sábado, 19 de junio de 2010

El desafío teórico de la izquierda latinoamericana

por: Emir Sader - http://www.ecaminos.org/leer.php/6538


América Latina, un continente de revoluciones y contrarrevoluciones, carece de pensamientos estratégicos que orienten procesos políticos ricos y diversificados que estén a la altura de los desafíos que enfrenta. A pesar de contar con una fuerte capacidad analítica, importantes procesos de transformación y dirigentes revolucionarios emblemáticos, el continente no produjo la teoría de su propia práctica. .



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Las tres estrategias históricas de la izquierda contaron con fuerzas vigorosas en su liderazgo -partidos socialistas y comunistas, movimientos nacionalistas, grupos guerrilleros- y condujeron experiencias de profunda significación política: la Revolución Cubana, el gobierno de Allende, la victoria sandinista, los gobiernos posneoliberales en Venezuela, Bolivia y Ecuador, la construcción de poderes locales, como en Chiapas, y prácticas de presupuestos participativos, de las cuales la más importante ocurrió en la ciudad de Porto Alegre. Sin embargo, no contamos con grandes síntesis estratégicas que nos permitan usar los balances de cada una de esas estrategias, ni tampoco con un conjunto de reflexiones que favorezca la formulación de nuevas propuestas.



El hecho mismo de que esas tres estrategias hayan sido desarrolladas por fuerzas políticas distintas hace que no ocurran procesos comunes de acumulación, reflexión y síntesis. Mientras los partidos comunistas tuvieron una existencia realmente concreta, promovieron procesos de reflexión sobre sus propias prácticas. Mientras existió, la OLAS hizo lo mismo con los procesos de lucha armada. Los movimientos nacionalistas, en cambio, no establecieron entre sí intercambios suficientes para fomentar algo similar. Hoy, las nuevas prácticas no estimulan la elaboración teórica ni la problematización crítica de las nuevas realidades.



Las estrategias adoptadas en el continente, sobre todo en sus primeros tiempos, sufrieron el peso de los vínculos internacionales de la izquierda latinoamericana con los partidos comunistas en especial, pero también con los socialdemócratas. La línea de "clase contra clase", por ejemplo, implantada en la segunda mitad de los años veinte y que dificultó la comprensión de las formas políticas concretas de respuesta a la crisis de 1929 -de las cuales el gobierno de Getúlio Vargas en Brasil es sólo una de las excepciones, al lado del efímero gobierno socialista de doce días en Chile y de manifestaciones similares en Cuba-, fue una importación directa de la crisis de aislamiento de la Unión Soviética en relación con los gobiernos de Europa occidental, y no una inducción a partir de las condiciones concretas vigentes en el continente.



Las movilizaciones lideradas por Farabundo Martí y por Augusto Sandino nacieron de condiciones concretas de resistencia a la ocupación estadounidense y expresaron formas directas de nacionalismo antiimperialista. Los procesos de industrialización en Argentina, Brasil y México surgieron como respuestas a la crisis de 1929. No se asentaron, por lo menos inicialmente, en estrategias articuladas. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) teorizó situaciones cuando, ya al comenzar la segunda posguerra, se abocó a elaborar la teoría de la industrialización sustitutiva de importaciones e, incluso así, era una estrategia económica. Tampoco la revolución boliviana de 1952 diseñó una línea de acción estratégica propia, sólo puso en práctica ciertas reivindicaciones, como la universalización del voto, la reforma agraria y la nacionalización de las minas.



Así, ni el nacionalismo ni el reformismo tradicional asentaron su acción en estrategias, sino que respondieron a demandas económicas, sociales y políticas. Cuando la Internacional Comunista definió su posición de Frentes Antifascistas, en 1935, la aplicación de la nueva orientación se topó con las condiciones concretas vividas por los países de la región. Si la línea de "clase contra clase" respondía a las condiciones particulares de la Unión Soviética, la nueva orientación respondía a la expansión de los regímenes fascistas en Europa. Ninguna de ellas tenía en cuenta las condiciones de América Latina, asimilada a la periferia colonial, sin una identidad particular.



Esa inadecuación tuvo varios efectos concretos. El movimiento liderado por Luís Carlos Prestes en 1935 se mantuvo a horcajadas entre dos líneas: por un lado, organizaba una sublevación centrada en tenientes; por otro lado, no pregonaba un gobierno obrero-campesino sino un frente de liberación nacional, en respuesta a la línea más amplia de la Internacional Comunista. La forma de lucha correspondía a la línea radical de "clase contra clase", y el objetivo político, al frente democrático. El resultado fue que el movimiento se aisló de la "Revolución del 30" dirigida por Getúlio Vargas, de carácter nacionalista y popular.



El Frente Popular en Chile importó el lema "antifascista" sin que el fascismo se hubiera expandido por el continente. Lo que hubo fue una transposición mecánica del fascismo europeo hacia América Latina, con todos los correlatos de equívocos posibles. Allí, el fascismo se identificó con el nacionalismo y el antiliberalismo, sin ningún sentido antiimperialista. El nacionalismo europeo estuvo marcado por el chauvinismo, por la supuesta superioridad de un Estado nacional sobre los otros y por el antiliberalismo, incluso la democracia liberal. La burguesía ascendente asumió la ideología liberal como instrumento para destrabar la libre circulación del capital de los límites feudales.



En América Latina, el nacionalismo reprodujo el antiliberalismo político y económico, pero asumió una posición antiimperialista por la inserción misma de la región en la periferia -en nuestro caso, estadounidense, lo que nos situó en el campo de la izquierda-. Sin embargo, las transposiciones mecánicas de los esquemas europeos llevaron a algunos partidos comunistas de aquel período (en Brasil y la Argentina, por ejemplo) a caracterizar a Juan Domingo Perón y a Getúlio Vargas, en ciertos momentos, como reproductores del fascismo en América Latina. Debido a ello, fueron identificados como los adversarios más férreos que debían ser combatidos. El Partido Comunista de la Argentina, por ejemplo, se alió contra Perón en las elecciones de 1945, no sólo con el candidato liberal del Partido Radical, sino también con la Iglesia y la Embajada de EEUU, respondiendo a la idea de que toda alianza contra el mayor enemigo, el fascismo, era válida.



La mayor confusión se produjo no sólo en relación con el nacionalismo, sino también con el liberalismo, que en Europa fue la ideología de la burguesía ascendente, mientras que en América Latina las políticas de libre comercio del liberalismo eran patrimonio de las oligarquías primario-exportadoras. No sólo el nacionalismo tiene luz verde aquí, también el liberalismo.



Fue ese fenómeno el que provocó la disociación entre cuestiones sociales y democráticas, y la asunción de las cuestiones sociales por parte del nacionalismo, en detrimento de las democráticas.



El liberalismo siempre intentó apoderarse de la cuestión democrática, y acusó a los gobiernos nacionalistas de autoritarios y dictatoriales, mientras éstos acusaban a los liberales de gobernar para los ricos y de no tener sensibilidad social, reivindicando para sí la defensa de la masa pobre de la población.



Sólo un análisis concreto de las situaciones concretas habría permitido apropiarse de las condiciones históricas específicas del continente y de cada país. Análisis como los realizados por el peruano José Carlos Mariátegui, el cubano Julio Antonio Mella, el chileno Luis Emilio Recabarren y el brasileño Caio Prado Jr., entre otros, todos ellos análisis autónomos que las direcciones de los partidos comunistas a las que pertenecían sus autores no tuvieron en cuenta. En cambio predominaron las ideas de la Internacional Comunista, que contribuyeron a dificultar el arraigo de los partidos comunistas en esos países.



Cuando el nacionalismo fue asumido por la izquierda, lo fue como fuerza subordinada en alianzas con liderazgos populares que representaban un bloque pluriclasista. Ese largo período no fue teorizado por la izquierda. Las alianzas y las concepciones de los frentes populares no daban cuenta de ese nuevo fenómeno en el que el antiimperialismo sustituía al antifascismo con características muy diferentes.



La revolución boliviana de 1952 fue objeto de interpretaciones enfrentadas porque contenía elementos nacionalistas -como la nacionalización de las minas de estaño- y populares -como la reforma agraria-. Pero la participación activa de milicias obreras que sustituyeron al Ejército, la presencia de una alianza obrerocampesina y las revoluciones anticapitalistas posibilitaron otras teorizaciones sobre lo que existía embrionariamente en aquel movimiento pluriclasista: desde un movimiento nacionalista clásico, nacional y antioligárquico, hasta las versiones que le darían un carácter anticapitalista.



La Revolución Cubana cuenta con dos tipos de análisis: el de Fidel, de tipo programático, en La historia me absolverá, y el del Che, en La guerra de guerrillas, sobre la estrategia de construcción de la fuerza político-militar y de lucha por el poder. El texto que Fidel pergeñó como defensa en el proceso contra los atacantes del Cuartel Moncada es un extraordinario análisis de elaboración de un programa político a partir de las condiciones concretas de la sociedad cubana de la época. El análisis del Che describe puntualmente cómo la guerra de guerrillas articuló la lucha político-militar, desde el núcleo guerrillero inicial hasta los grandes destacamentos que compusieron el ejército rebelde, resistió la ofensiva del Ejército regular y desató la ofensiva final que los llevó a la victoria.



Con todo, ya sea por no existir reflexión al respecto, ya sea para mantener el elemento sorpresa -importante para la victoria-, no hubo un análisis público del carácter del movimiento -si era sólo nacionalista, o si era embrionariamente anticapitalista-. La Revolución Cubana fue constituyendo, a la luz de los enfrentamientos concretos, su estrategia de rápido pasaje de la fase democrática y nacional a la fase antiimperialista y anticapitalista, conforme la dinámica entre revolución y contrarrevolución iba imponiendo las definiciones. Esa trayectoria no fue tanto motivo de reflexión como sí lo fueron las formas de lucha, y en particular la guerra de guerrillas. Ése fue el gran debate en América Latina después del triunfo cubano: las formas de lucha. ¿Vía pacífica o vía armada? ¿Guerra de guerrillas rurales o guerra popular? La articulación de las cuestiones nacional y antiimperialista con las cuestiones anticapitalista y socialista

fue menos discutida y elaborada.



Las experiencias guerrilleras reprodujeron ese debate, de la misma forma en que el gobierno de la Unidad Popular lo hizo en Chile. Los gobiernos nacionalistas militares, en particular el gobierno peruano de Velasco Alvarado, pero también con menos profundidad los de Ecuador y Honduras, reinstalaron la temática del nacionalismo; sin embargo, su carácter militar no propició su teorización y tampoco fue considerada una alternativa estratégica por la izquierda de aquel momento.



El proceso nicaragüense incorporó las experiencias anteriores de estrategias de lucha por el poder y elaboró una plataforma de gobierno poco definida, adaptada a factores nuevos, de los cuales los más importantes fueron la incorporación de los cristianos y de las mujeres a la militancia revolucionaria y una política exterior más flexible. Fue enfrentando empíricamente los obstáculos que encontró -en especial, el asedio militar de los Estados Unidos-, sin contribuir con teorías sobre la práctica que desarrollaba.



Así como ocurrió con el caso de la Unidad Popular, la experiencia sandinista fue objeto de una vasta bibliografía, pero no se puede decir que haya conducido a un balance estratégico claro que pudiera dejar una experiencia para el conjunto de la izquierda. El debate sobre Chile estuvo presente en las discusiones de la izquierda en todo el mundo y, por eso, perdió su especificidad como fenómeno chileno y latinoamericano. Los debates sobre Nicaragua, por el contrario, tendieron a centrarse en aspectos importantes como, por ejemplo, las cuestiones éticas, pero no produjeron un balance estratégico de los once años de gobierno sandinista.



Cuando en el mundo la izquierda atravesaba su momento de mayor debilidad, en Brasil se destacaba como una excepción, a contramano de las tendencias generales, sobre todo de los cambios regresivos radicales en las correlaciones de fuerza internacionales. Lula se proyectó como alternativa de dirección política ya en las primeras elecciones, en 1989, al llegar a la segunda vuelta; por primera vez, la izquierda aparecía en Brasil como fuerza alternativa real de gobierno -en el año de la caída del Muro de Berlín y del fin del campo socialista, con fuertes indicios de disgregación de la Unión Soviética y del triunfo de los Estados Unidos en la Guerra Fría y con el retorno a un mundo unipolar, bajo la hegemonía imperial estadounidense-.



Por ese entonces, Carlos Menem y Carlos Andrés Pérez triunfaban en la Argentina y en Venezuela, respectivamente, y no sólo extendían así las experiencias neoliberales a fuerzas nacionalistas y socialdemócratas, sino que apuntaban a la generalización de esas políticas en el continente. A eso se sumó la elección de Fernando Collor de Mello, que había derrotado a Lula en Brasil, y la Concertación (alianza de la Democracia Cristiana con el Partido Socialista) en Chile, en 1990. En febrero de ese mismo año el sandinismo fue derrotado en las urnas. Cuba ya había entrado en el "período especial", durante el cual enfrentaría, con grandes dificultades, las consecuencias del fin del bloque socialista al que estaba estructuralmente integrada.



En ese momento, en Brasil se concentraban experiencias que aparentemente hablaban de una nueva vertiente de la izquierda -postsoviética, según algunos; postsocialdemócrata, según otros-. Además de Lula y del PT, los años ochenta habían visto surgir a la CUT, la primera central sindical legalizada en la historia del país; al MST, el más fuerte e innovador movimiento social en el país, y el crecimiento de las políticas de presupuesto participativo en las municipalidades, en general bajo las directivas del PT. Por todos estos factores, la ciudad brasileña de Porto Alegre más tarde sería elegida sede de los FSM.



Se proyectaron así sobre la izquierda brasileña, y en particular sobre el liderazgo de Lula y sobre el partido petista, grandes esperanzas de que se abriría un nuevo ciclo de una izquierda renovada. Sin entrar en el análisis detallado de una experiencia tan compleja como la del PT y el liderazgo de Lula, es preciso destacar que, desde el comienzo, se proyectaron sobre ambos expectativas que no tenían fundamento en experiencias concretas ni en los rasgos políticos e ideológicos que esas experiencias asumieron con el paso del tiempo.



Componentes de la izquierda anterior y de corrientes internacionales hicieron de Lula no sólo un dirigente obrero clasista, vinculado a las tradiciones de los consejos obreros, sino un dirigente de un partido de izquierda gramsciano, de un nuevo tipo, democrático y socialista. Lula no era nada de eso, pero tampoco era un dirigente a imagen y semejanza de aquello en lo que se había convertido el PT. Se formó como dirigente sindical, de base, en la época en que los sindicatos estaban prohibidos por la dictadura; un dirigente negociador directo con las entidades patronales, un gran líder de masas, pero sin ideología. Nunca se sintió vinculado a la tradición de la izquierda, ni a sus corrientes ideológicas, ni a sus experiencias políticas históricas. Se afilió a una izquierda social -si podemos considerarla de ese modo-, sin tener necesariamente vínculos ideológicos y políticos con ella. Buscó mejorar las condiciones de vida de la masa trabajadora, del pueblo o del país, según su vocabulario se fue transformando a lo largo de su carrera. Se trata de un negociador, de un enemigo de las rupturas, por lo tanto, de alguien sin ninguna propensión revolucionaria radical.



Esos rasgos deben ser enmarcados en las situaciones políticas que Lula enfrentó hasta convertirse en el Lula real. Sólo así se podrá intentar descifrar el enigma Lula.



Uno de los elementos de la crisis hegemónica latinoamericana es la falta de teorización al respecto. Con excepción del caso boliviano, que puede apoyarse en las producciones del grupo Comuna, en general los avances de los procesos posneoliberales ocurrieron por ensayo y error, y sobre los eslabones de menor resistencia de la cadena neoliberal. Ese proceso ya superó su fase inicial, cuando -como dijimos- obtuvo avances relativamente fáciles, hasta que la derecha se reorganizó y recuperó su capacidad de iniciativa. A partir de entonces, las elaboraciones teóricas que permitan la comprensión de la situación histórica real que afronta el continente, con sus elementos de fuerza y de debilidad, sus correlaciones de fuerza reales, concretas y globales, sus desafíos y sus posibles líneas de superación se han vuelto condición indispensable para el enfrentamiento y la superación de los obstáculos.



Desde que la hegemonía neoliberal se consolidó, la resistencia a ese modelo y las luchas de los movimientos sociales, incluso la organización del FSM, desplazaron la reflexión hacia el plano de la denuncia y de las resistencias, y soslayaron la cuestión política y estratégica. O sea, se tendió a la definición de un supuesto espacio de la sociedad civil como territorio privilegiado de actuación, en detrimento de la política, del Estado y, con ellos, de los temas de estrategia y construcción de proyectos hegemónicos alternativos y de nuevos bloques sociales y políticos. Esa postura teórica disminuyó con creces la capacidad de análisis de las fuerzas antineoliberales, que casi se limitaron a exaltar las posturas de resistencia y el valor de las movilizaciones de base, en desmedro de las posiciones de los partidos y de los gobiernos.



Los nuevos movimientos no contaron con una actualización del pensamiento estratégico latinoamericano en la que pudieran apoyarse, y ni siquiera con balances de las experiencias positivas y/o negativas anteriores. Lo que agravó todavía más la situación fueron los cambios radicales a escala mundial: el pasaje de un mundo bipolar a un mundo unipolar -bajo la hegemonía imperial estadounidense- y del modelo regulador al neoliberal, ambos ocurridos en un período histórico que implicó serias consecuencias para América Latina. Entre ellas, la regresión en los marcos de inserción de los países del continente en el mercado mundial, resultado de la apertura neoliberal, y el debilitamiento de los Estados nacionales.



Teorizaciones como las de Holloway y Toni Negri aparecían como adecuaciones a situaciones reales que, en vez de proponer soluciones estratégicas, intentaban hacer del vicio virtud. Aunque distintas en sus esbozos teóricos, ambas terminaron por acomodarse a la falta congénita de estrategia por parte de quienes rechazaban el Estado y la política para refugiarse en una mítica "sociedad civil" y en una reduccionista "autonomía de los movimientos sociales", renunciando a las reflexiones y las proposiciones estratégicas y dejando así al campo antineoliberal sin armas para responder a los desafíos de la crisis de hegemonía, que se hicieron más evidentes cuando la disputa hegemónica pasó a estar a la orden del día.



Ya analizamos cómo ese factor afectó el proceso venezolano, cómo el boliviano encontró una solución original y cómo el ecuatoriano se apoyó en soluciones híbridas, aunque creativas. El posneoliberalismo trajo nuevos desafíos teóricos que, por las nuevas condiciones que las luchas sociales y políticas enfrentan en el continente, iluminan una práctica necesariamente novedosa y, más que en cualquier otro momento, requieren reflexiones y propuestas estratégicas orientadas según las coordenadas de las nuevas formas de poder. Las propuestas del grupo boliviano Comuna, como mencionamos, son una excepción: constituyen el conjunto de textos más rico con que cuenta la izquierda latinoamericana, un ejemplo único en su historia por la capacidad de conjugar trabajos académicos y análisis individuales de gran creatividad teórica -de autores como Álvaro García Linera, Luis Tapia, Raúl Prada, entre otros-, a intervenciones políticas directas. En estas condiciones, García Linera se convirtió en vicepresidente de la República y Prada fue un importante parlamentario constituyente.



Las dificultades para desarrollar una teoría a partir de la práctica que hoy enfrenta la izquierda latinoamericana se deben a varios factores. Entre ellos, podemos resaltar la dinámica asumida por la práctica teórica, esencialmente concentrada en las universidades, que sufrió los efectos del cambio de período en el plano académico: ofensiva ideológica del liberalismo; reclusión en la división del trabajo interno de las universidades, en particular por la especialización; refugio en posiciones poco críticas, que tienden a ser doctrinarias y no dan lugar a las alternativas.



Por otro lado, los procesos de superación real del neoliberalismo introdujeron temas alejados de la dinámica de la reflexión académica, como el de los pueblos originarios y los Estados plurinacionales, la nacionalización de los recursos naturales, la integración regional, el nuevo nacionalismo y el posneoliberalismo, que están muy alejados de los que suelen abordarse en los cursos universitarios y de aquellos privilegiados por las instituciones de fomento e investigación. Éstas privilegiaron las propuestas definidas por las matrices fragmentadas de las realidades sociales, desvalorizando interpretaciones históricas globales, y a la vez acentuaron la fragmentación entre las distintas esferas -económica, social, política y cultural- de la realidad concreta.



Además, no debemos olvidar los efectos de la crisis ideológica que afectó las prácticas teóricas en la transición del período histórico anterior al actual, con la descalificación de los llamados megarrelatos y la utilización generalizada de la idea de crisis de los paradigmas. A raíz de eso, se abandonaron los modelos analíticos generales y se adhirió al posmodernismo, con las consecuencias señaladas por Perry Anderson: estructuras sin historia, historia sin sujeto, teorías sin verdad, un verdadero suicidio de la teoría y de cualquier intento de explicación racional del mundo y de las relaciones sociales.



Temas esenciales para las estrategias de poder, como el poder mismo, el Estado, las alianzas, la construcción de bloques alternativos de fuerzas, el imperialismo, las alianzas externas, los análisis de las correlaciones de fuerzas, los procesos de acumulación de fuerzas, el bloque hegemónico, entre otros, quedaron desplazados o prácticamente desaparecieron, en especial a medida que los movimientos sociales pasaron a ocupar un lugar protagónico en las luchas antineoliberales. El pasaje de la fase defensiva a la fase de disputa hegemónica ha de significar -como significa en los textos del grupo Comuna y en los discursos de Hugo Chávez y Rafael Correa- una recuperación de esas temáticas, una actualización para el período histórico de la hegemonía neoliberal y la lucha desmercantilizadora. Refugiarse en la óptica de simple denuncia, sin compromiso con la formulación y la construcción de alternativas políticas concretas, tiende a distanciar a una parte importante de la intelectualidad de los procesos históricos concretos que el movimiento popular enfrenta en el continente, y de ese modo lo condena a intentos empíricos de ensayo y error, en la medida en que no cuenta con el apoyo de una reflexión teórica comprometida con los procesos de transformación existentes.



La tentación contraria es grande. Dado que Fidel Castro no es Lenin, el Che no es Trotsky, Hugo Chávez no es Mao Tsé-Tung, Evo Morales no es Ho Chi Minh y Rafael Correa no es Gramsci, sería más fácil rechazar los procesos históricos reales, porque no corresponden a los sueños de revolución construidos con el impulso de otras eras, que intentar descifrar la historia contemporánea con sus enigmas específicos. En fin, intentar reconocer los signos del nuevo topo latinoamericano o quedar relegado a los compendios a los que son reducidos los textos clásicos por las manos poderosas y sectarias de quienes tienen miedo de la historia.



Refugiarse en las formulaciones de los textos clásicos es el camino más cómodo, pero también el más seguro para la derrota. Las derrotas no se explican por razones políticas, sino morales -y la "traición" es la más común-. La falta de respuesta política lleva a visiones infrapolíticas, morales. El diagnóstico de Trotsky sobre la Unión Soviética es el modelo opuesto: se trata de la explicación política, ideológica y social de los caminos abiertos por el poder bolchevique. Por eso pasó de la tesis de la revolución "traicionada" a la afirmación sustancial del Estado bajo la hegemonía de la burocracia.



La defensa de los principios supuestamente contenidos en los textos de los clásicos parece explicarse por sí misma, pero no da cuenta de lo esencial: ¿por qué las visiones de la ultraizquierda, doctrinarias, extremistas, nunca triunfan, nunca consiguen convencer a la mayoría de la población, nunca construyeron organizaciones que estén en condiciones de dirigir los procesos revolucionarios? Se identifican con los grandes balances de las derrotas, pero nunca conducen a procesos de construcción de fuerzas políticas revolucionarias. No es casual que su horizonte acostumbre ser la polémica en el interior de la ultraizquierda y las críticas a los otros sectores de izquierda, sin protagonizar grandes debates nacionales, sin enfrentar centralmente a la derecha o participar de la disputa hegemónica. Aquellos que sólo aparecen en los espacios públicos para criticar a los sectores de izquierda, muchas veces valiéndose de los espacios mediáticos de los órganos de la derecha, perdieron de vista a sus enemigos fundamentales, los grandes enfrentamientos con la derecha.



El desafío es encarar las contradicciones de la historia en las condiciones concretas de los países de la América Latina de hoy y desentrañar los puntos de apoyo para así construir el posneoliberalismo. El grupo Comuna supo hacerlo porque releyó la historia boliviana, en especial a partir de la revolución de 1952, descifró su significado, hizo las periodizaciones posteriores de la historia del país, comprendió los ciclos que llevaron al agotamiento de la fase neoliberal, consiguió deshacer los equívocos de la izquierda tradicional en relación con los sujetos históricos y realizó el trabajo teórico indispensable para concertar el casamiento entre el liderazgo de Evo Morales y el resurgimiento del movimiento indígena como protagonista histórico esencial del actual período boliviano. Pudo así recomponer la articulación entre la práctica teórica y la política, y ayudar al nuevo movimiento popular a abrir los caminos de lucha por las reivindicaciones económicas y sociales en los planos étnico y político.



Ese trabajo teórico es indispensable y sólo se puede hacer a partir de las realidades concretas de cada país, articuladas con la reflexión sobre las interpretaciones teóricas y las experiencias históricas acumuladas por el movimiento popular con el paso del tiempo. La realidad es implacable con los errores teóricos. La América Latina del siglo XXI requiere y merece una teoría a la altura de los desafíos presentes.



[CLACSO - Cuadernos de Pensamiento Crítico /Le Monde Diplomatique].



por: Emir Sader , filósofo, cientista político e professor da Universidade Estadual do Rio de Janeiro (UERJ), onde coordena o Laboratório de Políticas Públicas

miércoles, 16 de junio de 2010

Nuevo tipo de militancia

Isabel Rauber - http://alainet.org/active/38865

Las nuevas prácticas políticas emergidas con fuerza desde las resistencias y luchas de los movimientos sociales han conformado una nueva militancia: capaz de concertar voluntades diversas y dispersas, de dedicar parte de su tiempo a tareas de capacitación para que las mayorías puedan participar con protagonismo creciente desplegando al máximo sus potencialidades. Se trata de una militancia consecuente con las propuestas que levanta, impuesta de que los desafíos socio-transformadores no son tarea de élites mesiánicas, sino que reclaman la participación protagónica plena de las mayorías concientes. Esto habla de diversidades que habrán de articularse y conjugarse, de pluralidad de cosmovisiones, de horizontalidad en las interrelaciones y miradas, de un nuevo tipo de organización y poder que se construye desde abajo, con el protagonismo de los –tradicionalmente considerados‑ de abajo.

Esto modifica de raíz lo que hasta ahora se suponía era la “razón de ser” y actuar del militante: llevar las ideas y propuestas del partido hacia el pueblo y sus organizaciones, aceptando la hipótesis de que la misión histórica de las masas populares es la de organizarse para actuar como “fuerza material” capaz de realizar (materializar) el programa elaborado por el partido político (auto)considerado vanguardia.

La creciente movilización social y política de amplios sectores y actores sociales ha ampliado el ámbito de los político, modificado el accionar político y sus modos y –consiguientemente‑, llama a modificar la concepción de la militancia y sus modalidades de actuación política, generalmente centrada en la asistencia a las reuniones partidarias periódicas, en el análisis de documentos internos, en disputas domésticas, en debatir su perspectiva en los congresos, etc. Sin objetar estas actividades, está claro que resultan insuficientes y confinadas al “internismo”.

El desafío socio-transformador actual es civilizatorio. Construir una nueva civilización es una tarea de gran magnitud para la que no alcanza la movilización de los activistas, requiere de la participación y creatividad de millones. A ello pueden contribuir todos aquellos que se van comprometiendo con la actividad sociopolítica y también los intelectuales orgánicos. Esto reclama desarrollar sostenidamente prácticas democráticas, horizontales y participativas en lo que se va construyendo, en el pensamiento y en la acción.

Se trata de ir configurando en las prácticas una pedagogía de la nueva praxis política, aportando valiosos ejemplos para la conformación de un nuevo tipo de militancia: solidaria, autónoma, consciente, responsable, participativa, constructora y concertadora de la participación desde abajo, en sus comunidades, con sus compañeros/as en su sector de trabajo, en el campo, en la universidad, en el ámbito sociocultural donde actúe, en la vida familiar, y en la organización social o política en la que participe. En sus alforjas inspiradoras cuenta con los aportes de la educación popular, cuyos principios y concepción fecundan el pensamiento y las prácticas colectivas de la transformación social. Es lamentable que todavía se halle tan disociada de las prácticas políticas de la izquierda. Ello evidencia –de hecho‑ la sobrevivencia de la cultura vanguardista.

Es tiempo de que la izquierda partidaria y su militancia pongan fin a su distanciamiento jerarquizado respecto de los sectores sociales populares; es vital suprimir las famosas "correas de transmisión" y sustituirlas por el diálogo permanente, el aprendizaje mutuo, la horizontalidad en las decisiones y el control popular.

Para decirlo de un modo comprensible para todos/as: la izquierda tendría que realizar una auto-transformación homóloga a la ocurrida en la Iglesia Católica cuando el Concilio Vaticano II. Allí se explicitó que “la Iglesia” no radicaba en el edificio del templo, sino en el pueblo de Dios, y se les dijo a los curas que había que salir de los claustros, llegar al pueblo y convocarlo a construir lo que sería entonces “su” iglesia. Esto implicó para los sacerdotes desde cambios en su indumentaria (sacarse la sotana distanciadora), hasta modificaciones en su forma de practicar su religión: salir a buscar y escuchar al pueblo, convivir con la población donde quiera que ella estuviese y fuese.

Aquel impulso cristiano sustentó prácticas comprometidas de curas y mojas militantes, abrió las puertas a los llamados “curas del Tercer Mundo” y la “Teología de Liberación”. Si resultó luego mediatizado, relegado y hasta perseguido por sectores retrógrados de la institución religiosa fue precisamente porque la experiencia fue un éxito en relación con los objetivos.

Si la izquierda partidaria y su militancia hicieran “su concilio” abriéndose hacia los pueblos, cambiando su lógica y sus prácticas, tomando como punto de partida las realidades socioculturales de los pueblos, asimilando y aceptando su diversidad de identidades y cosmovisiones, apuntalando sus prácticas, impulsando la maduración de pensamientos liberadores y de liberación, contribuiría a un cambio cultural y político colectivo radical y revolucionario. Sería razón suficiente.

- Isabel Rauber es doctora en filosofía, profesora universitaria, investigadora social y pedagoga política.

lunes, 14 de junio de 2010

La guerra de la Copa del Mundo

Pepe Escobar* - http://www.surysur.net/?q=node/13882

La legendaria divinidad del fútbol Diego Maradona ha prometido que si Argentina, el equipo que dirige, gana la Copa del Mundial de Sudáfrica que comienza el viernes, recorrerá desnudo el Obelisco en el centro de Buenos Aires.

Semejante striptease especial seguramente divertiría a una “comunidad internacional” exhausta que encara las mismas antiguas sanciones contra Irán, los drones en AfPak, las invenciones de Israel, los enfrentamientos en Corea, los colapsos en Europa, el crecimiento de China y el vertido de BP.

Ante todo, dejemos algo en claro. No hablamos de soccer [nombre dado al fútbol en EE.UU.] Es fútbol, como los británicos lo inventaron (aunque los chinos –¿quién iba a ser?– ya pateaban una pelota hace 5.000 años). Y el fútbol, no el soccer, es el máximo narcótico de la gente frenéticamente consumido en todo el mundo. El formidable historiador británico Eric Hobsbawm ha señalado cómo el fútbol muestra el conflicto esencial de la globalización: la relación muy compleja entre el sobre-comercialismo y el profundo apego emocional en lo que se refiere a cada uno de los fanáticos del deporte.

El conflicto existe incluso cuando fanáticos que miran los partidos en el terreno son tratados ahora como simples extras en lo que ahora se ha convertido cada Copa del Mundo: un megaespecial de televisión de un mes de duración con estrellas que son el equivalente futbolístico de megaestrellas de Hollywood. El fútbol es la mayor industria del entretenimiento global –y también un imán para el lavado de dinero-.

¿Cuánto vale el futbolista del mundo del año, Lionel Messi de Argentina? ¿150 millones de dólares, 200 millones, 300 millones? Otros jugadores también son conocidos en todo el mundo: Cristiano Ronaldo de Portugal, Didier Drogba de Costa de Marfil, Wayne Rooney de Inglaterra, (y luego tenemos a los muy lamentados ausentes como Ronaldinho de Brasil –no seleccionado– y el lesionado capitán alemán Michael Ballack).

En todo el creciente mundo en desarrollo, y en toda Europa, el fútbol es el deporte más globalizado porque en el subconsciente colectivo rompió de alguna manera el patrón forjado en EE.UU. –Hollywood, música pop, novelas en la televisión– todo lo que tiene que ver con la cultura de masas. El poder estadounidense no puede satisfacer por sí solo el deseo global de fantasías rituales masivas –jugar por jugar, jugar como una metáfora para la vida misma, jugar como guerra-. En el fútbol, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas –con poder de veto– son realmente Brasil, Italia, Argentina, Alemania y un activo grupo que compite por el quinto lugar, desde Inglaterra y Holanda a España y la Costa de Marfil.

El fútbol permite compasivamente que se reconstruya una noción juguetona de identidad nacional: guerra por otros medios (juguetones). Escuchad el sonido de un millón de vuvuzelas –los instrumentos sudafricanos parecidos a una larga trompeta que serán un fondo extremadamente audible de los partidos); juegos de guerra es lo que ahora habrá en Sudáfrica-. Pero de un cierto modo sigue existiendo un sentimiento fastidioso, como si a fin de cuentas hubiera sido siempre el mismo maldito vencedor.

Vosotros jugáis, nosotros cobramos

El destacado escritor uruguayo –y fanático del fútbol– Eduardo Galeano, dijo una vez: “La FIFA es el FMI del fútbol”. De manera muy parecida al Fondo Monetario Internacional, la Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol es obscenamente rica, extremadamente poderosa y está dirigida como un club hiperexclusivo.

La FIFA se fundó en 1904. Sólo 310 personas trabajan en la sede en Zúrich. Y sólo unos 1.000 trabajan en los asombrosos 208 países miembros (“sólo” 192 naciones son miembros de la ONU, que emplea a más de 40.000). Los 24 miembros del consejo de la FIFA –a los que paga unos 50.000 dólares al mes– pasan su precioso tiempo viajando por el mundo y haciendo tratos con Estados-naciones y corporaciones. De un modo muy similar al FMI, la rotación de personal es mínima. La mayoría de los empleados de la FIFA han ocupado sus puestos durante más de 15 años.

La FIFA es responsable de la comercialización de cada producto vinculado al fútbol profesional, el patrocinio y los derechos de la televisión. Está en el epicentro de un mercado de 250.000 millones de dólares. En 2009, la FIFA ganó 1.000 millones de dólares. Sólo con la Copa del Mundo en Sudáfrica, la FIFA recibió 3.800 millones de dólares.


Como ícono del capitalismo salvaje, la FIFA nunca pierde dinero. Está totalmente asegurada. Para esta Copa del Mundo y la próxima en 2014 en Brasil, eso asciende a 650 millones de dólares. En cuanto a los gobiernos nacionales, esos tratos no son tan ventajosos. El Gobierno sudafricano planificó el gasto de 450 millones de dólares para esta Copa del Mundo. Los costes crecieron a no menos de 6.000 millones; y siguen aumentando. Esto incluye la construcción de nueve estadios nuevos y la reconstrucción de otros cinco. Se espera que el de Durban se convierta en un hito al estilo del museo Guggenheim de Bilbao.

Sin embargo, el muy elogiado tren de alta velocidad de Pretoria a Johannesburgo está retrasado. Sólo se ha abierto un tramo entre el aeropuerto de Johannesburgo y el lujoso vecindario Sandton, la milla cuadrada más acaudalada (sobre todo blanca) en África, donde residirán los cerca de 200 delegados de la FIFA, y su presidente el superburócrata Sepp Blatter, dormirá en las falsas Torres Michelangelo protegido por cinco guardaespaldas, con acceso a un baño en suite al estilo Disney, así como a un mini bar personalizado con el mejor chardonnay sudafricano y con cubos de hielo hechos con agua de Evian.

Cualquier país que desee organizar una Copa del Mundo debe someterse virtualmente a la autoridad de la FIFA, lo que incluye cambios en la legislación nacional. Hace cuatro años, el Parlamento de Sudáfrica atribuyó a la Copa del Mundo el estatus de “evento protegido” regido por una legislación específica. El país organizador debe ceder a la FIFA los derechos para todo, desde la publicidad y el mercadeo hasta el control del perímetro que rodea los estadios (La FIFA es de hecho un Estado soberano en todos los estadios en Sudáfrica). De un modo muy similar al FMI, la FIFA no es un organismo humanitario. Para las corporaciones asociadas, la tarea de la FIFA es abrir mercados, África en el caso actual. A continuación describo un ejemplo de cómo trabaja realmente la FIFA.

Un estadio en Athlone, un suburbio pobre de Ciudad del Cabo de mayoría “de color”, habría podido asegurar numerosos puestos de trabajo en el área y ser el catalizador de un proceso de pavimentación de calles, construcción de nuevas casas y la mejora del transporte público. En su lugar, la FIFA prefirió el estadio Green Point construido entre el mar y la tarjeta postal favorita de Ciudad del Cabo, Table Mountain, a cinco minutos de un centro comercial de lujo y cerca de un campo de golf –y financiado con fondos públicos-.

Un inspector de la FIFA dijo al periódico sudafricano Mail and Guardian que miles de millones de espectadores no desearían ver “chabolas y pobreza” en la televisión. Como si la Copa del Mundo no se estuviera celebrando en un país con casi 40% de desempleo, en el cual la mitad de la población vive con menos de un dólar al día. El semanario alemán Der Spiegel por lo menos puso una parte en perspectiva, con la publicación de un informe especial en el que compara la sed de Europa por jóvenes futbolistas africanos con una nueva trata de esclavos.

Numerosos estudios académicos coinciden en que es más razonable que un país anfitrión de la Copa del Mundo construya lo que necesita en infraestructura que gastar una fortuna en un evento que en última instancia sólo beneficia a los organizadores y a los patrocinadores corporativos. Los productos autorizados disponibles en el país durante el Mundial son todos importados de China. Cuando la Copa del Mundo haya terminado el 11 de julio, no menos de 150.000 trabajadores en Sudáfrica perderán sus puestos de trabajo.

La identidad de dios

Sin embargo, la mayor parte del mundo no es consciente de todas las distorsiones; el deslumbrante atractivo del fútbol como farándula es demasiado seductor. Además, una Copa del Mundo todavía tiene que ver sobre todo con capas y más capas de intriga bizantina que alimenta la “guerra”; guerra con todos sus comandantes y soldados condecorados, desde el “Rooney asiático” Jong Tae-se, uno de los pocos norcoreanos que hizo sonreír verdaderamente al Querido Líder Kim Jong-il, hasta la ex pareja de Paris Hilton y portada de Vanity Fair Cristiano Ronaldo (“No juego solo y no hago milagros”).


*Periodista de Asia Times Online.Autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War, Red Zone Blues y Obama does Globalistan. Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens.

domingo, 13 de junio de 2010

Wakala Wakala: no es tiempo de África

María Cristina Rosas - http://www.etcetera.com.mx/articulo.php?articulo=4115

La primera Copa del Mundo que se lleva a cabo en el continente africano, es una oportunidad inmejorable para difundir a la comunidad internacional, la cultura y las tradiciones del país anfitrión, en este caso, Sudáfrica, y de sus vecinos. En lugar de ello, se optó por llevar a cabo un concierto previo a la inauguración, con la participación de artistas que, según los organizadores, son de “talla mundial”, aunque, en su inmensa mayoría occidentales, en detrimento de la pléyade de talentosos músicos africanos que tal vez no en México, pero sí en numerosas naciones del mundo, incluyendo Francia y Estados Unidos, son ampliamente conocidos y admirados.

La “canción oficial de la FIFA” para la Copa Mundo, Waka Waka (This Time For Africa, que literalmente señala que “es tiempo de África) interpretada por Shakira y Freshlyground, constituye un insulto al país anfitrión y para un continente que tuvo que esperar 80 años para organizar un evento deportivo de esta naturaleza. Claro, no es la primera vez que eso sucede: en 1998, “la canción oficial de la FIFA”, La copa de la vida, en un país tan celoso de su cultura como Francia, fue interpretada por Ricky Martin.

Ocurre que la actual Copa del Mundo es la más globalizada y, por lo mismo, la más comercial desde 1930, cuando Uruguay albergó la primera justa de la FIFA. Se presume que Shakira ha vendido unos 50 millones de discos en todo el mundo, lo cual constituye un éxito comercial y la capacita, a los ojos de los organizadores y los patrocinadores del torneo, para ser la “voz cantante” en Sudáfrica.

Lo anterior sería aceptable si Sudáfrica en particular, y el continente africano en general, carecieran de artistas autóctonos y/o comercialmente exitosos. Pero no es el caso. Hablando en primer lugar del país anfitrión, el marabi –estilo musical de los barrios bajos de Johanesburgo, desarrollado a principios del siglo XX-, los cánticos religiosos, el canto zulú a capella o isicathamiya, la música de los afrikáners –con raíces holandesas-, la kwela –con infusiones de jazz-, el soul, el bubblegum, el kwaito, etcétera, son sólo algunos de los géneros que dan cuenta de su riqueza y variedad musical.

Artistas como la finada Miriam Makeba –también conocida como Mamá África, por su activismo a favor de los derechos humanos-, recordada, entre otros éxitos, por “Pata, Pata”, canción que la ubicó en el 12° lugar en el Billboard en 1967 en Estados Unidos; y la también occisa Brenda Fassie, mejor conocida como “la reina del pop africano”, son sólo dos de los grandes talentos que Sudáfrica ha aportado al mundo de la música.

Descartando al norte de África, donde los estilos musicales están vinculados a las culturas árabes, en el África subsahariana se puede encontrar una larga lista de luminarias de la música, entre ellos el senegalés Youssou N’Dour; su paisana, la rapera Sister Fa –quien ganó fama mundial en 2008 al organizar una gira bajo el título “Educación sin mutilación”, para sensibilizar a la opinión pública respecto a la problemática que aqueja a las mujeres de diversas naciones africanas de cara a la ablación-; la extraordinaria Angélique Kidjo, oriunda de Benin –aunque hizo gran parte de su carrera en Francia-, ganadora del Grammy y numerosas distinciones por su activismo humanitario; la célebre Cesária Évora, nativa de Cabo Verde; etcétera.

Si los organizadores de la Copa del Mundo hubiesen asumido este evento para colocar a África en el mapa del mundo, contribuyendo a difundir parte de sus diversas y extraordinarias culturas, había una base artística lo suficientemente amplia en Sudáfrica y países vecinos, como para prescindir de los servicios de Shakira. Sin ir más lejos, la presencia de Angélique Kidjo habría bastado para poner a bailar el estadio Soccer City al ritmo de su “Congoleo”, o de “Ae, Ae.” Acompañada por Carlos Santana, habría podido interpretar igualmente “Naima”, tema compuesto por la propia Kidjo para su hija –este tema fue grabado con Santana en 1995. O bien, siguiendo con la línea de su álbum de 2007, Djin Djin, donde interpreta diversos temas al lado de artistas como Josh Groban, Alicia Keys, Peter Gabriel, Joss Stone, etcétera, pudo haber sido quien llevara la batuta en la fiesta inaugural del balón pie.

No faltará quien diga que Shakira tiene a su favor su espíritu filantrópico, por sus fundaciones “Pies descalzos” y, de manera más reciente, “Alas”, si bien, en este último caso, la malversación de los fondos recaudados llevó a que diversas celebridades que originalmente la apoyaron, se retiraran. Empero, Angélique Kidjo, es embajadora de buena voluntad del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) desde 2002, y ha recorrido diversos países africanos promoviendo el bienestar de la infancia. Tiene, al igual que Shakira, una fundación, la Batonga Foundation para fomentar la educación secundaria de las niñas africanas e intenta mejorar así sus expectativas de vida. Asimismo, es activista de OXFAM desde 2005 para impulsar el comercio justo. Igualmente, desde marzo del año pasado hace campaña para promover los derechos de las mujeres en el continente africano.

Es decir, si lo que la FIFA quería, era una artista africana, talentosa, internacional, defensora de causas nobles, reconocida y de raza negra, la opción era, seguramente, Angélique Kidjo acompañada de músicos sudafricanos de jazz, hip hop y otros géneros autóctonos. Sin embargo, en la inauguración de la Copa del Mundo confluyeron factores como el racismo occidental, el etnocentrismo y, claro está, los intereses comerciales. No importa que Kidjo haya participado en la banda sonora de El rey león, ni que en el episodio de Los Simpson “El safari de Los Simpson” cuando la familia favorita de Springfield viaja a Tanzania, el guía de Homero cante estrofas de “Wé-Wé”, que es una conocida melodía de la diva africana. Por todo lo anterior, no es cierto, como canta Shakira, que “This Time for Africa”. La realidad es que para la FIFA, no es tiempo de África.

sábado, 12 de junio de 2010

El lugar de la izquierda

Óscar González* - http://questiondigital.com/?p=4869

Como los procesos de construcción de memoria y de formación de conciencia política e histórica son más lentos y de mayor espesor que la evolución de cada coyuntura, es todavía una incógnita el efecto y la magnitud que tendrán en el mediano plazo la enorme adhesión y amplio protagonismo popular que acompañó la celebración del bicentenario de la Revolución de Mayo.

Sin embargo, no hace falta ser demasiado perspicaz para detectar en ese episodio un cambio notorio del humor social vigente hasta esos festejos en que la multitud se apropió del espacio público para expresarse libremente.

¿Será que la evocación de hechos sucedidos hace dos siglos, un relato más ligado a lo emotivo que al registro intelectual de aquel entresijo histórico, pueda tener la virtualidad de actuar como disparador para el inicio de una recomposición positiva de las convicciones colectivas? ¿Este episodio es un parteaguas en detrimento del hasta ahora resistente individualismo, que afecta sobre todo a los sectores medios de la sociedad todavía anclados en la matriz neoliberal de las últimas décadas?

Si así fuera, estaríamos ante una reconfiguración sociocultural que se asimilaría a los procesos que se viven en varios países de la región, donde nuevas fuerzas pujan por un mejoramiento sustancial de las condiciones de vida y de trabajo de los pueblos, vía medidas de redistribución del ingreso, nuevos derechos sociales y desapego de recetas inducidas desde afuera para abordar los propios problemas.

Cuando desde estas latitudes se observa el curso europeo de la crisis mundial y cómo el capitalismo global le impone a Grecia, España, Portugal e Irlanda las mismas medidas que los argentinos ya experimentamos en carne propia, esa analogía nos lleva a constatar cómo los viejos paradigmas de la izquierda europea se deslegitiman al aplicar el manual fondomonetarista, más preocupado en salvar bancos que en preservar las condiciones de vida de los pueblos.

Lastima constatar que el primer ministro griego, George Papandreu, como su par de España, José Luis Rodríguez Zapatero, ambos socialistas, se vean conminados a acatar las durísimas medidas de ajuste que les impone la Unión Europea, que afectan gravemente salarios, jubilaciones, consumo y empleo.

Así, la izquierda europea realmente existente muestra su fragilidad y virtual renuncia a ser alternativa frente al agresivo modelo financiero, que tras llevar al mundo a una de las peores crisis de su historia, ahora pretende resolverla a costa de los trabajadores, los pequeños ahorristas y los productores.

Esa realidad contrasta con la de varios países de nuestro subcontinente, lo que nos permite reexaminar las viejas categorías políticas que se pretenden aplicar al sur del Río Bravo. Mientras la socialdemocracia europea, pese a una tradición abonada por memorables jornadas de lucha, desiste de toda pretensión de ponerle límites a la voracidad del capital financiero, aquí se vive un proceso de creciente independencia y de recuperación de autonomía nacional donde la izquierda encuentra su lugar y su destino.

Los académicos de los países centrales, a falta de nuevas denominaciones, le atribuyen a estos procesos un signo populista o nacionalista, categorías ambas insuficientes, tanto como la identificación europea de la socialdemocracia con la única izquierda posible. Al margen de las particularidades de cada gestión progresista latinoamericana, no cabe duda que del conjunto surge un rasgo común –que algunos llaman socialismo del siglo XXI y otros proceso de segunda emancipación– que, con sus fortalezas y debilidades, parte básicamente de no aceptar pasivamente las condiciones que el capital financiero impone al mundo frente a la crisis de su propio modelo.

Son cambios que alumbran una nueva conciencia social y política en la zona y que se fortalece en la reconstrucción de la memoria colectiva. Por eso, la teatralización de dramáticos episodios que se mostró en la celebración del Bicentenario tuvo el mérito de fundir la historia con el presente, en una gesta que arranca con los pueblos originarios y continúa hasta nuestros días. Si nuestro pasado es la larga lucha por la emancipación nacional y social, el presente no es otra cosa que la misma pugna librada en las condiciones de este momento histórico y político.

Entonces, las condiciones para una reconfiguración de la izquierda, aquí y en el resto de América Latina no pueden ser ajenas al desarrollo y profundización de estos procesos y a la cotidiana batalla de pueblos y gobiernos por una más justa distribución de la riqueza, la inclusión social, la soberanía nacional y la autonomía regional.
* Secretario de Relaciones Parlamentarias del gobierno de Argentina.

miércoles, 9 de junio de 2010

Si se enferma, cuidado: la investigación científica tiene fines de lucro

Asa Cristina Laurell.* - http://www.surysur.net/?q=noe/13825

La incontenible privatización de todas las actividades que pueden generar ganancias hace surgir nuevos dilemas éticos y riesgos para los ciudadanos. La investigación científica se está incorporando velozmente al capital y con ello surge una contradicción básica. Se supone que la comunidad científica busca nuevos conocimientos y comparte sus descubrimientos y que la ciencia y sus resultados serían así un bien público a disposición de la humanidad para resolver problemas de la colectividad.

El propósito de la empresa privada, en contraste, es generar la máxima ganancia. Si invierte en investigación científica es para lucrar con sus resultados y para ello se protege patentando los descubrimientos. La defensa de la privatización de la investigación es que no hay dinero público que alcance y es justo que las empresas puedan recuperar su inversión en investigación y desarrollo de productos por medio de la propiedad intelectual.

El problema está en que el fin de lucro altera la investigación científica y subvierte su esencia. Cuando está implicada la ganancia surgen el financiamiento interesado y los conflictos de interés que afectan el bienestar y seguridad de la población.

La industria farmacéutica transnacional —la gran farma— es icono de esta problemática. Varias revisiones sistemáticas demuestran que los estudios que financia tienen, con más frecuecia, sesgos en su diseño, resultados favorables al fármaco investigado y ocultamiento de efectos adversos graves. La gran farma invierte dos veces más en comercialización y administración, 33 por ciento de sus costos, que en investigación y desarrollo, 17 por ciento.

Los frutos de sus investigaciones son decrecientes; sólo nueve de las 22 moléculas y biológicos nuevos, registrados en 2006, habían sido desarrollados por estas compañías. Incluso 90 por ciento de sus ganancias provienen de fármacos que han estado en el mercado durante más de cinco años, según PriceWaterHouse.

Las patentes de muchos productos están por expirar y tendrán que competir con los fármacos genéricos con la habitual caída de precios o erosión por genéricos. Y tiene razón en preocuparse.

Cuando Brasil e India ignoraron la patente del antirretroviral combinado para tratar el VIH/sida, el precio del tratamiento anual cayó de 11 mil a 295 dólares. Esto ilustra cómo la "big pharma" condena a muerte a los que no pueden pagar y daña los sistemas de salud con sus precios monopólicos. Su estrategia de cabildeo con los gobiernos y los legisladores se enfoca actualmente a modificar la legislación sobre patentes para prolongarlas y a impedir que se adopten protocolos de atención con el uso racional de fármacos o que se facilite la venta de éstos sin receta.

Otra actuación con daños a las personas está relacionada con la manipulación de los resultados de los ensayos clínicos de sus medicamentos, sea por ocultamiento de efectos secundarios o por proponer usos del medicamento no investigados.

En la actualidad se debaten varios casos muy célebres. Uno es Avandia de GSK, antidiabético que tiene ventas por 2.2 mil millones de dólares. En 2007 se descubrió que este medicamento estaba asociado al incremento en cerca de 50 por ciento de ataques cardiacos. La empresa lo sabía, pero no lo había advertido en la caja. Este hecho llevó al Senado de Estados Unidos a formar un comité de investigación cuyos resultados, presentados en febrero de 2010, confirman este hecho y en julio se determinará si se retira del mercado. Circula en México donde sólo alerta contra su uso en personas con insuficiencia cardiaca, pero no sobre el aumento del riesgo de infarto.

Otro caso es el medicamento Seroquel, de Astra Zeneca, cuyo uso aprobado es en el tratamiento de esquizofrenia. Posteriormente, la empresa lo promovió como tratar el trastorno bipolar, sin haber hecho nuevos ensayos clínicos. O sea, no está probado su efecto y la falta de tratamiento eficaz puede llevar el paciente al suicidio. Con esta ampliación sus ventas llegaron a 4.9 mil millones de dólares en 2009. Recientemente la empresa fue multada con 520 millones de dólares por este fraude contra el sistema de salud. Las autoridades mexicanas no han tomado ninguna medida.

La revisión de las investigaciones sobre Tamiflu que publicó el British Medical Journal en 2009 demostró el mismo comportamiento engañoso de Roche con información parcial, estudios de efectos adversos ocultados, etcétera, que llegó a concluir que no se puede garantizar que tenga utilidad ni que sea inocuo. Y, sin embargo, la Ssa hizo una compra de este medicamento por 325 millones en febrero, 2010. ¿Dónde está la autoridad sanitaria que debe proteger nuestra salud y el dinero destinado a ello?

* Médica-cirujana, maestra en Salud Pública, doctora en Sociología, asesora de la Organización Panamericana de la Salud.

martes, 8 de junio de 2010

El fantasma europeo

Salvador González Briceño - http://alainet.org/active/38752
“Siempre se repite la misma historia: cada individuo no piensa más que en sí mismo”: Sófocles (495-406 aC).

No es el fantasma del comunismo el que hoy recorre Europa sino el de su antítesis: la crisis financiera global. En el entorno europeo, la debacle amenaza con desestabilizar no sólo a los mercados (banqueros y jugadores de ruleta) y a la moneda única, sino a las economías reales. Y Alemania ha tomado la delantera, como punta de lanza de la zona, aplicando también medidas de ajuste.

El anuncio hecho ayer por la presidenta Ángela Merkel seguramente sorprendió a más de uno, comenzando por el presidente francés Nicolas Sarkozy, a quien le canceló una reunión programada para ayer mismo en los últimos minutos. No así a su homólogo británico David Cameron, quien la acompaño en la presentación. Y se ha tomado la determinación, dijo Merkel, porque “el caso griego y el de otros del euro, nos han enseñado la importancia de tener unas finanzas sólidas”.

La verdad es que, si no se toman las medidas pertinentes (en el contexto de la profundidad y el tipo de la crisis actual) no se estará en condiciones de salir bien librados de dicha crisis financiera. Pero no sólo eso. El sólo anuncio de aplicar restricciones para contrarrestarla, ya nos habla de su profundidad y nos explica la urgencia de tomar precauciones. Cierto. Y Alemania está poniendo el ejemplo. Seguirán los demás. Gran Bretaña en la lista.

Por eso se dice que el programa de ajuste anunciado ayer por Merkel, es el de mayor impacto desde la época de la posguerra. Con dicho plan, Berlín prevé un ahorro de 80,000 millones de euros desde ahora al 2014, de los cuales ahorrará ya en 2011 un total de 11,000 millones. Una importante reducción de gasto público del Estado. Para lograrlo, Alemania adoptará medidas como: reducir en 15,000 personas el grueso de funcionarios del Estado en cuatro años. Que equivale al 2.1 por ciento del total de trabajadores públicos de la administración central; así como el recorte de 40,000 soldados efectivos del Ejército.

Además de recortes al gasto social. Merkel anunció bajar las “ayudas por hijo”, y “endurecer” las condiciones para que los desempleados con más de año y medio accedan a las prestaciones. Sin opción, se verán presionados a buscar un empleo. No subirá el IVA, pero se aplicará una tasa aplicable a los bancos en 2012, con el fin de recuperar fondos gastados en el sector a raíz de la crisis financiera. Medida que permitirá recuperar 1,200 millones de euros anuales. Además de una ecotasa a carburantes de aviones que recaerá en los pasajeros que utilicen aeropuertos alemanes. Entre otras medidas.

La canciller alemana admite que reforzar la “consolidación fiscal” es un “ejemplo” para los socios del euro, como también reconocer que fue un “reclamo” del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, cuando visitó Europa la semana pasada. Y eso que Alemania cerró el 2009 con el más bajo déficit, colocado en 3.3 por ciento (la regla de la UE es del 3 por ciento), pero por las políticas de estímulo en este 2010 llegaría al 5 por ciento anualizado. Con las medidas, Merkel espera volver al 3 por ciento en el 2013. Hasta aquí sobre el verticalismo alemán, que se justifica y no.

El caso es que, con tales medidas “unilaterales” anunciadas por la canciller Ángela Merkel, Alemania está viendo por lo suyo únicamente, sin importarle el resto de Europa. ¿Qué no se supone que debió esperar a que cualquier anuncio importante de recorte se hiciera en el marco de la próxima reunión del G-20? Si Alemania supone que se verá beneficiada poniendo el “ejemplo” a los países de la zona euro, hoy está más claro que nunca entre los economistas que las medidas de ajuste llevan consigo inhibiciones para la economía. Más ahora cuando de lo que se trata es de salir de la debacle alentando el crecimiento y no tomar medidas contraccionistas.

Pero si acaso Alemania, como la principal economía de la eurozona, tiene algunas ventajas con el “desprendimiento” del resto, será porque el deslizamiento del euro frente al dólar favorece coyunturalmente a sus exportaciones al abaratarlas. Esa es una variable de corto plazo. Así, está claro que Alemania está operando por su cuenta. Hoy no se ve, pero lo verán después los países de la eurozona. En lugar de actuar en “comunidad” colocando restricciones al sistema financiero responsable del hundimiento actual. ¡No!, salvar el pellejo es lo primero.

Y como a los demás países de la franja débil de Europa —además de Grecia, España, Portugal, Irlanda—: que la población pague las consecuencias de una crisis que no inició ni propició, ni obtuvo algún beneficio. Todo lo contrario. La sociedad es quien paga los platos rotos de los demás; de los que juegan a la ruleta rusa con los recursos millonarios creados como riqueza desde abajo hasta la cúspide de una pirámide rapaz.

Ahí siguen en la fila de la aplicación de las medidas anticrisis y de choque, como las que aplicó el Fondo Monetario Internacional en América Latina en los años 80, España y Portugal. Para no ser desdeñados y poder recibir los fondos necesarios para los rescates; no de sus economías sino de su sistema financiero.

España y Portugal han anunciado sendas medidas para ganarse una estrella en la frente de los países ricos de la zona. Tanto José Luis Rodríguez Zapatero como Aníbal Cavaco Silva, han prometido reformas de fondo a sus economías. Es verdad que ellos no están en las condiciones griegas, como alude el presidente portugués, con tremendos hoyos entre la economía y las estadísticas —comenzando por la deuda pública que alcanza ¡el 120 por ciento!—, pero están en la tablita.

El plan español, por ejemplo, presentado por Zapatero el 18 de mayo tiene el apoyo de la eurozona, sólo falta el voto de su Congreso y el aval de las organizaciones de trabajadores que hoy mismo se movilizan en toda España para rechazarlo. Comprende la reducción del gasto en 15,000 millones de euros entre 2010 y 2011, equivalente al 0.5 por ciento del PIB. Bajar el déficit público del 11.2 del PIB en 2009, al 6 en 2011, para colocarlo en el 3 por ciento en 2013. Medidas de carácter fiscal y de corte estructural. Portugal anda por las mismas. Es previsible que otros países hagan lo propio. Mientras Alemania le apostó a profundizar la crisis europea.http://alainet.org/active/38752

lunes, 7 de junio de 2010

Los gobiernos de izquierda latinoamericanos y los medios de información

Por Vicenc Navarro - http://www.vnavarro.org/?p=3814

Resultado de la enorme crisis, causada por el desarrollo de políticas neoliberales en América Latina (responsables de una ralentización de su crecimiento económico, de un notable crecimiento de la pobreza y de un aumento muy acentuado de las desigualdades sociales -en un continente que ya tenía las mayores desigualdades existentes en el mundo-) hemos visto el surgimiento de gobiernos de izquierda y centro-izquierda, democráticamente elegidos, que están desarrollando políticas distintas y, en muchas ocasiones, opuestas a las seguidas por los gobiernos conservadores y liberales. Tales políticas están afectando a los privilegios de las clases dominantes en aquellos países, así como de los monopolios corporativos afines a ellos. Entre ellos los monopolios e intereses mediáticos. En la mayoría de países donde las izquierdas y centro izquierda gobiernan existen tensiones muy acentuadas entre tales gobiernos y los mayores medios de información y persuasión del país (televisión, radio y prensa escrita).

La gran mayoría de estos medios son de derechas y expresan su postura liberal y/o conservadora con gran agresividad, hostilidad y estridencia. Un personaje como Losantos encaja perfectamente en la mayoría de tales medios. Naturalmente que hay medios de información equilibrados, pero son una excepción. No es pues de extrañar que existan grandes tensiones entre la mayoría de tales medios (que dominan el espacio mediático de aquel continente) y los nuevos gobiernos de centro izquierda e izquierda. Y tampoco es de extrañar que tales gobiernos estén tomando medidas encauzadas a romper los monopolios mediáticos que tales medios tienen en sus países. Hemos visto como en Argentina, Ecuador, Brasil, Bolivia y Venezuela, entre otros, sus gobiernos han propuesto medidas que intentan romper con tal monopolio. Así en Argentina, el gobierno desea introducir mayor diversidad en los medios, rompiendo el monopolio mediático de Clarín Group, el cual controla el 60% de los medios de información de aquel país. En Brasil, el gobierno ha establecido una televisión pública federal, que ha generado grandes resistencias entre los mayores medios del país, todos ellos de orientación conservadora y liberal. En Bolivia el gobierno ha expandido también la televisión pública con resistencia semejante. En Venezuela también se ha expandido la televisión pública a costa de reducir la televisión privada y en Ecuador hay una fuerte tensión entre el grupo empresarial “Teleamazonas” y el gobierno, el cual cerró durante tres días el canal televisivo por haber violado la Ley que prohíbe, en aquel país, dar información falsa orientada a crear disturbios sociales. Tal canal había indicado que, como resultado de las exploraciones en búsqueda de gas en la isla de Puná, la población de aquella isla, que vive del mar y de la pescadería, no podrían pescar y trabajar en el mar durante el periodo de exploración que duraría seis meses. Tal noticia creó gran número de revueltas, que, como subraya Mark Weisbrot, en el rotativo The Guardian de Gran Bretaña (08/01/10) (del cual extraigo gran parte de la información presentada en este artículo), estaban basadas por una información falsa y maliciosa, promovida por aquel canal.

Como es predecible la mayoría de medios (tanto en América Latina como en Europa y EE.UU.) presentan tales intervenciones públicas como un ataque a la “libertad de expresión”, libertad que en realidad ha estado muy mermada durante los años en que tales monopolios mediáticos han controlado la información y la creación de opinión. En realidad, no hay manera de diversificar las fuentes de información sin afectar a los intereses de tales monopolios mediáticos. Como ha indicado el miembro de la Comisión Federal de Comunicaciones del Gobierno Federal de EE.UU., el Sr. Michael Copps, “la utilización de las ondas electromagnéticas, donde se trasmiten los medios, son públicas y es un privilegio que el estado otorga a los medios –de la que consiguen amplios beneficios económicos-. Sin embargo, no es un derecho, que tengan tales compañías”. De ahí que el Sr. Coops proponga que el estado “deba usar su autoridad legal para poner su vocación de servicio al interés público, asegurando una diversidad de sensibilidades y opiniones en el abanico de tales medios que refleje la variedad existente en el país”.

No podía haberse dicho mejor. Lo que están haciendo los gobiernos de centro izquierda e izquierda es precisamente intentar garantizar esta pluralidad. No estaría de más que las autoridades públicas hicieran lo mismo en España, donde el sesgo conservador y liberal es muy marcado en los medios. Es más fácil encontrar artículos críticos de los gobiernos Chávez y de Morales en Venezuela y Bolivia respectivamente que favorables a ellos en España. Con notables excepciones, hay muy pocos medios que sean sensibles a voces de izquierda en nuestro país. Un mero análisis cuantitativo de colaboradores de izquierda en los cinco rotativos de mayor difusión muestra que es un número muy reducido, lo cual sorprende en un país en que la mayoría de la ciudadanía se define de centro izquierda o izquierda. Existe una distancia notable entre el mundo del establishment mediático y la percepción de la realidad por parte de la mayoría de las clases populares, contribuyendo a una preocupante falta de credibilidad de los medios. Una sociedad democrática debe incluir medios de todas las sensibilidades políticas, sin que haya un sesgo tan marcado hacia las posturas conservadoras y liberales, como existe en España. Precisamente esa falta de diversidad en la cultura mediática, es a mi manera de ver, uno de los problemas mayores que tiene la democracia española. La mayoría de los medios de mayor difusión españoles debieran ser más cautos en su crítica a otros países, acusándoles de falta de diversidad ideológica, ignorando la propia realidad en nuestro suelo.



 

domingo, 6 de junio de 2010

La ONU, una herramienta de dominación imperialista

Por: Paco Azanza Telletxiki  - http://www.telesurtv.net/noticias/opinion/1997/la-onu-una-herramienta-de-dominacion-imperialista/

Una vez más y de la manera más hipócrita y estéril posible, la ONU ha condenado la agresión de Israel, y anuncia que abrirá una investigación para esclarecer los hechos, pero no ha aprobado ninguna sanción contra los agresores.

Hace unos días -el pasado 31 de mayo-, lo que hubiera sido relativo motivo de alegría se convirtió en catástrofe humana. El Gobierno israelí decidió que nadie "burlara" su genocida e ilegal bloqueo contra el pueblo palestino, que nadie "metiera las narices" para aliviar el dolor de los habitantes del campo de concentración que gracias a ellos hoy es la Franja de Gaza, y se lanzó, en aguas internacionales, al ataque de una flotilla cargada de ayuda humanitaria. El resultado fue de cerca de veinte activistas desarmados muertos y numerosos heridos. También hubo gran cantidad de detenidos -ya liberados, excepto cuatro- y, por supuesto, los israelíes usurparon la mercancía para que no llegara a manos palestinas.

Tremenda "hazaña" la del criminal Gobierno de Netanyau . Mientras tanto, la llamada "comunidad internacional", siempre tan insensible al dolor de los desposeídos –condena, pero no mueve un solo dedo para que ésta sea efectiva-, ha vuelto a dar sobradas muestras de que su "internacionalidad" se limita a un puñado de privilegiados y saqueadores países.

Una vez más y de la manera más hipócrita y estéril posible, la ONU ha condenado la agresión de Israel, y anuncia que abrirá una investigación para esclarecer los hechos, pero no ha aprobado ninguna sanción contra los agresores. Ya se sabe, Estados Unidos es uno de los cinco países del Consejo de Seguridad que tiene el antidemocrático derecho a veto, y, obviamente, nunca va a permitir que su protegido aliado reciba castigo alguno. De hecho, el Gobierno yanqui ya ha vetado más de treinta resoluciones contra Israel. Y es que los genocidas sionistas gozan de una impunidad tan increíble como insultante, dentro de una organización que está a años luz en cuanto a democratización de su funcionamiento se refiere, así como a la consecución de sus objetivos por los que, al parecer, comenzó su andadura.

La ONU, que reemplazó a la Sociedad de Naciones, fue fundada por 51 países el 24 de octubre de 1945 en San Francisco, California. Supuestamente, nació para facilitar la cooperación en asuntos del Derecho internacional, la paz y la seguridad internacional, el desarrollo económico y social, los asuntos humanitarios y los derechos humanos, pero, como he señalado unas líneas más arriba, su diaria labor dista mucho de acercarle a los mencionados objetivos. Además, a pesar del tiempo trascurrido -64 años desde su fundación- y del cambio tan urgente como profundo que demanda la actual situación mundial, -hoy la Organización está conformada por 192 países- la ONU sigue prácticamente con la misma estructura y el mismo antidemocrático funcionamiento.

¿Por qué tanta negación por parte de los de siempre a un cambio tan necesario? ¿Para qué sirve actualmente la ONU? ¿Quién realmente la dirige? Sabemos que Estados Unidos se vale descaradamente de la organización internacional. Y lo hace para llevar a cabo sus objetivos de política exterior, utilizándola como instrumento de intervención e injerencia en todo el mundo. En pro de sus intereses, los imperialistas involucran a la ONU en conflictos internos de algunos Estados "disidentes", mediante las pseudodoctrinas llamadas "diplomacia preventiva" e "intervención humanitaria". De ese modo, los "amistosos" Cascos azules inspeccionan y controlan elecciones, organizan, establecen y reemplazan gobiernos y crean o entrenan cuerpos de policías y ejércitos locales.

La ONU, en especial su Consejo de Seguridad, se ha convertido en instrumento habitual del hegemonismo de Estados Unidos, quien ha ejercido su antidemocrático derecho a veto, insisto, en infinidad de ocasiones.

Por otra parte, el hecho de que la sede de la Organización esté ubicada en Nueva York ha supuesto que Estados Unidos haya ingresado miles de millones de dólares de los gastos que se ven obligados a realizar la Secretaría de la ONU y el conjunto de sus agencias y organismos, así como el de los diplomáticos de todo el mundo. Estados Unidos, además, cuenta con el privilegio de ser el único país para el que se estableció un límite máximo a la cuota que debe pagar al presupuesto de la Organización. Por si esto fuera poco, el gobierno imperialista incurrió en una prolongada mora en el pago de su reducido aporte financiero.

Lejos de perder sus derechos en el seno de la Organización por este impago, que es lo que demanda la Carta de San Francisco en estos casos, la ONU negoció con su mayor deudor: Estados Unidos pagó una parte de lo que debía, y la ONU rebajó el importe de su ya reducida cuota, comprometiéndose además a realizar cambios en su gestión administrativa que favorezcan, más todavía, al chantajista gobierno norteamericano. Ricardo Alarcón definió este hecho como "un arreglo que más bien ilustra la vergonzosa rendición del mundo ante la arrogancia del imperio".

No son pocos los países que han pedido repetidas veces cambios profundos en Naciones Unidas, para que ésta sea realmente una organización que, en verdad, represente por igual a todos los países miembros. Pero las voces críticas siempre son acalladas o desoídas; basta un solo voto en contra, de los que tienen derecho a veto, para que cualquier intento de reforma sea humillantemente anulado.

No es aceptable que la tiranía con la que se desenvuelve la ONU condicione la vida de la inmensa mayoría de población mundial. Es totalmente inadmisible que cinco países -entre ellos Estados Unidos, que es quien más utiliza la fascista herramienta de recurrir al veto- puedan ningunear las decisiones tomadas por los otros 187 países.

Desde todo punto de vista, el bloqueo que Israel impone por la fuerza a la Franja de Gaza es completamente condenable. Pero es que, además, según los tratados de 1948 y 1949, suscritos también por el Gobierno de los Estados Unidos, el bloqueo de alimentos y medicinas, aún en tiempos de guerra, es delito y debe ser sancionado. Lo mismo sucede con el criminal bloqueo yanqui a Cuba que dura ya tantos años. La última votación en Naciones Unidas arrojó el contundente resultado de 187 países en contra del bloqueo; tres a favor; y dos abstenciones. Vetada la voluntad de la inmensa mayoría de los países miembros por el propio bloqueador, el castigo a Cuba sigue vigente, y quien incumple las propias normas de la Organización nunca ha recibido sanción alguna.

No cabe la menor duda, mientras la ONU no sea radicalmente transformada, o arrojada directamente al cubo de la basura para crear una Organización nueva en la que todos los países tengan voz y voto, y las resoluciones adoptadas no puedan ser vetadas por los poderosos, Palestina seguirá sufriendo la codicia de Israel, y el resto del mundo -sobre todo los países "disidentes" como Cuba- las peligrosas embestidas de un imperio herido y decadente: Estados Unidos.

Blog del autor: http://baragua.wordpress.com

sábado, 5 de junio de 2010

Caricaturas y proyectos acerca del Bicentenario

Por Rodolfo Colángelo - http://www.nuestraamerica.info/leer.hlvs/5617

Los festejos del Bicentenario argentino mostraron a grandes rasgos dos proyectos de país si tomamos como una imagen congelada lo que ocurrió puntualmente el 24 de mayo, cuando se reinauguró el teatro Colón con la farándula televisiva y lo más granado de la oposición de derecha, mientras en el Obelisco la multitud vibraba con el folclorista Chaqueño Palavecino.

Ese instante, más allá de los análisis profundos que se puedan hacer, revela la confrontación que vive el país entre las caricaturas de proyectos que encierran regresiones y decadencias, y el controvertido, tal vez caótico, proceso de multitudes que pugnan por buscar un espacio hacia un cambio histórico por el que atraviesa -con retrocesos, desigualdades y crispaciones (bienvenida la crispación)- gran parte de Latinoamérica.

El Colón fue de manera contundente la confirmación de aquella frase de Hegel, retomada por Marx: la historia se repite dos veces, una como tragedia y otra como comedia.

El Centenario de 1910 fue, en un sentido metafórico, la tragedia. El proyecto de país oligárquico y agroexportador alcanzó toda su magnitud con los brillos de ese momento, impulsado por una clase dominante que tenía claro su rol en el mercado mundial y en la división internacional del trabajo.
Las mayorías empobrecidas, los trabajadores, quedaban afuera de ese proyecto y eran perseguidas y encarceladas; pero el proyecto existía y lo encabezaban dirigentes con visión histórica del modelo que querían para la Argentina.

El Colón mostró la decadencia de una burguesía sin proyecto, que acude a sus "cuadros" mediáticos para captar cierto apoyo popular. El millonario Ricardo Fort devenido en estrella televisiva, Susana Giménez, Mirtha Legrand, el modelo Iván de Pineda comentando lo "divinas" que estaban las estrellas de la televisión, montaron esta vez la comedia.

Los "cuadros de la oligarquía, los Leopoldo Lugones, los Miguel Cané, los Joaquín V. González, los Julián Martel, fueron suplantados por la farándula tinelliana de los Jorge Rial que muy bien no sabían que estaban haciendo en ese lugar.

En cambio, la potencia de la multitud en las calles mostró la "fractura" (no hay que tenerle miedo a la palabra) de un país que no puede reconstruirse en base a consensos que en definitiva pretenden mantener una única ecuación: que el 10 por ciento de la población siga acumulando el 80 por ciento de la riqueza.

Por supuesto que lo que ocurrió en el Bicentenario fue un hecho político con mayúscula. Caricaturas y proyectos confrontan, fracturan entre el "consenso" que busca la paz de los cementerios y la "crispación" que navega en un río torrentoso tratando de encontrar su destino.

viernes, 4 de junio de 2010

Los cabos sueltos del ataque israelí

http://www.semana.com/noticias-mundo/cabos-sueltos-del-ataque-israeli/139786.aspx  (*)

Tras la liberación de los detenidos de la llamada "Flota de la Libertad", que intentaba llevar ayuda a la Franja de Gaza, se ha empezado a escuchar otra versión del operativo israelí en aguas internacionales, que dejó un saldo de nueve muertos. El debate mediático sobre el operativo se ha centrado en si los militares israelíes atacaron primero o fueron víctimas de una suerte de emboscada y si su respuesta fue desmedida. Se parte de una premisa discutible: Israel tenía derecho a abordar la flotilla.

Si se quita este supuesto del medio, habría que hablar de un ataque militar contra una flotilla civil en aguas internacionales para mantener un bloqueo que ha sido condenado por Naciones Unidas. En este caso, la acción de Israel es ilegal y los tripulantes tenían derecho de defenderse, similar al que tiene una persona cuando intrusos asaltan su casa.

¿Se pudo evitar la violencia antes del operativo?

Imágenes oficiales israelíes muestran a las autoridades ofreciendo escoltar a los barcos al puerto más cercano para que las 10.000 toneladas de ayuda que llevaban a bordo fueran entregadas por el paso establecido para la entrega de asistencia humanitaria. Según Israel, los organizadores de la flotilla rechazaron esta oferta. ¿Por qué?

Según los testimonios de la tripulación, habían izado una bandera blanca de paz justo antes de que Israel lanzara el operativo, para evitar un enfrentamiento. ¿Existió esta bandera? ¿No la vio Israel?

¿Quién comenzó el enfrentamiento?

Los videos de Israel muestran a soldados siendo atacados por tripulantes con palos y, probablemente, barras de metal.

Pero no se ve lo que pasa antes: es una versión fuertemente editada de los hechos. Los tripulantes liberados contaron que los soldados dispararon antes del abordaje. Algunos dijeron que primero hubo fuertes explosiones y luego —o simultáneamente— disparos.

¿Violencia indiscriminada y excesiva de Israel?

El operativo escandalizó a la opinión pública internacional por el altísimo costo humano: nueve muertos y decenas de heridos.

Israel dijo que llevó adelante el asalto con máximo "autocontrol". Según la misma versión, los comandos sólo tenían armas de fogueo o pistolas y actuaron en defensa propia cuando fueron atacados con palos y barras de metal.

En palabras del portavoz del gobierno israelí, Mark Regev, el operativo era de tipo policial y no militar: "control de multitud" y no combate.

Sin embargo, las mismas imágenes oficiales muestran a uno de los soldados portando lo que parece ser una ametralladora Uzi.

¿Qué tipo de armas utilizaron los israelíes? ¿Cuándo?

El trato de los arrestados es otro cabo suelto. Israel dice que respetó los derechos humanos. Los liberados hablaron de maltratos, golpes y hasta el uso de choques eléctricos contra los detenidos.

¿Fueron atacados los militares israelíes con armas de fuego?

Israel ha cambiado su versión al respecto. El lunes comenzó hablando de un ataque con palos y objetos punzantes. Luego dijo que les habían quitado pistolas a soldados israelies y más tarde que había armas en el barco mismo.

La última versión es que se trató de dos pistolas que les habían sido birladas a los soldados. Los tripulantes negaron haber usado armas de fuego u objetos punzante.

Un video de la televisión turca muestra a un grupo de tripulantes detrás de una puerta con lo que parecen ser barras de metal aparentemente esperando a que los soldados israelíes aborden el Mavi Marmara, la principal embarcación de la flotilla.

Material incompleto y censura informativa

En gran medida, el problema ha sido la fuerte censura sobre el material informativo. Las imágenes que dio a conocer el ejército israelí dejan en claro que sus soldados fueron atacados, pero son un tramo ínfimo de todo lo que se filmó.

No bien comenzó el operativo, los barcos quedaron absolutamente incomunicados y buena parte de su material informativo fue confiscado o destruido.

(*) Revista colombiana, edición del 3 de junio de 2010.

miércoles, 2 de junio de 2010

Una ola gigantesca de repudio contra Israel recorre el mundo

Emilio Marín - http://alainet.org/active/3837

Israel ya estaba súper desprestigiado por sus crímenes en Gaza, Cisjordania y El Líbano. Ahora lo está en mayor grado aún, luego de asesinar y herir personas desarmadas en un barco, en aguas internacionales.

Una flotilla de seis barcos con 750 solidarios con el pueblo bloqueado en Gaza, portaba 10.000 toneladas de medicinas, alimentos y otros productos. Tres eran de bandera turca y habían zarpado de Chipre, en su última parada antes de llegar al puerto de Gaza, su destino. La caravana había sido fletada por la organización humanitaria turca Insani Yardim Vakfi, la Campaña Europea para Acabar el Asedio de Gaza (ECESG), su seccional de Grecia, la campaña sueca 'Barco a Gaza' y el Movimiento “Free Gaza”.

Allí viajaban personas desarmadas. “La única arma que llevaba mi hijo era su cámara de video”, declaró la mamá de español David Segarra, representante de Telesur.

Pero el fin humanitario y la condición pacífica de los navegantes no fueron impedimento para que el 31 de mayo fueran asaltados por unidades de elite israelitas. Estas se descolgaron de helicópteros, con la nocturnidad habitual de las masacres, y llegaron a la cubierta del barco Mavi Marmara disparando ráfagas de sus fusiles.

El saldo provisional, porque el gobierno de Israel no ha querido dar mayores detalles, es que 16 personas fueron asesinadas y entre 35 y 50 más fueron heridas. El ministro de Defensa, Ehud Barak, alabó a los atacantes: “conozco a las unidades implicadas y a sus comandantes. Son lo mejor de nuestra gente”.

El navío atacado estaba en aguas internacionales, a 65 kilómetros de la costa, por lo que el crimen de guerra tiene más condimentos aún de ilegalidad y hasta de genocidio.

Así lo han entendido la casi totalidad de los gobiernos del mundo, que han hecho oír su repudio y el reclamo de investigación y castigo a las autoridades israelitas. Naciones Unidas, el Vaticano, la Liga Árabe, la Unión Europea y muchos otros gobiernos han criticado en fuertes términos.

Los pronunciamientos más enérgicos provinieron del jefe de gobierno de Gaza, Ismail Haniyeh; del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas; de la citada Liga Árabe y del premier ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan. Este último, que había declinado visitar Buenos Aires como protesta contra el gobierno de Mauricio Macri, estaba en Santiago de Chile cuando el ataque sionista y regresó a Ankara.

La cancillería argentina adoptó una justa posición. El comunicado afirmó que “Argentina lamenta profundamente la pérdida de vidas humanas producida en este episodio y efectúa un llamado a que se lleve a cabo una completa y exhaustiva investigación de los hechos ocurridos". Además, expresó su "enérgico llamado al cese inmediato de actos de violencia que agravan la situación en Medio Oriente, y al levantamiento del bloqueo a la población de Gaza, permitiendo la libre circulación de las personas y el ingreso de ayuda humanitaria a la región”.

Un bloqueo ilegal

Ese último párrafo del Palacio San Martín da justo en el clavo. Es que Gaza está bloqueada en forma criminal por Israel ahora gobernado por Benjamin Netanyahu, pero las cosas estaban igual con los gabinetes anteriores, de Ehud Olmert, Ariel Sharon, Barak y el mismo Netanyahu.

En Gaza vive 1.5 millón de palestinos, absolutamente cercados por tierra, pues de un lado hay pasos cerrados por Israel y otros clausurados por Egipto. Y por mar, porque el Mediterráneo está patrullado por la armada israelita, que no les permite ni pescar en paz.

El bloqueo total de esa pequeña lonja se acentuó luego que en enero de 2006 el movimiento de resistencia islámica Hamas ganara limpiamente los comicios. En junio de 2007 y hasta hoy cayó un telón de acero sobre los puestos limítrofes terrestres. La impiedad para con los palestinos puede deducirse del hecho de que recientemente no se dejó pasar ni siquiera al lingüista estadounidense Noam Chomsky; no llevaba ningún libro-bomba sino alguno de sus premiados volúmenes.

Por mar, hasta ahora había sido imposible que se arrimara un barco con alimentos, pero al menos no se lo había abordado militarmente y disparado a matar. El intento abortado el lunes 31 fue la octava intentona de esos movimientos de solidaridad. Y a pesar de haber sido frenado a fuego y sangre, no está escrito que vaya a ser el último por aquello que han dicho los poetas, de que cuando más negra es la noche, allá nomás está el alba. El dolor de las familias de los 16 muertos y decenas de heridos, la indignación por la cobardía de los sionistas, la sensibilidad ante los padecimientos de los pobladores de la Franja, etc, pueden motivar nuevas “Flotillas de la Paz”. Alguna vez podrán atracar en el puerto de Gaza y entregar su carga solidaria.

La población cercada por tierra y agua tampoco puede confiarse del aire. De allí les llegaron más de una vez misiles, bombas y cañonazos israelitas de las campañas “Primeras Lluvias”, “Lluvias de Verano”, “Nubes de Otoño” (2006), “Plomo Fundido” (2009). En la última tuvieron que lamentar 1.400 muertos.

Ese bloqueo fue comparado por el jurista sudafricano John Dugard con “Crear una prisión y tirar la llave al mar”, según citó el profesor Ilan Pappé. Este, de origen israelita, tuvo que exiliarse en Inglaterra por las amenazas de muerte de la derecha de su país.

Poco imaginativos para mentir

¿Cuál fue la explicación de la administración Netanyahu? Primero demonizar a los voluntarios de la flotilla, a los que presentó como traficantes de armas al servicio de Hamas. Segundo, y ligado a lo anterior, mentir con que esos navegantes recibieron a los pacíficos militares israelitas con disparos de armas de fuego y cuchillos. Debido a eso, claro, los agredidos no tuvieron más remedio que disparar y provocar esas muertes que, por supuesto, lamentan muchísimo. También hicieron un descargo: los navegantes habían arrebatado armas a los militares y las habían vuelto en contra de éstos.

Esta sarta de mentiras traen a la memoria los comunicados en la época de la dictadura militar en Argentina sobre supuestos enfrentamientos con la guerrilla, que eran excusa para matar presos políticos en “ley de fuga”. También se parecen a la historia oficial de la masacre de Trelew según la cual Mariano Pujadas había arrebatado el arma a un marino y éstos se habían visto precisados a disparar y matar 16 guerrilleros.

Pero esta vez a Israel se le fue la mano. Es que entre los “extremistas islámicos” que viajaban en el Mavi Marmara había personas honorables de Turquía, Grecia, España, Argelia, Kuwait, EEUU, Reino Unido, Australia, Grecia, Canadá, Malasia, Serbia, Bélgica, Irlanda, Noruega, Suecia, Alemania y otros países. Incluso en Israel hubo gente en el puerto de Ashdod con carteles de “Free Gaza Movement”.

Entre los “contrabandistas de armas” venían la irlandesa Maired Maguirre, premio Nobel de la Paz; las alemanas Annete Groth, diputada de la agrupación La Izquierda e Inge D. M. Coger, legisladora del mismo partido, y Norman Paech, también diputado germano; Marck Daly, senador de Irlanda; Henning Mankell, conocido escritor sueco, y muchas otras personalidades.

También había periodistas, como el valenciano Segarra, de Telesur, y el enviado especial del qatarí canal Al Yazira, James Elshayyal. Por eso hubo videos documentando el violento asalto; los genocidas están tomados con las manos en la masa, o sea con sus fusiles humeantes.

¿Qué explica la brutal acción de Israel?

En primer término, su necesidad de mantener el cerrojo por la vía marítima. Si la flotilla llegaba a puerto, la cuerda que estrangula a los palestinos se iba a cortar. El premier dio orden de disparar para que la muerte de los solidarios de afuera confirme la muerte por hambre de los sitiados palestinos.

En segundo lugar, semejante violación de la ley internacional puede hacerla un loco o un íntimo aliado de Estados Unidos. Netanyahu es lo segundo y es responsable de asesinar palestinos, erigir el Muro del Apartheid en Cisjordania, ampliar colonias ilegales en Jerusalén Este y Cisjordania, bombardear Gaza, retener las Alturas del Golán de Siria, etc. Procede así porque cuenta con el apoyo del imperio, en particular del lobby sionista en el Departamento de Estado, Pentágono, Wall Street y los medios hegemónicos. No es de extrañar que de esos sitios no saliera ninguna condena al ataque del lunes 31 sino una hipócrita declaración de pesar y un amable pedido de investigación.

En cada país hay miles de problemas. Pero habría que tomarse un momento para que en todos se proteste por los crímenes en el Mavi Marmara y se boicotee el comercio con Tel Aviv. De lo contrario los asesinos seriales lo volverán a hacer impunemente.

martes, 1 de junio de 2010

Los desaparecidos de EEUU

Tomado del Diario La Prensa, de Nueva York - http://www.nuestraamerica.info/leer.hlvs/5600

El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) tiene un sistema de detención de 350 instalaciones operadas mayormente por empresas privadas y cárceles locales. Informes sobre el destino de los detenidos han puesto de manifiesto el abuso sistemático y el abandono de los inmigrantes a la custodia del gobierno federal. Hay mujeres víctimas de violación a quienes se les negaron los servicios de aborto durante su detención.

Las embarazadas han permanecido encadenadas mientras dan a luz, y los bebés que todavía están siendo amamantados les son arrebatados a sus madres.

En un lapso de cinco años, más de 100 inmigrantes detenidos han muerto bajo la custodia de ICE. Estas muertes salieron a la luz a partir de unas investigaciones periodísticas y de la organización American Civil Liberties Union. Un ecuatoriano víctima de negligencia murió después de ser transferido de una cárcel de Rikers Island en Nueva York a las autoridades de inmigración.

Con demasiada frecuencia, los detenidos desaparecen en algunas de las divisiones subrepticias de ICE que no aparecen en los registros públicos y que no están identificadas claramente, según reveló un estudio de La Nación. "La capacidad de acceder al mundo exterior es una salvaguardia esencial en contra de la detención arbitraria", afirma Amnistía Internacional.

Los inmigrantes detenidos no tienen derecho a representación legal. Tienen que defender su caso a través de una maraña de obstáculos, como depender de organizaciones sin fines de lucro que no pueden aceptar llamadas con cargos, malas traducciones o interpretaciones, y desconocimientos sobre sus derechos.

El sistema socava sus escasas posibilidades a un juicio imparcial. El Instituto Warren describe los defectos del proceso federal de detención de inmigrantes, como por ejemplo jueces sobrecargados de trabajo y juicios en masa.

Las condiciones vergonzosas de detención van en contra de los derechos humanos, incluido el derecho de los detenidos a acceder a servicios médicos y abogados, y el derecho a no ser detenido por más tiempo del que el gobierno pueda justificar.

Bajo la administración de Obama, el gobierno federal pasó la moción de revisar las políticas en torno a la atención médica y la supervisión. El año pasado, ICE anunció cambios para mejorar las condiciones de detención y seguidamente se hizo una muy necesitada revisión interna de las prácticas de detención.

Pero lo que permanece igual es que estas políticas sobre los servicios de salud y la supervisión, no son legalmente vinculantes y por lo tanto, no son imputables.

Pero, ¿quiénes son los responsables de esta conducta criminal y negligente? Una empresa privada contratada para hacerse cargo de los inmigrantes detenidos y en cuyas instalaciones ha habido muertes por causa de negligencia, sigue operando centros de detención.

El que nadie se haga responsable es inaceptable. El estándar debe incluir políticas humanitarias de detención, representación legal adecuada y castigos fuertes para aquellos que no respetan los derechos de los inmigrantes.

Sin embargo, la nación debe ir más allá. No podemos permitir que ICE convierta la detención en un negocio.