sábado, 27 de agosto de 2016

BLAQUIER Y LA NOCHE DEL APAGON: 40 años de impunidad


Carlos Pedro Blaquier fue uno de los fundadores del Ateneo de la Juventud Democrática Argentina, en 1946. Un gran semillero de funcionarios, de casi todas las dictaduras argentinas del siglo XX.

En 1963 y por obra de su gran amigo y viejo compañero del Ateneo, José Alfredo Martínez de Hoz (por entonces, ministro de Economía de José María Guido, entre el 21 de mayo y el 12 de octubre), su ingenio Ledesma fue declarado de “interés nacional”.


Con esa resolución bajo el brazo, la empresa fue liberada de pagar impuestos, tuvo acceso a créditos blandos en bancos oficiales y sus productos se transformaron en “prioridad”entre las proveedoras del Estado.


En el ’66, en plena dictadura del general Juan Carlos Onganía, Blaquier fue cómplice de los golpistas para llevar a cabo el cierre de siete ingenios tucumanos; medida que dejó a cerca de 5.500 trabajadores en la calle. La única planta que quedó en pie, fue La Merced. Casualmente, propiedad de Ledesma…

EL TRISTEMENTE CELEBRE GRUPO AZCUENAGA
A partir de mediados de 1973, un petit hotel de la calle Azcuénaga 1673 en la ciudad de Buenos Aires, fue escenario de las reuniones de los padres intelectuales del golpe del‘76. En esa casona, Ricardo Zinn, planificó el “Rodrigazo”, como secretario de Coordinación del ministerio de Economía (cargo que ocupó en las dictaduras de los generales Roberto Marcelo Levigston y Alejandro Agustín Lanusse) y después elaboró los lineamientos de la matriz económica argentina, que Martínez de Hoz le presentó al país, el 2 de abril de 1976.

Aquella propiedad en la que se reunían los padres del neoliberalismo argentino, que respondían a Martínez de Hoz (unas 40 personas, entre abogados, militares y periodistas; que participaban de charlas, conferencias y debates), fue entre 1971 y 1977, de Pedro Blaquier.

Los otros ideólogos de la nueva versión de la vieja Argentina agroexportadora, los protagonistas de aquel formato tan parecido al de principios del siglo pasado (país pensado sin fábricas, ni obreros; importador de casi todos los productos elaborados necesarios y que viviría décadas, con el oxígeno del endeudamiento externo), pertenecían al grupo Perriaux.

Don Jaime Perriaux junto a sus apóstoles, Mario Cadenas Madariaga, Horacio García Belsunce (padre), Guillermo Zubarán, Enrique Loncan y Armando Braun, trabajaban en su estudio de Pueyrredón y Vicente López o en su casona de la calleGelly y Obes, en el barrio de Palermo.

Los constructores de la economía de la última dictadura, necesitaban de terrorismo deEstado para sacar del medio como sea, a las comisiones obreras que amenazaban con enfrentar al primer desembarco neoliberal en nuestro país. Y paralelamente en muchos casos, planificaron quedarse con las empresas y los contratos más deseados, en una mesa de tortura si era necesario…


AZUCAR AMARGA 
El ingenio Ledesma nació en 1908 y a lo largo del siglo XX, crecieron al calor de sus hornos, las poblaciones de Calilegua y Libertador General San Martín. Actualmente es el principal productor de azúcar, papel y cítricos del país.

El presente empresarial repleto de privilegios económicos y políticos, es una construcción feudal de casi una centuria. Civiles y militares, le permitieron a la familia más importante de la provincia, lograr una constante modernización de casi todos sus procesos de producción. El patrimonio de la empresa ronda los 1.300 millones de pesos y emplea a más de 7.400 personas. Desde 1970, el ingenio está en manos de Pedro Blaquier, integrante de una familia que construyó su imperio, a través de un régimen de explotación laboral. La persecución a los trabajadores que enfrentaran su pliego de condiciones oligárquicas, fue una de las grandes constantes en su historia. Un pasado siniestro que alcanzó durante 1975 y 1976, su página más terrible; cuando uniformados y paramilitares, se hicieron cargo de la ejecución, a pedido de la empresa.


EL DOCTOR LUIS RAMON AREDEZ 
Llegó al ingenio en 1958, contratado por Ledesma como médico pediatra. Por entonces existía un alto índice de mortalidad infantil, entre los hijos de los trabajadores golondrinas de la zafra. La quema del bagazo hacía estragos con una lluvia de ceniza cancerígena, que después se conoció como bagazosis.

Todas las tardes, el pueblo quedaba envuelto en un olor dulzón inunda. La chimenea del ingenio más grande de Latinoamérica, lanzaba una nube espesa de cenizas para cubrir calles, casas y autos. El ritual era parte del paisaje, sin que nadie advirtiera por entonces, que la quema generaba enfermedades respiratorias que en casi siempre eran una condena a muerte.

Aredez comenzó a trabajar cientos de casos, con la profundidad y responsabilidad médica, que la situación obligaba; un cuadro que los empresarios ocultaron durante décadas.

La respuesta del por entonces responsable de la empresa, el Ing. Herminio Arrieta, fue terminar con los gastos en medicamentos que el “doctorcito demagogo” estaba generando.

A finales del ’58, Aredez fue dejado cesante. El sindicato realizó un paro total de actividades, que obligó a la empresa a reincorporarlo. Pero al año siguiente, el médico fue despedido definitivamente.

Después de trabajar dos años en el Hospital Salvador Mazza de Tilcara, Aredez regresó nuevamente a Libertador General San Martín, para instalar su consultorio. Poco tiempo después, su vida volvió a cruzarse con el ingenio, cuando fue nombrado médico de la obra social del Sindicato de Obreros y Empleados de Ledesma.

La batalla siguiente, se produjo en un terreno impensado a fines de los ’50, para la empresa que contrató al pediatra que se involucró en una discusión prohibida. En 1973, Aredez se convirtió en el intendente de General San Martín y reclamó a Ledesma que pague impuestos a la propiedad de su tierra, por primera vez en su historia.

El Ingenio pagó el primer mes y comenzó a planear el golpe institucional. Aredez fue despojado de su cargo, después de ocho meses al frente de la municipalidad. Los cargos:“Infiltrado marxista”.
Los obreros resistieron, pero un grupo de parapoliciales con ametralladoras, tomaron la Intendencia y la desalojaron.

El 15 de enero de 1976, la Villa de Tilcara, donde la familia Aredez pasaba sus vacaciones, fue allanada por el Ejército, sin orden judicial. A las 03:00 de la mañana, del24 de marzo de 1976, Aredez fue detenido y llevado en una camioneta de Ledesma, manejada por un empleado de la empresa. Permaneció detenido cuatro meses en el Penal de Villa Gorriti en la ciudad de San Salvador de Jujuy y seis meses en el penal de La Plata, en la provincia de Buenos Aires.

Los días 22 y 24 de julio de 1976, se produjeron en las localidades de Libertador General San Martín, Calilegua y El Talar, apagones desde la 22:00 hasta las 06:00 del día siguiente. Ese fue el escenario donde se produjeron las detenciones obreras, también con vehículos de Ledesma.
Más de 300 personas fueron secuestradas, en Calilegua y San Miguel de Tucumán. 30 permanecen desaparecidas.

El 23 de marzo de 1977, el doctor Luis Aredez fue dejado en libertad, sin documentos. Inmediatamente comenzó a trabajar en el Hospital de Fraile Pintado, a 15 kilómetros de San Martín. El 13 de mayo, salió con su auto en dirección a su domicilio y fue secuestrado en la ruta. El auto apareció abandonado en las cercanías del Jardín Botánico de la Ciudad de Buenos Aires, 6 meses después.

A un mes de su primer secuestro, fuerzas de Gendarmería Nacional con sede enLedesma, se lo llevaron a Aredez por segunda vez. Al frente de ese operativo, estuvo Juan de la Cruz Kairus, empleado del Ingenio.

Olga Aredez, viuda de Luis y símbolo de Madres de Plaza de Mayo línea fundadoraelevó poco antes de morir (bagazosis), un amparo para que cese la contaminación producto de la quema del bagazo.


EL REINO DE LA IMPUNIDAD
El Ingenio logró congelar las investigaciones que amenazaron con jaquear a los responsables del imperio, después de cuatro décadas.

Mientras el Juzgado Federal Nº 2 de Jujuy estuvo a cargo del juez Horacio Aguilar y de sus secretarios, Diego D’Andrea Cornejo y Carlos Olivera Pastor; las causas por los crímenes de la dictadura no avanzaron, pese al reclamo de organizaciones de derechos humanos y del Ministerio Público Fiscal.

Con el paso del tiempo, los hombres que primero los protegieron desde sus despachos del Poder Judicial, luego se transformaron en los abogados defensores de Blaquier y Lemos.

En los primeros 29 años del nuevo período democrático, Blaquier mantuvo muy bien aceitadas sus relaciones con las autoridades de la Justicia Federal de la región, exactamente igual que lo había hecho con los uniformados en el pasado. Su amistad con Renato Rabbi Baldi Cabanillas, presidente de la Cámara Federal de Salta, máxima autoridad federal jujeña en el pasado, resultó clave. Baldi Cabanillas fue denunciado por organizaciones de derechos humanos, por frenar todas las causas por delitos de lesa humanidad. Está acusado de favorecer a un imputado, el mayor Alejandro Osvaldo Marjanov, su cuñado. Por no investigar a Cabanillas, fue suspendido el titular de la fiscalía federal número 1 de Jujuy, Domingo José Batule.

A pesar de estos obstáculos, el juez Poviña y la fiscalía pudieron aportar pruebas contundentes sobre la participación de la empresa. En allanamientos encontraron informes de inteligencia de Ledesma que guiaron los operativos militares; registros de entrada y salida de móviles del ingenio a centros de detención y cuentas de gastos de logística y combustible aportados para la represión. 

Esas pruebas se sumaron a las decenas de testimonios de víctimas y testigos que acreditaron desde hace décadas como el ingenio trabajó codo a codo con las fuerzas represivas.


PROCESADOS…, FALTA DE MERITO
Carlos Pedro Blaquier, presidente de la empresa y Alberto Lemos, administrador del Ingenio, fueron procesados por 20 hechos y por la causa Aredez, en 3 casos. Todos estos procesamientos, después de pasar por las instancias superiores, por lo que la decisión de llamar a juicio oral está de nuevo en manos del juez federal de instrucción Poviña.

También se completaron las recusaciones que la defensa de Blaquier realizó al juez Poviña y al fiscal Pelazzo, que fue apartado por la Cámara de Apelaciones de Salta, que preside Cabanillas.

Pero en marzo de 2015 La Cámara Federal de Casación Penal revocó, por unanimidad, los procesamientos de Carlos Pedro Blaquier, dueño del ingenio Ledesma y Alberto Lemos, ex directivo de la empresa, que había sido acusados por supuesta complicidad en los secuestros de vecinos y trabajadores de la compañía, ocurridos a tres meses del golpe de Estado de 1976, en Jujuy.

Los jueces de la Sala IV de la Cámara de Casación, Gustavo Hornos, Eduardo Riggiy Juan Carlos Gemignani, entendieron que no existía mérito para procesar a Blaquier y a su ex empleado por delitos de lesa humanidad y dictó la falta de mérito de ambos.

El máximo Tribunal Penal del país llegó a la falta de mérito, al entender que de ninguna manera se acreditó la participación de ambos ejecutivos en los delitos investigados. También confirmó la resolución que decretó la nulidad e ilegalidad de la designación del abogado querellante Pablo Miguel Pelazzo como fiscal adjunto.


Como una postal que sintetiza 40 años de pelea, entre el puedo y el poder económico de Jujuy, Milagro está presa y Blaquier en libertad…

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