Gerardo Fernández
-- http://www.labatallacultural.org/2017/04/14/ser-de-derecha/
Amílcar Cuello dejó días atrás un comentario sobre cómo
procede el macrismo, que me permito reflotar porque apunta a quizá el problema
más importante que sufre en estos días la ancha avenida opositora. Hablando de
los dichos de Macri, escribió Amílcar:
El tema no es devolver la pelota respecto de la
inconsistencia de los dichos del presidente. Ganamos poco con regodearnos con
eso. Señalar con el dedo no aporta. El tipo está construyendo sentido. ¿Se
acuerdan del “yo lo voté” de Menem? Bueno, ahora, se dejó de lado esa
vergüenza. Ahora, se asume la postura. Y más, se dobla la apuesta. Los negros
tienen que morirse de hambre, a los docentes hay que molerlos a palos. El
30% cautivo del pensamiento conservador por fin se asume como tal y despliega
todo su arsenal de construcción de sentido. ¿Creen que esto lo llevará a ruina?
¿Seguros? Miren en Chile lo fuerte que es la derecha, que se asume como
tal. Miren en España. En ambos países hay un reconocimiento de dichas posturas
con todas las letras. Te dicen, “somos de derecha”. Y eso los hace
fuertes, o por lo menos no les baja la intención de voto. Esa batalla de
construcción de sentido no la estamos viendo, nos burlamos, pero a ellos nos
les hace mella. Como cuando Ruckauf dijo que había que meterles balas a los
delincuentes y pensamos que la provincia de Buenos Aires iba a dejar de estar
al gobierno del justicialismo.
Amílcar nos está anticipando muchas cosas que muy
probablemente se nos están escapando a quienes venimos de apoyar a pie
juntillas al gobierno anterior y no advertimos muchas de las transformaciones
que se vienen operando en nuestra sociedad. Por eso insisto con salir del
algoritmo. Con buscar nuevas formas de relacionamiento, con hallar nuevas
instancias de debate, nuevos interlocutores. Coincido con Amílcar en que
centralmente el macrismo está construyendo algo que siempre existió pero nunca
fuerza alguna lo asumió como tal, se está modelando como una fuerza de derecha
con todo lo que ello significa y está empezando a admitirlo sin culpas ni tapujos
y si esto no es advertido a tiempo por las fuerzas del campo nacional y popular
es muy probable que no se encuentren a tiempo los elementos para abortar el
experimento, porque no es sólo una cuestión de definición en términos de
cartelería política, es más profundo. Admitirse como una fuerza de derecha
implica ir dejando de tolerar ciertas costumbres y prácticas que hasta ahora se
fueron de una manera u otra aguantando. No es casual el ataque al choripán, en
esa agresión a un símbolo de lo popular está agazapada toda una serie de
miradas sobre la sociedad y cómo reorientarla.
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