro” (1983). Estas medidas fueron concebidas, según mencionó durante la transmisión, “con miras a corregir de manera profunda y prolongada los errores y omisiones que han causado desequilibrios en el desarrollo del país”. El paquetazo de Carlos Andrés Pérez, representó una devaluación de 400%.
A primeras horas el 27 de febrero, las reacciones se iniciaron en las paradas de autobuses cuando los pasajeros se enfrentaron con la especulación de los transportistas urbanos. Transportistas aumentaron precios en 300% y no en 30%, como lo ordenó el gobierno. Los focos de reacción comenzaron en el terminal de Guarenas-Guatire, luego la oleada se trasladó a Caracas y sucedió lo inevitable: Saqueos y disturbios en el país contra las medidas económicas.
Esta vez el pueblo no protestaba por dólares, por ir a Disney, protestaba porque se moría de hambre.
Los alimentos acaparados, la desidia y tensión en cada rincón de Venezuela, hizo que el Estado reconociera que fue el creador de este fenómeno en donde en la calle reinó el pueblo para saquear establecimientos comerciales.
La enorme mayoría estaba callada, sin derecho a protestar porque sabía que si saldrían a la calle la masacre sería inminente. La opresión y la miseria llevaron a los barrios de Caracas a tomar las calles buscando las comidas que hacía falta en sus casas.
El gobierno nacional, incapaz de controlar la situación, suspende las garantías constitucionales, declara un toque de queda y, sin previo aviso o mediación, reprime al pueblo con la activación de efectivos militares. El Caracazo fue un estallido social espontáneo en contra del recetario neoliberal.
RUPTURA CON EL SISTEMA CAPITALISTA Y  ENTRADA AL SISTEMA SOCIALISTA
En repetidas ocasiones, a través de los medios de comunicación, Pérez afirmó que el trauma del 27 y 28 de febrero de 1989 había sido superado. Quiso lavarse la cara, y hasta las manos, reiterando su convicción de que aquella convulsión social había sido “un enfrentamiento entre ricos y pobres”, tratando de hacerse a un lado en su responsabilidad que costó al país miles de muertos en el tristemente célebre Caracazo”.
El Comandante Supremo y eterno de la Revolución Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, repitió y con sobrada razones: “Que el 4 de febrero fue la consecuencia inmediata del 27 de febrero (El Caracazo). Pero también debemos señalar que el 4-F representó la ruptura con el sistema capitalista y abrió la puerta de entrada al sistema socialista.
En 2010, el Comandante Chávez recordó que una de las causas del estallido popular fue “el incremento de la pobreza… producto del neoliberalismo que anda aspirando a volver a Venezuela” en manos de la burguesía. Asimismo, consideró que “El Caracazo fue la chispa que encendió el motor de la Revolución Bolivariana”.
Las protestas contra el actual Gobierno Bolivariano del presidente Nicolás Maduro no tienen los mismos rasgos ni mucho menos las mismas causas y condicionantes que tuvo el pueblo para salir a la calle a buscar la comida que no tenía en sus refrigeradores.
Hoy los venezolanos saben de qué se trata la guerra, identifican a los enemigos y respaldan en las urnas al primer presidente chavista, un poder que no ha derrotado el denunciado imperialismo ni sus aliados.































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