domingo, 23 de enero de 2011

“Ningún gobierno hizo la reforma agraria ni tocó a la Sociedad Rural”


Osvaldo Bayer - http://www.8300.com.ar/2011/01/23/osvaldo-bayer-ningun-gobierno-hizo-la-reforma-agraria-ni-toco-a-la-sociedad-rural/



El reparto de la tierra
Hay cosas que no nos enseñan en la escuela. Por ejemplo que esa matanza que hace el general Roca en la campaña al desierto fue financiada por la Sociedad Rural Argentina, la misma que existe actualmente. No se nos ha dicho tampoco que el presidente Avellaneda que es el verdadero responsable de esa campaña, hace luego el reparto de tierras a mil estancieros de la SRA. Les entrega 42 millones de hectáreas. Al presidente de la SRA –lo dice la documentación- José María Martínez de Hoz, bisabuelo directo del ministro de Economía de la dictadura de Videla- se le entregan dos millones 500 mil hectáreas. Son 2.500.000 manzanas. Y todos los demás están los campesinos de siempre: Pereyra Iraola, Anchorena, Unsué. Todos no menos de 500 mil hectáreas. Así se formaron los grandes latifundios argentinos. También se le da gran cantidad de tierras a todos los oficiales que intervinieron en la matanza de los pueblos originarios. Y a Roca se le dan 60 mil hectáreas de regalo en tierras que él mismo elige en Guamini. Funda la Estancia La Larga –que es propiedad de los bisnietos de Roca que son Alvear.
Roca reestablece la esclavitud
Aparece en la película los avisos de los diarios de la época. Hoy, entrega de indios a toda familia que lo requiera se le entregará un indio como peón, una china como sirvienta y un chinito como mandadero. En las plazas públicas de Buenos Aires se hizo la entrega pública de indios. Se reinstala la esclavitud que había sido abolida en la gloriosa asamblea del año 1813. Luego se envían mas de 8 mil indios prisioneros a trabajar en los cañaverales de azúcar de Tucumán, sobre todo en las plantaciones de los Pose, parientes de Roca.  Hay una carta de Roca que le dice al gobernador de Tucumán que por favor no traiga más esos indios haraganes del Chaco. “Yo le voy a mandar Ranqueles y Mapuches que son muy trabajadores y pueden trabajar un montón de horas por día”. Esto es en lo que cayeron esos ideales de mayo.
De la Sociedad Restauradora a la SRA
Los que nunca se nos enseñó en la historia, es que la Sociedad Restauradora de apoyo a Juan Manuel de Rosas, estaba integrada por estancieros: Anzorena, Unsué, Pereyra de Iraola. Todos cuyos descendientes presiden la Sociedad Rural. Ellos fueron los que le apoyan a Rosas en su primera campaña al desierto. Rosas emite partes que dicen que fueron muertos mil salvajes y traídos otros tantos para trabajar en nuestros campos. A Rosas se le regala la isla de Choele Choel pero pide que le den la misma cantidad de hectáreas en tierras más cercanas a Buenos Aires así tiene tiempo de ir a visitarla. Esa sociedad Restauradora se diluye cuando cae Rosas, y pocos años después, en 1864, se funda la Sociedad Rural Argentina, que es la co financia la campaña al Desierto de Roca.
Nunca se los tocó
En la película también se ve el poder de los estancieros. Desde entonces hasta el voto no positivo de Cobos. Nunca se los tocó. Ningún gobierno hizo la reforma agraria ni tocó a la Sociedad Rural.
Sin apoyo
El INCAA no nos dio ni cinco centavos, mientras que para otras películas puso 350 mil pesos o mas. Y me da bronca porque es una película para iniciar el debate. Con pruebas históricas. Invito a los historiadores que miren la película Awka Liwen y que me digan si ven algo que es mentira. Finalmente, nos dieron un pequeñísimo apoyo para la publicidad de la película. La presidenta nos recibió de inmediato y nos dio el título: La presidencia de la nación apoya el film. Fue una cosa medio de palabra. No fue plata. Y gracias a Dios nos apoyaron dos fundaciones de partidos políticos alemanes: el partido Verde y el Partido Social Demócrata.
Belgrano y su defensa de los pueblos originarios
Hay que leer estos increíbles documentos de Manuel Belgrano sobre los pueblos originarios. Cómo los defiende, como retrata en sus escritos la esclavitud terrible que sufrieron bajo los españoles. La mita, la encomienda, el yanaconazgo, esas tres formas de esclavitud. Cuando él hace la expedición al Paraguay señala que se le van a devolver las tierras comunitarias, se les va a dar la libertad y terminar para siempre la esclavitud. Y dice que recurría a la Junta de Mayo para que se le den préstamos para la compra de elementos para la agricultura y la cría de ganado, dice Belgrano en Diciembre de 1810. Hay que ver también los textos de Bernardo de Monteagudo, Juan José Castelli y Mariano Moreno sobre la defensa de los pueblos originarios. En 1813 la asamblea termina con la esclavitud de los de acá y de los africanos que habían sido traídos por los españoles porque no les alcanzaba los que tenían.
De la zanja de Alsina a Roca
Los estancieros se quejaron ante el gobierno de Avellaneda de que los indios son ladrones y se roban las vacas. Entonces Avellaneda le dice a su ministro de Guerra, Alsina, que presente un plan para acabar con el robo. Alsina dice que los pueblos originarios no tienen sentido de la propiedad. Para ellos pertenece a la naturaleza. No pueden entender que una vaca pertenece al señor Martínez de Hoz. Entonces, propone hacer una zanja a lo ancho de todo el país. Desde el Océano a la Cordillera, de 5 metros de profundidad por 3 de ancho. Van a cruza, pero no van a poder hacer saltar a las vacas. Así los indios van a comprender que no pueden llevarse las vacas. Comienza la construcción. Se hicieron más de 300 kilómetros. Pero para mala suerte de los pueblos originarios Alsina se muere y viene Roca. Roca dice que hay que imitar a los Estados Unidos, que eliminaron a los pieles rojas y a los Siux con el Remington.
Atalivar
El general Roca pide que se compren 10 mil Remington. Sarmiento, muy pícaro, se pregunta por qué compró 10 mil si había 2 mil soldados. ¿Adónde se fueron los otros 8 mil? Por eso Sarmiento inventa el verbo atalivar, porque el que le manejaba los negocios –los negociados- a Roca fue su hermano mayor Atalivar Roca. Entonces Sarmiento siempre escribía: “El general Julio Argentino Roca hace sus negocios y su hermano Ataliva”. Punto. Que quería decir “cobra la coima”.
Estación y francesa propia
Roca terminó con su estancia La Larga en Guamini. 60 mil hectáreas en posesión de los bisnietos de Roca de apellido Alvear. Allí, cuando Roca hace el negocio con los británicos para hacer el Ferrocarril Sur que iba a General Roca, hizo ponerse una estación en su estación, porque él tenía ahí su querida francesa. Y entonces los sábados el señor presidente de la Nación se iba en el tren Sud y era el único pasajero que se bajaba en la estancia La Larga, y ahí caminaba 20 metros y lo esperaba su querida francesa en la mansión que le hizo hacer. Todo esto lo cuentan los diarios de la región.
Preso por Arbolito y Rauch
Arbolito le cortó la cabeza al coronel Rauch contratado por Rivadavia para exterminar  a los indios Ranqueles. Le decía así porque tenía el pelo muy largo y de lejos parecía un arbolito. Rauch era un teniente coronel prusiano. Ese Rauch era un verdadero genocidio. Arbolito lo esperó en una hondonada, le volteó el caballo y enseguida le cortó la cabeza. Yo di una charla en la localidad bonaerense de Coronel Rauch en 1963. Me invitó la Biblioteca Pública. Yo hablé de Rauch y leí sus comunicados. El primero dice textualmente: “Hoy para ahorrar balas hemos degollado a 27 ranqueles”. No dice para qué degolló a los ranqueles. Lo importante era el ahorro de balas. Era un coronel occidental y cristiano. El otro comunicado era mas filosófico y dice: “Los ranqueles no tienen salvación porque no tienen sentido de la propiedad”.  Y el tecero era un visionario: “Los ranqueles son anarquistas”. Tiene razón, si son anarquistas hay que terminar con ellos. Realmente hizo un genocidio con los ranqueles y este arbolito hizo justicia. Cuando terminé la charla le propuse a los vecinos que le pidan cambiar el nombre del pueblo de Rauch a Arabolito. Pero cuando hice ese pedido, todo el mundo rajó, salvo dos viejitos de primera fila que me aplaudieron pero sin sonido. Así me fue: estaba en el gobierno la dictadura que había derrocado a Fronidizi y estaba Guido. Y el ministro del Interior era el general Juan Enrique Rauch, bisnieto de aquel prusiano. Estuve 63 días presos. Y para humillarme me llevaron al cárcel de mujeres de Riobamba.
14 dictaduras
Yo he tenido una vida larga. Pasé 14 dictaduras militares. Nací en el año 27, el mismo año de Rodolfo Walsh y David Viñas. Las dictaduras, la muerte de los queridos amigos. No nos queda otra cosa que tratar de hablar de nuestras experiencias para ver si encaminamos a la sociedad.
Sin venganza
Ayer escuché a cuatro madres de chicos víctimas del gatillo fácil de la policía en Bariloche. Qué humildes y qué cosas interesantes dijeron. Que tienen mucho por luchar. No sólo por sus hijos sino por una sociedad menos violenta. También estaba presente la madre de Atahualpa, ese chico de Viedma que mataron hace tres años. Con una filosofía humilde, sencilla, pero directa. Sin deseo de venganza, pero si de un mundo mejor.
Civilizados
Alexander von Humboldt en su viaje por América habla del respeto que tienen los pueblos originarios por la naturaleza. Dice que no toman mas de lo necesario para vivir. Le pregunta por qué hacen eso: porque hay que pensar en las próximas generaciones, dicen los que nosotros llamamos los salvajes. Y los civilizados somos los que acabamos con la naturaleza.
No hay democracia con villas miserias
Con respecto al actual gobierno podemos decir que es el primer gobierno en la historia argentina que fue capaz de mandar a juicio a los militares golpistas que inventaron el sistema de la desaparición de personas, el robo de niños, tirar a gente viva al río y todas las barbaridades de la dictadura de Videla y sus militares. También destaco que ha sido capaz de terminar con la ley de medios de la dictadura militar. Es una vergüenza que los gobiernos democráticos de Alfonsín, Menem, De la Rúa, Duhalde, respetaron una ley de la dictadura porque se metía contra los grandes monopolios del periodismo argentino, y eso no se podía atacar. Este gobierno lo hizo. Es algo justo. Otra cosa importante es devolver las jubilaciones al Estado y no a empresas privadas. Es increíble que se le haya dado el dinero nuestro a los privados. Pero falta mucho por hacer todavía. Mientras haya niños con hambre no podemos decir que haya democracia. Y no hay democracia mientras haya villa miseria. ¿Es democracia en Buenos Aires la villa 31 a 18 cuadras del cabildo con los documentos en los que se hablaba de libertad, libertad, libertad? ¿Qué le damos a esa gente? Villas miserias en Retiro y del otro lado los lujosos countries. Por lo menos la democracia le tiene que dar un techo digno a una familia. Eso es crear violencia. Este es nuestro país. Hay que seguir empujando para llegar a un principio bien democrático.
País de espigas de oro
Es increíble que en la Argentina a la que llegó el poeta Rubén Darío la describió como el país de las espigas de oro que puede alimentar al mundo entero. Y en los diarios de hoy aparece la noticia del gobernador de Misiones que habla de la muerte de 204 niños por hambre. Esos son los datos que tenemos que leer.
De Palacios a Macri
¿Qué escribió Macri sobre política, sobre economía? Nada. Su único antecedente es ser hijo de un empresario con mucho dinero y haber sido presidente de un club de fútbol. Yo repito siempre: 1903, Buenos Aires elige al primer diputado socialista de América: Alfredo Palacios. 100 años después elige a Macri. En Buenos Aires gana las elecciones el señor De Narváez. No porque sea colombiano. Pero su único antecedente es ser dueño de casa Tía. Para no hablar de otros candidatos que ganaron en otras provincias.
El límite del gobierno
Mi ideal es llegar a la igualdad en democracia, no a través de dictaduras. Pero hay que seguir empujando para llegar a que no hayan niños con hambre o villas miserias. Hay que luchar por eso. Los Kichner tienen algunas medidas de izquierda como el juzgamiento a los militares, o acabar con las grandes empresas. Pero en otras actitudes no son de izquierda. O al menos tienen temor de tomar medidas que traigan mas justicia social.
Una América Latina diferente
Es una América Latina diferente, con grandes esperanzas. Es increíble que en Bolivia haya triunfado un hombre de los pueblos originarios con el voto popular. Y es un hombre muy querido. También en Ecuador que para mi es el mejor gobierno de todos, por eso quiso ser corrido por la policía. En Chile hubo un paso atrás. Bachelete no se animó. La gente votó a un partido socialista pero de socialista nada. Dejó leyes de Pinochet como por ejemplo juzgar por terrorismo. Pero que en Uruguay haya sido elegido Mujica presidente, un guerrillero que estuvo más de 13 años presos, es un paso adelante en los votantes de este continente. Lo mismo Lula en Brasil. O el caso de Chavez, que un poco a veces se sale de contexto, pero está haciendo muchas cosas. Es tremenda la diferencia de esa sociedad entre la gente que vive abajo y la que vive arriba en las montañas. Creo que es justo haber elegido a Chavez. Y en otros países de Centroamérica también se ve una tendencia.
Obama es una caricatura
Lo único que le preocupa a EEUU es que no haya guerrilla o movimientos de izquierda. Se nota en el presupuesto lo que gastan en fuerzas de espionaje, armas y todo eso. El señor Obama es una caricatura. Sigue gobernando por encima y haciendo lo que dicen los poderes. Tendría que haber hecho una verdadera revolución como descendiente de esclavos. Pero los poderes son muy grandes. Ya se ha notado cuando ocurren las cosas: Kennedy estaba haciendo una democratización y así le fue.
Europa racista
Son la crisis habituales del capitalismo. Y cuando eso ocurre se le echa la culpa a los extranjeros. Esto se Sarkosy de expulsar a los gitanos. Imagínense Francia, 1789, Revolución francesa, libertad, igualdad, fraternidad, y ahora Sarkosy echando a los gitanos y aumentando la edad de jubilación. La culpa la tienen los franceses que es un ultra conservador que nunca ha tenido un programa. En Alemania igual: tiene 4 millones de desocupados, y eso que es el que mejor le va. La señora Merkel ha llamado la atención diciendo que no comprende a los trabajadores turcos que no han aprendido nada de la cultura alemana. Lo dijo en un discurso muy racista. Pero cuando los alemanes no quisieron hacer los trabajos de abajo, hicieron entrar a 6 millones de turcos para eso. Y ahora les echan la culpa. Este sistema es de una perversión increíble. España también tiene serios problemas y estamos viendo cómo están tratando a los turistas argentinos, o a las mujeres que van a visitar a los miles de argentinos que viven en España. Eso lo hacen para espantar. Creen que con ese sistema se acaba la desocupación. Y ni qué hablar de Estados Unidos con los latinos.

martes, 18 de enero de 2011

El costo de no escuchar a la naturaleza

Leonardo Boff - http://alainet.org/active/43614

Un cataclismo ambiental, social y humano se ha abatido en la segunda semana de enero sobre las tres ciudades serranas del Estado de Río de Janeiro, Petrópolis, Teresópolis y Nueva Friburgo, con cientos de muertos, destrucción de regiones enteras y un inconmensurable sufrimiento de quienes perdieron familiares, casas y todos sus haberes. Sus causas más inmediatas han sido las lluvias torrenciales propias del verano, y la configuración geofísica de las montañas, con poca capa de suelo sobre el cual crece una exuberante floresta subtropical, asentada sobre inmensas rocas lisas, que a causa de la infiltración de las aguas y el peso de la vegetación provocan frecuentemente deslizamientos fatales.
Se culpa a las personas que ocuparon las áreas de riesgo, se incrimina a los políticos corruptos que distribuyeron terrenos peligrosos a la gente pobre, se critica al poder público que se mostró indolente y no hizo obras de prevención por no ser visibles y no atraer votos. En todo esto hay mucha verdad, pero la causa principal de esta tragedia avasalladora no reside en eso.
La causa principal deriva del modo como solemos tratar a la naturaleza. Ella es generosa con nosotros, pues nos ofrece todo lo que necesitamos para vivir, pero en contrapartida la consideramos como si fuera un objeto del que podemos disponer a capricho, sin sentido de responsabilidad por su preservación y sin que le demos retribución alguna. Al contrario, la tratamos con violencia, la depredamos, arrancando todo lo que podemos de ella para nuestro beneficio. Y encima la convertimos en un inmenso basurero de nuestros desechos.
Todavía peor aun: no conocemos su naturaleza ni su historia. Somos analfabetos e ignorantes de la historia que se realizó en nuestros lugares a lo largo de millares y millares de años. No nos preocupamos de conocer su flora ni su fauna, las montañas, los ríos, los paisajes, las personas significativas que vivieron ahí, artistas, poetas, gobernantes, sabios y constructores.
Somos en gran parte todavía deudores del espíritu científico moderno que identifica la realidad con sus aspectos meramente materiales y mecanicistas sin incluir en ella la vida, la conciencia y la comunión íntima con las cosas que los poetas, músicos y artistas nos evocan en sus magníficas obras. El universo y la naturaleza tienen una historia que está siendo contada por las estrellas, por la Tierra, por la afloración y la elevación de las montañas, por los animales, por los bosques y selvas, y por los ríos. Nuestra tarea es saber escuchar e interpretar los mensajes que nos mandan. Los pueblos originarios sabían captar cada movimiento de las nubes, el sentido de los vientos, y sabían cuando venían o no trombas de agua. Chico Mendes con quien participé en largos recorridos por la selva amazónica de Acre sabía interpretar cada ruido de la selva, leer las señales del paso de la onza en las hojas del suelo, y con el oído pegado a la tierra conocer la dirección que llevaba la manada de peligrosos cerdos salvajes. Nosotros hemos olvidado todo eso. Con el recurso de las ciencias leemos la historia inscrita en las capas de cada ser, pero este conocimiento no ha entrado en los currículos escolares ni se ha transformado en cultura general. Antes bien, se ha vuelto técnica para dominar la naturaleza y acumular.
En el caso de nuestras ciudades serranas es natural que haya lluvias torrenciales en el verano. Siempre pueden ocurrir desmoronamientos de las laderas. Sabemos que ya se ha instalado el calentamiento global que hace estos sucesos más frecuentes y más intensos. Conocemos los valles profundos y los riachuelos que corren por allí. Pero no escuchamos el mensaje que nos envían, que es no construir casas en las laderas, no vivir cerca del río, y preservar celosamente la vegetación de las riberas. El río tiene dos lechos: uno normal, menor, por el cual fluyen las aguas corrientes y otro mayor por donde se vacían las grandes aguas de las lluvias torrenciales. En esta parte no se puede construir ni vivir.
Estamos pagando un alto precio por nuestro descuido y por la destrucción de la Mata Atlántica que equilibraba el régimen de lluvias. Lo que se impone ahora es escuchar a la naturaleza y hacer obras preventivas que respeten el modo de ser de cada ladera, de cada valle y de cada río.
Sólo controlamos la naturaleza en la medida en que la obedecemos, sabemos escuchar sus mensajes y leer sus señales. En caso contrario tendremos que contar con tragedias fatales evitables.
- Leonardo Boff es Teólogo y filósofo

domingo, 16 de enero de 2011

Empresarios y modelos de desarrollo

Alfredo Eric Calcagno, doctor en Ciencias Políticas - http://sur.elargentino.com/notas/empresarios-y-modelos-de-desarrollo

Para analizar la participación y la influencia de los distintos grupos sociales y económicos dentro de un país, es indispensable considerar el modelo de desarrollo que se aplica, el que a su vez depende de la estructura de la economía y de las relaciones de poder existentes; pero no es todo: también son fundamentales los valores y las restricciones vigentes. En nuestra historia fueron variando: existieron una Argentina agraria (1880-1946), otra industrial (1946-1976); una de renta financiera (1976-2002) y otra de desarrollo con inclusión social (desde 2003).
La Argentina agraria. Durante la Argentina agraria, los agentes económicos principales fueron la oligarquía terrateniente tradicional, los exportadores y el capital extranjero (sobre todo para la construcción de infraestructura). Los empresarios nacionales eran incipientes y quienes gobernaban eran los terratenientes y las empresas extranjeras. La política económica fue de apertura comercial, incentivos para el capital extranjero y estímulo a la inmigración europea. Hubo estabilidad política. El discurso dominante era el de civilización o barbarie, el positivismo y el liberalismo económico.
La Argentina industrial. Hacia 1945 pasamos de la economía agraria a la sustitución de importaciones, con dos períodos. El primero fue el de la sustitución “fácil” de importaciones, durante el cual se produjeron bienes de baja complejidad. Los grupos dominantes eran los asalariados organizados, que utilizaban bienes de consumo masivo, y los empresarios nacionales que los producían, en su mayoría medianos y chicos. Así, tanto por el lado de la producción como del consumo, estaban dadas las bases para un régimen democrático y popular. Fue el primer peronismo, y en esa época los empresarios nacionales emergentes compartieron el poder. El discurso dominante era “una Argentina justa, libre y soberana”.
La siguiente etapa fue la de industrialización “difícil” (decenios de 1960 a 1970). Los consumidores eran grupos de ingresos elevados y medios, y los productores eran empresas grandes o medianas (los empresarios chicos quedaron relegados a la subcontratación); comenzó a adquirir magnitud la inversión extranjera directa. En el plano político mandaban los empresarios grandes nacionales y las empresas multinacionales. Este esquema era compatible con los gobiernos militares autoritarios. El discurso dominante era el orden y una economía eficiente y concentrada.
La Argentina de renta y financiera. En 1976 se produjo un cambio drástico: el poder real pasó al sector de renta y financiero. Los “dueños” del país eran los bancos, los nuevos propietarios o concesionarios de las empresas privatizadas, y los explotadores de recursos naturales. Eran conglomerados empresarios extranjerizados. El discurso dominante era el del neoliberalismo salvaje.
La Argentina de desarrollo con inclusión social. Desde 2003 se aplica un modelo de desarrollo con inclusión social que ya ha producido importantes cambios políticos, económicos, sociales y culturales. Las organizaciones políticamente dominantes son el Estado, el partido oficialista, los sindicatos y grupos empresarios. En el funcionamiento económico terminó la sujeción al establishment y al Fondo Monetario Internacional, y se reforzó la inclusión social y económica (sobre todo por la expansión del empleo y la ampliación de las jubilaciones).
Se produjo una recomposición dentro del establishment, con una recuperación de los empresarios industriales y una actitud destituyente de las mayores organizaciones empresarias agrarias y de los medios concentrados. Lo paradójico es que los empresarios y rentistas agrarios nunca han ganado tanto; pero los antiguos dueños del país no pueden consentir su desplazamiento del gobierno, ni las medidas económicas que les quitaron poder y ganancias.
Lógica de los órdenes sociales. Un buen elemento para interpretar mejor el comportamiento de grupos sociales es el esquema de “órdenes sociales” enunciado por Blas Pascal y desarrollado ahora por André Comte-Sponville, quien distingue cuatro órdenes: el ético, el moral, el político y el económico. Cada uno responde a preguntas básicas: el ético, ¿cómo vivir?; el moral, ¿qué hacer?; el político, ¿cómo acumular poder?; y el económico ¿cómo multiplicar riquezas? Cada orden es autónomo, tiene su propia lógica de funcionamiento y no acepta límites internos. Por ejemplo, si el orden económico aumenta sus ganancias con la depredación del medio ambiente, o el tráfico de drogas, o la utilización de mano de obra esclava, cometerá esas atrocidades. Está en sus genes: su finalidad es el lucro.
Para que los abusos de cada orden social, impulsado cada uno por sus objetivos propios, no lleve a la barbarie, el orden superior debe encuadrar al orden inferior; por ejemplo, el orden moral debe acotar al político, y el moral y el político al económico. Cada orden conserva su naturaleza: el económico perseguirá la ganancia y no la beneficencia; pero respetará la moral y las normas legales. Para que eso sea así no basta con la persuasión: es necesaria la acción política.
De acuerdo con su propia lógica, los empresarios tenderán a llevar al máximo sus ganancias desechando cualquier encuadramiento; pero este modelo exige que la acción empresaria se acerque al interés nacional argentino. Corresponderá entonces al gobierno, según las circunstancias, poner incentivos y restricciones para regular la acción de los empresarios.
El modelo iniciado en 2003 marca el rumbo: desarrollo económico, aumento del empleo, mejor distribución del ingreso, tipo de cambio competitivo, solvencia del Estado, abastecimiento del mercado interno, expansión del comercio exterior, reindustrialización, políticas educativas, de transportes y de salud.
Ni la ética, ni la moral, ni la política sirven para ejecutar la tarea empresaria; pero sí deben encuadrarla. Bienvenidos los empresarios productivos, que inviertan, den empleo, agreguen valor a la producción, paguen sus impuestos sin evadir, respeten las leyes laborales y tengan a su personal registrado; dentro de este marco, que ganen todo lo que puedan. Grupos de empresarios con estas características darán también su impronta al modelo global del que formarán parte. Para ellos, todos los incentivos razonables.
Pero también está la antítesis, que son los especuladores que se enriquecieron en contra del interés nacional, evadieron impuestos y capitales, desguazaron las empresas públicas, explotaron a los asalariados, endeudaron con irresponsabilidad al Estado. Durante los regímenes neoliberales, no sólo no aceptaron los límites que les fijaban la moral y la política, sino que impusieron a la moral y a la política las pautas del funcionamiento económico. A ellos, el gobierno debe encuadrarlos.
En síntesis, para que la finalidad empresaria de ganancia económica coincida con el interés nacional de desarrollo con inclusión social, deben tenerse en cuenta varias pautas.
Primero, que los agentes económicos de un país son la consecuencia de la estructura de la economía y de las relaciones de poder, que se plasman en un modelo de desarrollo. No es el empresario quien diseña la política económica –como ocurría en otras épocas– sino que el Estado democrático es el que fija las grandes líneas; por ejemplo, el modelo actual se basa en la unidad nacional, el desarrollo económico (con una vigorosa industrialización), la inclusión social y la distribución del ingreso.
Segundo, que la acción de los agentes económicos está sujeta a encuadramientos éticos, morales y políticos. La economía no puede imponer sus pautas a la moral y la política, como ocurrió durante el neoliberalismo.
Tercero, que la política de incentivos y restricciones que se deriva del modelo de desarrollo debe ser aplicada para estimular la producción y castigar la especulación.
Cuarto, en la ejecución del modelo de desarrollo deben converger la acción del sector público y del privado. Por una parte, son necesarias conductas empresarias que acepten las regulaciones y encuadramientos que les impongan la moral y la ley; y al mismo tiempo, que el gobierno aplique políticas crediticias, monetarias, arancelarias, fiscales y de funcionamiento, que acerquen la acción empresaria al interés nacional argentino.
Quinto, en definitiva, no es la economía sino la política la que diseña y ejecuta el proyecto nacional.

jueves, 13 de enero de 2011

Los dos campos

Por Ricardo Forster - http://www.elargentino.com/nota-121984-Los-dos-campos.html


Las imágenes son elocuentes y dolorosas como si estuviéramos retrocediendo en el tiempo y regresáramos hacia aquellas épocas en las que el trabajo esclavo era el modo predominante de la acumulación del capital. Hombres de distintas edades, incluyendo niños y adolescentes, apilados en casuchas miserables e improvisadas en las que el baño es un objeto de lujo inconmensurable para quienes son tratados peor que animales. Mucho peor, porque en el “campo” a los animales se los cuida, se los atiende y se los alimenta. Siempre hay un veterinario a mano para garantizar su salud. Son un bien preciado y precioso que merece todas las atenciones del patrón. Y ni que hablar de los caballos, animal mítico del hombre de campo, su amigo a quien le dedica una porción no menor de sus afectos.

Los peones, así, con ese nombre de eternos subalternos, como piezas de un ajedrez en el que cuentan poco y son sacrificables, se apiñan en esos trailers herrumbrados o, peor todavía, improvisan con palos y plásticos carpas inverosímiles en donde esparcen sus colchones y sus pocas pertenencias. Vienen de las zonas más pobres y arruinadas del interior. La mayoría son santiagueños, hijos de una tierra yerma, sobreexplotada en otros tiempos por La Forestal que se llevó todo el quebracho hasta dejar, donde antes había bosques nativos y selvas impenetrables, un desierto, un mundo sin esperanzas y sin trabajo que ha convertido a sus habitantes en eternos migrantes. Hoy la ampliación de la frontera sojera los sigue expulsando quitándoles, incluso, esa tierra árida que, al menos, les pertenecía pero que ahora les ha sido rapiñada por la avidez de los poderosos.

Desamparados de dignidad y de oportunidades han tenido que salir de la miseria conocida y sin horizontes para entrar en otras zonas de oscura explotación. Sin derechos y sin siquiera saber a dónde los llevan ni por cuánto tiempo. Un viaje hacia un pasado que es presente, allí donde se reproducen las antiguas formas de la explotación y la esclavitud. Un viaje hacia la pampa próspera, hacia la soja exuberante, el oro verde de este tiempo argentino en el que, una vez más, el “campo” derrama sobre todos nosotros su riqueza y su generosidad. No hay, no puede haber lugar para otro relato que no sea el de la infinita prodigalidad de la tierra y de su gente. Claro que, a veces, el diablo mete la cola y las imágenes insospechadas, de esas que no podíamos imaginar, se colaron entre nosotros para ofrecernos el otro rostro, oculto, del “campo”.

En estos días veraniegos en los que millones de argentinos se desplazan por todo el país buscando su lugar de vacaciones, nos encontramos con otra radiografía que nos ofrece una imagen tremenda, impensada de acuerdo a lo que nos contaron, obsesiva y meticulosamente, los grandes medios de comunicación durante el 2008, del “campo argentino”, de ese mundo parecido a una gran familia Ingalls en la que ricos y pobres se unían para enfrentar la expoliación del gobierno nacional. Un mundo bucólico, de gente trabajadora, de gringos honestos con las manos duras y callosas. De patrones que hacen asados con sus peones, que apadrinan a los hijos e hijas y que se ocupan de garantizarles una vida digna, con cura y escuela, con festivales de doma y carreras de sortijas, con bailes y desfiles tradicionalistas. Porque, eso nos enseñaron desde nuestra más tierna infancia (quién no recuerda los libros de texto con sus cuadros de la riqueza que viene del campo, sus vaquitas y sus trigales), la verdadera patria queda en el interior, en la pampa húmeda, en esas tierras pródigas de las que vivimos, desde siempre, los argentinos.

El campo como reservorio moral frente a la ciudad siempre sospechosa de ser portadora de todos los vicios (el peor de todos es, claro, el de reclamarles a los “honestos dueños de la tierra” que paguen impuestos o que acepten entregar bajo la forma de retenciones una parte de su renta extraordinaria desarrollada sobre un bien de todos los argentinos; ¡ni que hablar de los derechos de los trabajadores rurales ni de la abrumadora cifra de peones en negro trabajando de sol a sol!). La honestidad se dibuja bajo los contornos de los habitantes de las estancias, allí surge la hermandad del patrón y de “sus” trabajadores (que más que anónimos trabajadores de ciudad fabril, son parte del inventario, rostros conocidos desde siempre, amigos, compañeros de juego en los días de la infancia o de mateadas en el final de las jornadas laboriosas). Ese fue el relato que la corporación mediática cinceló con prodigalidad y astucia, aprovechando lo que se guarda en la memoria colectiva pergeñada desde la escuela primaria. El “campo” como el paradigma de la virtud, como la tierra soñada en la que “los buenos viejos tiempos” se perpetúan mientras en las ciudades pulula el crimen, la deshonestidad, la pérdida de las tradiciones, etcétera, etcétera. Imágenes de la comunidad idílica contrapuestas a un gobierno “oscuro y saqueador del trabajo ajeno”, preocupado, fundamentalmente, de engrosar “la caja”. Virtud versus corrupción.

El escándalo de San Pedro y de Ramallo, las imágenes de los peones santiagueños hacinados en casuchas miserables, las fabulosas tasas de rentabilidad de Nidera y de otras empresas agrocerealeras, la impunidad con la que se mueven los dueños de las estancias y las mil formas de la degradación a las que someten a los trabajadores golondrina, la eternización del trabajo en negro, la falta absoluta de derechos, los viejos y terribles vales intercambiables por comida cobrada como si estuvieran en el más lujoso de los restaurantes parisinos, salarios recortados hasta la extenuación, multas por abandonar el lugar de explotación, jornadas interminables sin días de descanso, viajes a destinos inciertos... y la lista puede engrosarse sin dificultades en este relevamiento de la iniquidad y la injusticia que permanecen invisibles para el poder mediático.

Para muchos buenos ciudadanos, de esos que se desgarraban las vestiduras ante el “atropello gubernamental” contra “la gente del campo”, las escenas de la explotación y la humillación de cientos de peones no puede estar sucediendo en la pampa húmeda, en la famosa zona núcleo que guarda, eso siguen pensando, las riquezas del país. Hasta el benemérito edecán de la prensa gráfica, La Nación, salió con un editorial a cuestionar la visión “ideologizada” con la que se describía lo que estaba sucediendo en San Pedro (apenas un nombre multiplicado por cientos en todo el país). De nuevo la mentira perversa de los demagogos populistas que mientras “se roban la riqueza de los argentinos de bien” se dedican a esparcir las semillas de la cizaña en el bucólico campo de la patria. Mientras tanto, y una vez más, lo que vuelve a quedar en evidencia es lo que busca ocultar el relato de la corporación mediática, en este caso, la existencia de ese otro campo invisible y ausente, de esa otra realidad que nos muestra la continuidad salvaje de la explotación y de la delincuencia moral y material de los eternos reclamantes de mano dura, de seriedad jurídica y de transparencia institucional. Lo único que reservan para los trabajadores agrícolas es la primera de esas exigencias.

El “campo” tenía dentro su alter ego, esa parte de sí mismo prolijamente ocultada, esa zona de la vergüenza que, por un cierto azar, quedó al descubierto. Su otro rostro desde siempre velado por el relato dominante, ese mismo que se ocupó, con un enorme éxito, de convencer a millones de compatriotas, en especial aquellos que sólo ven el “campo” cuando salen a las rutas, que tranqueras adentro se guarda la ética del trabajo y los lenguajes de la solidaridad y la tradición. De la noche a la mañana, pero amparados en las profundas transformaciones cultural-simbólicas de los años ’90, los grandes medios de comunicación, aliados estratégicos de los dueños de la tierra, derramaron sobre una sociedad anestesiada y desmemoriada, la imagen de un “campo” atropellado y saqueado por el monstruo estatal. La disputa alrededor de la 125 permitió hacer invisible la historia de la miseria, la expoliación, el maltrato y la explotación transmutándola por esa fotografía de familias trabajadoras unidas en pos de la defensa de sus formas de vida y de sus infatigables esfuerzos amenazados por la siniestra “caja” de los Kirchner.

No hubo cámaras que pudieran penetrar en el interior de esas estancias arquetípicas y fecundadoras de la riqueza nacional; no hubo periodistas que preguntaran por el trabajo en negro o por la evasión impositiva o que simplemente indagaran por los ingresos reales de esos virtuosos “campesinos” (recuerdo, estimado lector, que el inefable Morales Solá llamó de esa manera a Biolcati, lechero dueño de miles de hectáreas y presidente de la Sociedad Rural). Claro que no todo el “campo” actúa como los gerenciadores de Nidera en San Pedro, los terratenientes de Santiago del Estero que les quitan sus tierras a las comunidades de pequeños productores para ampliar la frontera sojera o los dueños del establecimiento de Ramallo en el que también se reprodujeron las condiciones de esclavitud descubiertas en los campos de Nidera. El campo es diverso (lo contrario a lo que obsesivamente nos mostraron durante todo el 2008) y tiene en su interior los restos de una solidaridad siempre amenazada por aquellos que, desde el fondo de la historia, han fundado su enriquecimiento en las formas más viles de la explotación. Por eso nunca está de más recordar una enseñanza de la historia: ningún derecho ni ninguna conquista democrática fueron el resultado de un gesto dadivoso de los poderes económicos; mientras pudieron mantuvieron las formas más abyectas del sometimiento y la explotación. El camino hacia una sociedad con derechos sociales y políticos fue, desde tiempo inmemorial, el resultado de la lucha de los oprimidos, una conquista ganada con sudor, sacrificios e inmensos dolores. Cada vez que pueden, los dominadores de ayer y de hoy, los Nidera de todos los tiempos, buscan destruir lo duramente conseguido. Impedirlo y, a la vez, ampliar los derechos y volver más justa la sociedad, sigue siendo la gran tarea democrática de nuestros días, el norte de todo proyecto genuino de transformación.

martes, 11 de enero de 2011

Capitalismo y desarrollo social

Norberto Alayón - http://tiempo.elargentino.com/notas/capitalismo-y-desarrollo-social

El carácter esencialmente antidemocrático del capitalismo se puede (y se debe) atenuar o neutralizar políticamente por la acción del Estado, mediante el derecho laboral y las políticas sociales.


Conviene recordar, taxativamente, que la existencia de la pobreza deviene y está en la propia naturaleza del sistema capitalista. La esencia del capitalismo se centra en la ganancia y la acumulación, en desmedro de la distribución equitativa de la riqueza socialmente producida, es decir por todos.


El modelo de funcionamiento capitalista genera y construye, por su propia lógica, una permanente conflictividad social, de muy complejo abordaje. De todas maneras, las propias sociedades capitalistas igualmente fueron desarrollando instituciones sociales de protección, que contuvieron parcialmente los conflictos a partir de garantizar ciertas seguridades a quienes vivían de su trabajo.

En las últimas décadas del siglo XX, el fundamentalismo neoliberal arrasó con muchas de esas protecciones y destruyó buena parte de los derechos sociales, dando lugar a un fuerte proceso de degradación social, que acarreó innumerables y graves secuelas que llevará muchos años poder mitigar y reparar.

Si la acumulación por parte de un sector social se basa en la apropiación diferenciada de la riqueza y en una distribución desigual, la construcción y cristalización de sectores ricos y pobres se transforma en algo “natural”, inherente a las propias características del modelo de funcionamiento social. De ello deriva la existencia de sociedades duales, con polos opuestos de altísima concentración de riqueza por un lado, y de enorme concentración de exclusión y de pobreza por el otro.

Se verifica, en consecuencia, la existencia de una importante contradicción entre el capitalismo y la democracia. Con pobreza y exclusión, la democracia pierde inexorablemente legitimidad. Pero el carácter esencialmente antidemocrático del capitalismo se puede (y se debe) atenuar o neutralizar políticamente por la acción del Estado, mediante el derecho laboral y las políticas sociales.     

Muchas de las críticas despiadadas a la presencia fuerte y extendida del accionar del Estado, y que propagandizaban las eventuales bondades de un “Estado mínimo”, apuntaban –elíptica o abiertamente– hacia la transformación del Estado y su desmantelamiento como garante del bienestar general, tal como debe ser una de sus funciones básicas. Si está “ausente” o defecciona el Estado como equilibrador de los intereses de los distintos sectores, la cruel y voraz lógica del mercado se impondrá muy fácilmente sin que nada, ni nadie, pueda controlarla o atenuarla.

En rigor, los Estados nunca están “ausentes”. Por presencia o por “ausencia”, los Estados siempre están presentes. En el auge del neoliberalismo, nuestros Estados no se “achicaron”; lo que aconteció fue que redefinieron sus objetivos y su presencia activa se direccionó abiertamente hacia la defensa de los intereses de los sectores de mayor concentración y poder económico. Era cierto aquello de que detrás de la propuesta de los Estados mínimos estaba la ambición de que se transformaran en Estados máximos del capital, vulnerando la noción de bienestar general y erosionando impúdicamente los principios de equidad y solidaridad. En idéntico sentido operaba aquella perversa promesa, impulsada exitosamente por la dictadura y luego por el menemismo, de que “achicar el Estado es agrandar la Nación”.

Capital y trabajo son los factores esenciales en la generación de riqueza. Ambos debieran ser considerados y valorados como simétricos e igualables, en la perspectiva de la vigencia de relaciones humanas que dignifiquen la vida social y la existencia de sociedades verdaderamente democráticas en pos de un mundo sustentable para todos y todas.

Durante el gobierno peronista de 1946-1952, la distribución funcional del ingreso llegó a ser casi del 50% para el capital y 50% para los trabajadores. Después de la crisis de 2001, la participación de los trabajadores cayó a menos del 30% y, en la actualidad, estará por el 35%.

Los capitalistas (pequeños, medianos o grandes) no son personas “malas” en sí, que desean perjudicar a otras personas, por pura “maldad innata”. Lo que acontece es que al asumir la propia “racionalidad” del funcionamiento capitalista (el lucro, la ganancia), quedan irremediablemente encorsetados en una lucha feroz con sus pares competidores (de una misma rama de actividades, por ejemplo), que los empuja –si quieren sobrevivir– a asumir las reglas y rigores de la competencia y la rivalidad. Sólo la intervención del Estado puede poner límites y otras regulaciones a los distintos intereses en juego.

El desarrollo económico no implica automáticamente desarrollo social. Para ello es necesario que el desarrollo económico vaya acompañado de vigorosas políticas de Estado, de carácter distributivo, que apunten a eliminar la pobreza y que tiendan hacia una mayor igualdad. Los impulsores de aquella falaz y encandiladora “teoría del derrame” nos proponían su aceptación “a ciegas”, con el embuste del futuro goteo de riqueza que luego se produciría, aunque después se verificó un enorme derrame de pobreza.

Por cierto no es lo mismo la apropiación de riqueza por la vía de un salario significativo que perciban los trabajadores, que la distribución de la riqueza excedente por la vía de políticas de subsidios, políticas asistenciales, etcétera. Por supuesto, la variante preferida debería ser la apropiación directa de la riqueza por parte de los trabajadores, y si se tuviera que optar entre apropiación y distribución, la alternativa óptima sería la primera.
No obstante resulta estratégica la defensa, la reivindicación y el fortalecimiento de los derechos sociales y la existencia de amplias y crecientes medidas de inversión en lo social, ya que cumplen una función de redistribución de la riqueza y de contribución hacia una mayor igualdad en la sociedad. Toda medida que procure mejorar la distribución (primaria o secundaria) de la riqueza requiere ser apoyada firmemente. Por ejemplo, la moratoria previsional y la permanente actualización de las jubilaciones, como así también la Asignación Universal por Hijo, constituyen importantes políticas de distribución secundaria de la riqueza.

Hace ya muchos años que venimos sosteniendo que en nuestras injustas sociedades, todo lo que se le transfiere a los sectores sociales previamente empobrecidos y vulnerados es siempre inferior a lo que les corresponde como seres humanos.

Enfatizamos que el empleo formal, los salarios dignos, las políticas sociales universales y las políticas asistenciales nos conectan con una propuesta de sociedad que tienda hacia la integración y no hacia la exclusión; que tienda hacia la equidad y no hacia la injusticia social; que tienda hacia el fortalecimiento de una nación para todos y no hacia la dualización de sus habitantes, con derechos marcadamente diferenciados, según pertenezcan a uno u otro sector social.

En definitiva, la democracia política con sólidos y extendidos derechos sociales podrá limitar la intrínseca injusticia del sistema capitalista.


domingo, 9 de enero de 2011

Trabajo golondrina, uno de los rostros de la explotación

Pablo Galand - http://sur.elargentino.com/notas/trabajo-golondrina-uno-de-los-rostros-de-la-explotacion


Los casos denunciados y difundidos esta semana acerca de trabajadores santiagueños sometidos a condiciones infrahumanas en los campos de la provincia de Buenos Aires, abocados al desfloramiento del maíz, representan apenas la punta del iceberg de un problema estructural y que incluso en los últimos años se ha profundizado. 
La explotación laboral y las condiciones esclavizantes existentes en el trabajo golondrina a partir de la estacionalidad de la cosecha de ciertos cultivos es un fenómeno que se da a lo largo de todo el país y que tiene a la provincia de Santiago del Estero como epicentro de los flujos migratorios. La cosecha de la vid y el ajo en la región cuyana, de la manzana y la fruta fina en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, del arándano en Entre Ríos y de la oliva en Catamarca y La Rioja son algunos ejemplos en los que se dan características similares: hacinamiento de los trabajadores en los lugares de residencia, ingresos inferiores a los considerados de subsistencia, explotación infantil, jornadas de trabajo que en algunos casos exceden las doce horas y la existencia de una red cuasi mafiosa destinada al reclutamiento de las personas.
Se estima que el trabajo golondrina involucra a cerca de ’400.000 personas a lo largo del año, una cifra muy superior a la de los ’90, donde se calcula que los campesinos sometidos a esta actividad alcanzaban los 100.000. De acuerdo con datos que maneja el Ministerio de Agricultura, la región de Cuyo absorbe el 35% de la demanda laboral, el NOA y NEA el 26% y la región patagónica el 13%. El aumento de la producción agraria y la necesidad de una mano de obra intensiva explican en parte el aumento de estas migraciones estacionales. El hecho de que sea Santiago del Estero la provincia que provee la mayor cantidad de trabajadores golondrinas se debe a varias razones. Por un lado, la tecnificación de la producción del algodón y la desaparición del obraje como consecuencia de la tala indiscriminada de árboles expulsó a miles de campesinos a esta actividad. Por otro lado, la expansión de la producción sojera, inédita hasta hace unos años en Santiago del Estero, que requiere de una escasa mano de obra.
Casos testigo
Las características que adquirió el trabajo del campo en Santiago del Estero llevó a que muchos campesinos no consigan en su provincia una fuente de ingreso y por lo tanto muchas veces arman como un circuito migratorio. Así, de acuerdo con el ciclo de producción, se emplean en el arándano, en la papa, la fruta o la cebolla. Las condiciones de trabajo de explotación son muy similares en todas las actividades”, asegura la socióloga Agustina Desalvo, quien estudió en el terreno las condiciones de vida de aquellos campesinos santiagueños que se dedican al desflore del maíz.
Con mucha menos repercusión mediática que lo sucedido en la pampa bonaerense, durante el año pasado han salido a la luz casos tan indignantes como los denunciados esta semana. En diciembre, el diario Panorama de Santiago del Estero consignó que un centenar de campesinos de la localidad santiagueña de Lamarque eran maltratados por empleadores y policías en la región rionegrina de Choele Choel, donde se encontraban abocados a la cosecha de peras y manzanas. De acuerdo a los testimonios, los campesinos pernoctaban hacinados en galpones y dormían en cuchetas que ni siquiera tenían colchones. Por la mañana, bien temprano, eran sacados a palazos de sus camas por policías que permanecían en una casilla lindera al galpón.
En noviembre pasado, la Secretaría de Derechos Humanos de Entre Ríos realizó una inspección a la quinta Mc Berry, en Concordia, donde encontraron que de los 200 campesinos hacinados en los galpones –la gran mayoría santiagueños–, muchos eran menores de edad y que incluso varios de ellos se encontraban enfermos y sin asistencia médica. Por su parte, en marzo del año pasado, la División Trata de Personas de Catamarca rescató a 17 trabajadores golondrinas que eran explotados en una estancia dedicada a la producción olivícola. Los campesinos, que trabajaban para la empresa Agrocosecha Compañía del Valle, denunciaron que cumplían jornadas de 12 horas de trabajo, sin franco alguno, y que incluso no percibían su jornal desde hacía más de tres semanas. De la investigación surgió que la empresa reclutadora engañó a los campesinos, ya que les había notificado que iban a ser trasladados a Río Negro para la recolección de frutas pero finalmente terminaron en Catamarca.
Santiago querido

Además de los condicionantes económicos, los modos de producción que tradicionalmente se han dado en Santiago del Estero allanan el terreno para este tipo de explotación laboral. Juan Carlos García, del Programa Social Agropecuario en la provincia y especialista en asuntos campesinos, señala que los padecimientos que hoy sufren los campesinos golondrinas se remontan desde tiempos remotos. “Lo mismo que les pasa a los que van a trabajar a Buenos Aires, la Patagonia o Entre Ríos, era lo que les pasaba veinte años atrás a aquellos campesinos que se dedicaban acá al obraje o la cosecha de algodón”, asegura. “Las empresas que contratan a los campesinos reproducen las condiciones de trabajo que se daban con esas actividades. Por ejemplo, montan una proveeduría de alimentos con precios exorbitantes y por lo tanto a los campesinos gran parte de lo poco que ganan se les va sólo en la alimentación”, completa.
El Programa Social Agropecuario que dirige el Ministerio de Agricultura fomenta el desarrollo sustentable de los campesinos ofreciéndoles una serie de facilidades, como créditos y subsidios para que puedan vivir de lo que producen y evitar así caer en el trabajo golondrina. Sin embargo, García señala los inconvenientes para poder modificar esa realidad. “Muchas veces, la gente se entusiasma con la ilusión de volverse de las cosechas con 5.000 o 6.000 pesos en el bolsillo. Pero no tienen en cuenta que muchas veces no sólo ese dinero nunca se los pagan sino que además soportan todo tipo de vejaciones. En cambio, llevar adelante su propia producción, si bien no les genera beneficios económicos en el plazo inmediato, les da herramientas para desligarse de este tipo de prácticas esclavistas”, sentencia.
• Los fraudes que aplican las empresas 

La explotación de trabajo infantil y el fraude laboral son algunas de las transgresiones frecuentes en la aplicación del trabajo golondrina. A partir de las características de algunas producciones agropecuarias, la utilización de mujeres y niños suele ser más conveniente a los ojos de empresarios inescrupulosos. Son los mismos que en muchos casos recurren a la creación de cooperativas de trabajo fraudulentas para eludir las cargas sociales que les competen por la contratación de trabajadores y desvirtuando los principios de solidaridad que promueve el asociativismo. En este sentido, la provincia de Mendoza dictó una ley por la que se atribuye idénticas funciones a las del Inaes, que es el organismo que detenta la autoridad de aplicación para el desarrollo y control de la acción cooperativa. Esto abrió la puerta para que empresas que operan en diferentes lugares del país establezcan su domicilio legal en dicha provincia. De todos modos, el Inaes procedió a sancionar a cooperativas como Colonia Barraquero y Huantala, que han recurrido a este tipo de prácticas.
Para la cosecha de arándanos en Entre Ríos, las empresas contratistas suelen reclutar a mujeres y niños a los que someten a jornadas interminables. “El arándano es un fruto muy delicado, que ante la menor presión se revienta y que a la vez tiene una piel muy delicada. Por lo tanto, se considera que las mujeres y los niños son más eficaces que los hombres para su recolección”, afirma Juan Carlos García, del Programa Social Agropecuario.
En el caso del desflore del maíz, al tratarse de una actividad que requiere una gran resistencia física, los contratistas suelen descartar el reclutamiento de mujeres y niños. Incluso, tal como señala la socióloga Agustina Desalvo, se da una situación paradójica. “En los últimos años las empresas suelen llevar adelante estudios médicos previos para detectar si tienen Chagas. Esto lo hacen no porque sean buenas, sino porque se les han muerto gente que padece esta enfermedad en plena faena. El Chagas es muy común en Santiago y al tratarse de una enfermedad que afecta al corazón, al someterse a semejante exigencia física, sus vidas corren peligro. Hay testimonios de gente que murió en el campo por esta causa o porque les cayó un rayo trabajando en el medio de la lluvia”, asegura.
Para el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, uno de los aspectos más nefastos que se dan en torno del trabajo golondrina tiene que ver con la naturalización con que se aceptan ciertas prácticas. “Resulta perverso que se haya instalado como inevitable este tipo de explotación. Es fundamental que los responsables tomen conciencia que esto no es normal y natural y que deben brindar trabajo de otra forma.” Para modificar esta situación, Tomada cree que es fundamental derogar la actual ley que rige el trabajo agrario, sancionada durante la última dictadura. “En la Comisión de Trabajo de Diputados se está tratando una nueva ley y esperemos que la visualización de estos casos, que hay montones en todo el país, sirva para que el Congreso la trate lo antes posible para que los trabajadores del campo tengan los mismos derechos que el resto”, remató.

viernes, 7 de enero de 2011

Venezuela: El sorprendente señor Chávez lo hizo de nuevo

Néstor Francia.* - http://www.surysur.net/?q=node/15511


Tomándonos una vez más a todos por sorpresa, Chávez lanza inesperadas señales de distensión del panorama político. En los dos anuncios principales hechos ayer en Consejo de Ministros, el presidente se fundamentó en argumentos sólidos. En cuanto a la Ley de Universidades, Chávez ha escuchado a diversos sectores, de oposición y revolucionarios, que se pronunciaron por una discusión más amplia.

Esto pareciera darle a la derecha universitaria la iniciativa por el momento, pero si los revolucionarios asumen ese debate y logran sacarlo de las encerronas de las universidades (las salas de conciertos, las salas de foros, como la Sala E de la UCV) para llevarlo a la calle y convertirlo en una discusión realmente nacional, será posible desmontar el andamio de la vieja Universidad y darle paso a la Universidad que necesita el proceso revolucionario, con plena comprensión y apoyo de la mayoría de los venezolanos, al tiempo que se evita las manipulaciones de la contrarrevolución.

Según el líder, la ley vetada “tiene un gran ámbito solo de ideas y propuestas pero para la discusión, para un gran debate, no para aprobarla así, de manera quizá un poco apresurada” y agregó: “Yo no voy a ser quien le va a dar luz verde a un conjunto de disposiciones que merecen ser discutidas, como muchos han opinado, con la más amplia libertad de expresión, tanto en las corrientes de oposición política como las revolucionarias”.

En ese sentido, el jefe del Estado marcó la pauta y pidió a la nueva Asamblea Nacional que se instalará hoy (miércoles) que levante la sanción de la ley e impulse una comisión nacional en la que participe el gobierno y “todos los intelectuales, rectores, estudiantes, trabajadores, obreros, y las comunidades” porque “la educación es un problema de todos”.

Esto no es para nada secundario, Chávez está marcando un estilo al incorporar a la confrontación que en muchos sentidos desarma a la oposición. Lo que está planteado con la Ley de Universidades debería extenderse a todos los ámbitos: sacar el debate de los cotos cerrados y del terreno puramente mediático, donde ellos llevan ventaja, y llevarlo por las calles, las fábricas, los centros de estudio, los campos, las plazas, donde seremos imbatibles. Ya podemos imaginarnos una Asamblea Nacional que implante el debate nacional como norma y donde el pueblo pueda confrontar abiertamente los argumentos de la derecha y de la Revolución.

Si esto se logra, el país dará un paso gigante en su educación política. Sería pura ganancia.

En cuanto al IVA, Chávez anunció que no será aumentado. El presidente ha dicho: “Estamos seguros de que este año será de crecimiento económico. El precio del petróleo se ha recuperado efectivamente… Ya conseguimos como alimentar el Fondo de Emergencia sin necesidad de incrementarlo”. El Mandatario explicó que el precio del petróleo “Está en 85, el venezolano, y se acerca a 100 dólares el barril. Es una banda que se ubica de nuevo apuntando al precio justo”. En torno al tema del IVA, Chávez volvió sobre la idea del debate nacional, al recalcar que esta decisión tomada con su tren ejecutivo abre el debate “y convierte el proyecto en una gran oportunidad para el país”.

Para nosotros está claro que Chávez no está “echando para atrás”, como dirán algunos de la oposición y también de los nuestros, sino que, como suele suceder, este impenitente revolucionario está otra vez innovando sobre la marcha, tomando la iniciativa política y orientando el tono del debate en el país. Por otra parte, despoja a la oposición de dos banderas concretas un día antes de la importante instalación de la AN y de las marchas que la acompañan, dejando a los opositores como “pajarito en grama”.

Por el momento, no les queda otra que volver al discurso vacío de la palabras imprecisas, y de nuevo hablan de seguir luchando por vacuas relatividades o entelequias como la “libertad” o la “democracia”, dos muñecas a quienes cada cual viste como quiere.

Como pasa a menudo, ayer Chávez puso otra vez al país político de cabeza ¡Buena esa!

* Analista de asuntos políticos.

martes, 4 de enero de 2011

La peluconería, que no perdona, pide perdón

Alberto Maldonado S.* - http://www.surysur.net/?q=node/15497


¿Alguna vez, Augusto Pinochet admitió que durante su “mandato”, que duró 17 años, se cometió algún crimen, algún delito? Nunca. Según él, y hasta el mismo día de su muerte en olor de santidad, su gobierno se preocupó por “salvar a Chile de los comunistas”; y si, en esa “sagrada misión” alguien cometió “algún exceso” (más de 3.000 asesinatos y desaparecidos, medio millón en el exilio y otros crímenes) eso no fue su responsabilidad.

Videla, el gorila argentino que tomó el poder en 1976, para “combatir  la subversión” (los montoneros, del propio Partido Justicialista entonces en el gobierno)  y que, en menos de ocho años de dictadura  “desapareció” (los asesinó, los liquidó, los lanzó desde los aviones de la muerte) a más de 30.000 argentinas y argentinos, y que acaba de ser sentenciado a cadena perpetua, en su defensa volvió a repetir el discurso anticomunista de 1976 y a sostener que estuvo en la obligación de “salvar a la Argentina” de la amenaza comunista.

Ni una sola palabra de arrepentimiento por las barbaridades que hizo o que autorizó que lo hagan, como el “humanitario” robo de recién de nacidos de madres que fueron asesinadas en sus tenebrosas prisiones.

Estos son apenas dos ejemplos recientes de cómo los genocidios, las atrocidades cometidas por la ultra derecha contra sus pueblos (el Plan Cóndor, los “falsos positivos”  de Uribe) no son ni reconocidos — y ni pensar que sus carniceros muestren algún tipo de arrepentimiento.

Bueno, en la historia reciente de esta humanidad hay un par de casos en que los sectores ultristas y genocidas, no solo han reconocido sus excesos (los crímenes cometidos) sino que han pedido perdón por ellos.
La Iglesia Católica, a través del Papa Juan 23, reconoció que se habían cometido “pecados graves” contra inocentes, que murieron en la hoguera bárbara sentenciados por los santos tribunales de la inquisición, que sumaron unos cuantos cientos de miles de “infieles”. Solo que el perdón eclesial y el reconocimiento de que se habían cometido crímenes abominables llegó cuando los inocentes ya estaban en huesos —o ceniza— y nadie podía hacer nada por devolverles sus vidas.

La justicia estadounidense, “tan justa y equilibrada”, reivindicó la memoria de los anarquistas italianos Sacco y Vanzzetti, solo que medio siglo después de que fueran ejecutados, a pesar del clamor mundial y del que se levantó en los propios Estados Unidos, ya que todo el mundo sabía que nunca cometieron el crimen que se les imputaba.

Pregunta la humanidad al señor Obama y a la justicia USA: ¿esperan que se mueran los cinco cubanos en prisiones norteamericanas por delitos que nunca cometieron, para que se les reconozca su total inocencia, les den las disculpas que se merecen, les reconozcan una justa indemnización por los años de dura prisión a los que han sido sometidos sin prueba alguna y los devuelvan a su país (Cuba) y a sus angustiadas familias?

El mundo entero sabe que no cometieron delito alguno contra EEUU y que, como cubanos leales a su país, lo que estaban era cumpliendo la tarea de alertar a sus autoridades y a su revolución sobre los actos y los planes terroristas  que se preparaban, con el auspicio de la CIA, la SIP, la USAID, la NED, la mafia cubano-estadounidense —que en Miami opera a sus anchas y con absoluta impunidad.


Se me vienen a la memoria estos y muchísimos casos de crímenes y genocidios que han cometido los sectores fundamentalistas de nuestras sociedades, cada vez que triunfan, que derrocan un gobierno legalmente elegido o, desde el poder, con cualquier disculpa o sin ella. Por ello no pocos historiadores han puntualizado que es la ultra derecha (que ahora es identificada con el mote de fundamentalista) la que nunca perdona; y, si lo hace, es a destiempo, cuando las víctimas de su genocidio ya están bien muertas y muy mal enterradas. Casos concretos: el genocidio nazi contra judíos, gitanos y “comunistas” o las bestialidades que cometió, contra sus propios camaradas, Stalin


Ecuador: ejemplo de una realidad
Por qué estos malos y abominables recuerdos? Pues, porque en el Ecuador, con motivo de las navidades y el nuevo año (2011) ha comenzado a hablarse nuevamente de “la necesidad de unirnos y de indultos y amnistías” para los causantes y actores del intento de golpe de estado que se dio el jueves 30 de septiembre del 2010 y que ha quedado reducido a un simple 30-S 



Un intento de golpe de Estado (del que ya casi nadie duda) en cualquiera de nuestros países debería ser motivo de una investigación exhaustiva y seria (como la que se supone está llevando adelante la Fiscalía, como le corresponde) y de la sanción correspondiente, de acuerdo a la ley y a la Constitución. Y si en el fallido intento hubo fallecidos y heridos (como ocurrió ese fatídico 30-S) con mayor razón para que la impunidad no vuelva a enseñorearse en el país porque ello daría margen para que, a corto o mediano plazo, las mismas fuerzas antidemocráticas vuelvan a ensayar su objetivo; y quién sabe si en esta vez tienen éxito. Y solo entonces sabremos los ecuatorianos y ecuatorianas que la ultraderecha no perdona


Pienso (es un decir ya que los investigadores, fiscales y jueces deben saber mucho más) que en este intento golpista deben haber dos clases de actores: los que si sabían qué era lo que buscaban y los que simple y llanamente tenían que obedecer.


Pienso que, para los golpistas no debe haber ningún perdón o, peor, olvido. Ellos (me supongo que hay asambleistaas, militares y policías) conscientemente, deliberadamente, promovieron la “trifulca” con una gran mentira (que les quitaban a los uniformados sus condecoraciones y bonos) y por poco logran caotizar al país. Por suerte (igualmente, es un pensamiento mío) al presidente Rafael Correa se le ocurrió ir al cuartel sublevado; y  esa acción le salvó la vida y el puesto.

(Desde luego, este pensamiento es contrario a todos aquellos que dicen que “cometió una imprudencia” En todo caso, “algo” les echó a perder su objetivo final).



Naturalmente esos cabecillas —por propia iniciativa o por obediencia debida— seguirán en sus planes golpistas. Por lo menos, algo se les dificulta si son identificados como actores intelectuales y materiales de un episodio ciertamente triste Y de algo servirá el que tengan que pagar con el forzado exilio o el encierro de años, sus desvaríos. Pero será una lección para los mandos militares y policiales que pretendan concretar, en nueva fecha, lo que no pudieron concretar el 30-S


En cambio, en el episodio deben haber no pocos uniformados que fueron actores de primera mano por motivos como estos: por el ofrecimiento de un ascenso, por algún odio o resentimiento contra el Jefe de Estado, por su formación anticomunista, por tener la oportunidad de disparar al que pase sin rendirle cuentas a nadie o simple y llanamente porque les ordenaron o por espíritu de cuerpo. Obviamente, son situaciones que no siempre descubren un espíritu golpista o un carácter matonil.


Pienso también que ni siquiera en estos casos, es recomendable la amnistía o el indulto totales. Administrativamente lo mínimo que les debe pasar es una separación (obligada o voluntaria) del cuerpo armado. No basta una sanción disciplinaria porque aquello pasa y el uniformado (que ha dado muestras de brutalidad e indisciplina) vuelve a sus “tareas habituales” con más deseos de que le vuelvan a dar chance para dar rienda suelta a sus psicopatías.

Y, los más importante, que el Gobierno-Correa comience a poner las barbas en remojo y a pensar que lo ocurrido el 30-S, con suerte, no fue de tarjeta roja. Si bien es verdad que el presidente Rafael Correa se ha afianzado en la opinión pública (más del 70% de aceptación nacional) no es menos cierto que la derecha golpista debe estar alerta y tiene recursos para seguir conspirando. Y, en una segunda vez, es muy posible que no cometan el error de ese jueves septembrino sino que, con el respaldo de organismos conspirativos (como la SIP-CIA, el Grupo de Diarios de América, la relatora comunicacional de la OEA, la USAID, la NED, el Coro, etc.) hagan “bien la tarea”; y, como ocurrió en Honduras, lleguen a “un final feliz”.


Por lo menos los diarios del sistema (el neoliberalismo) siguen su tarea habitual y van de escándalo en escándalo, mintiendo, tergiversando, manipulando. Y como a ellos no les pasa nada punitivo, pues hay que cumplir con los “sanos deseos” del Departamento de Estado de los Estados Unidos: liquidar la revolución cubana, liquidar la revolución bolivariana y a su líder Hugo Chávez, y liquidar cuanto intento se dé en el patio trasero (América Latina) contra “la democracia y la libertad”


En cuanto a la “prédica” de que debemos unirnos y deponer nuestros odios, es un viejo sermón de la derecha para, en un momento determinado, neutralizar cualquier acción judicial. Medios sipianos, políticos de oposición y hasta obispos católicos (el arzobispo Arregui de Guayaquil) han lanzado la idea: una unión temporal entre dispares, entre ricos y pobres, entre explotadores y explotados. Este discurso me recuerda a Renato Leduc (un viejo periodista mexicano, ya fallecido) que, cuando algún presidente demócrata (creo que fue Roosevelt) lanzó la “política del buen vecino” decía: ¡Claro, nosotros somos los buenos; y ellos, los vecinos!


* Periodista.




domingo, 2 de enero de 2011

La nueva juventud maravillosa

Mariano Canal y Martín Rodríguez - http://sur.elargentino.com/notas/la-nueva-juventud-maravillosa

Los jóvenes reaparecieron en el panorama político y social argentino con una potencia que no se veía desde hace años.Este informe bucea entre ellos y con ellos para saber qué sueñan, discuten, admiran y deploran.

Los festejos del Bicentenario marcaron el clima de la primera mitad del año. La segunda mitad fue impresa con otra imagen: la de multitudes en las calles, esta vez no para celebrar, sino para llorar, dar testimonio y despedir a Néstor Kirchner, para preguntar por los asesinos de Mariano Ferreyra o para ocupar “espacios públicos” en medio de luchas sociales abiertas. Una gran parte de los manifestantes –esto se repitió mucho–, eran jóvenes. Tanto el crimen de un joven militante de izquierda como la muerte del líder justicialista de 60 años mostraron en el centro de sus ceremonias a un núcleo de jóvenes activos que contribuyen a esa idea de que la política volvía a conmover una generación. ¿Es así? ¿Es tan así? ¿Estamos frente a un signo de época que cierra definitivamente los lugares comunes sobre la apatí y el desinterés de los sub 25 por las cuestiones públicas?

Partamos del principio: existió una sensación generalizada de que las celebraciones del Bicentenario marcaron un quiebre con el clima dominado por la idea de crispación que se construyó con la 125 en la calle. Aparatos versus espontáneos. Piquetes versus cacerolas. Campo versus ciudad. La realidad fue más compleja y gris, como siempre, pero muchos vieron en la feria del Bicentenario, en La Salada (como la describió con saña Beatriz Sarlo) un desenlace, una imagen compacta de comunidad y participación ciudadana articulada por la mano visible del Estado que borraba –incluso– la línealaclausiana con que el kirchnerismo militante se regodeó siempre.

¿Nueva iconografía? Miradas al Sur planteó preguntas: ¿es posible conocer algo acerca de una iconografía juvenil? ¿Quiénes son los referentes y los bronces de los jóvenes argentinos de entre 14 y 18 años? ¿Qué personajes pasados y actuales interpelan la imaginación de los chicos nacidos en plena democracia? La cuestión era saber si el resultado contrastaba con el orden de la memoria pública que se desplegó en el desfile del Bicentenario. Y, para ello, se puso en práctica un ejercicio ilegal de sociología con el primer instrumento disponible en la mochila: un puñado de encuestas repartidas en escuelas del Conurbano bonaerense. Es decir, no buceando en los imaginarios previsibles de las juventudes políticas o el campo de la militancia, que tienen un flujo alicaído por momentos pero de símbolos constantes. Por eso, quedaron fuera de las encuestas las escuelas del centro porteño. Se buscó aproximarse lo más posible y en breve tiempo a las respuestas que los pibes de las secundarias del Conurbano dan cuando se les pregunta por la política, por el presente del país, por sus ideas sobre el futuro a mediano plazo, por sus referentes actuales, por los íconos de la historia argentina que surgen espontáneamente de su imaginación.

El lugar de la política. Para estos chicos de entre 14 y 18 años, provenientes de barrios de zona sur y zona oeste del Gran Buenos Aires, de clase media baja o baja (el 57 por ciento de ellos declaró haber trabajado o ayudado a algún familiar en su trabajo durante el último año) la política ocupa un lugar importante, pero está lejos de ser el principal motor de sus vidas: un 30 por ciento contestó estar muy o bastante interesado en la política. Un poco más que quienes dijeron que les interesaba muy poco o nada: 25 por ciento. ¿Es mucho, es poco? ¿Ese 30 por ciento que se dice interesado encarna un cambio de época en el relacionamiento juvenil con la política? Difícil saberlo mirando sólo la foto del momento actual. Tal vez otras preguntas ayuden a formar un cuadro de situación más matizado y amplio. 

Un 16 por ciento afirmó que participaba de espacios que realizaban tareas comunitarias y solidarias (iglesias, organizaciones sociales, instituciones vecinales). Pero el dato más notable es que casi un 70 por ciento de los chicos consultados respondió que, aunque no lo hacen, les gustaría participar de actividades sociales y comunitarias. A primera vista, entre estos dos porcentajes (el interés por la políticaentendida como espacio ligado a los partidos y el deseo por involucrarse en tareas colectivas pero más distantes de lo que habitualmente se entiendo por militancia política) se podría pensar una de las entradas posibles a ese campo fértil que es la participación de los chicos del Bicentenario en los asuntos públicos.

Miradas sobre el presente y el futuro. El listado de temas que más preocupan a los chicos está en línea con las demandas sociales compartidas con el grueso de la población, especialmente aquella que habita ese inmenso y complejo territorio que es el Conurbano bonaerense. La situación social y económica (la falta de puestos de trabajo, un 13 por ciento; y la pobreza, un 28 por ciento) y la inseguridad (un 33 por ciento), son los principales problemas sociales para los pibes encuestados. Una agenda de lo que falta todavía, claro, de aquellas problemáticas que configuran el núcleo duro de carencias de un país que aún arrastra las marcas de la crisis social que atravesó, justamente, cuando estos mismos jóvenes eran niños.

La evaluación que hacen de la situación actual del país, a pesar de los temas señalados antes, está muy lejos del relato apocalíptico difundido por la mayoría de los medios de comunicación, aunque tampoco se encuadra en el conformismo acrítico que muchas veces actúa como espejo de la visión propalada por la oposición y los grandes medios. Un 36 por ciento considera que la situación del país es “muy buena” o “buena”, mientras que un 46 por ciento la califica como “regular”.

Es ésta una mirada sobre el presente que no impide que haya mayor optimismo sobre el futuro a mediano plazo del país, cuando estos chicos sean adultos insertados plenamente en el mercado de trabajo y cuenten con sus propias familias y mayores responsabilidades: casi dos tercios (un 64 por ciento) cree que dentro de diez años el país estará en mejores condiciones que ahora, mientras que el escepticismo sobre el futuro sólo comprende a un 10 por ciento de los chicos encuestados, que visualizan un peor escenario en el horizonte. 

¿Esto marca un quiebre con respecto a ese lugar común que equipara juventud con descreimiento? Es, por lo menos, auspicioso que el futuro no sea visto como amenaza, condena o resignación. Es también un indicio de que la mirada joven sobre lo que viene invita más a la esperanza que al quietismo.

Los docentes son por lejos (para el 81 por ciento de los chicos) el sector social más valorado. Le siguen los políticos (26 por ciento) y los periodistas (15 por ciento). Estos últimos, lejos de la alta consideración pública que recibían en un pasado no tan lejano. Sin embargo, cuando los jóvenes tienen que mencionar los sectores más negativos socialmente, el primer lugar está ocupado por los políticos: un 45 por ciento los identifica como un sector poco valorable de la sociedad. No es una contradicción, es una manifestación de que dentro de este universo juvenil la importancia y la valoración de la política está lejos de ser homogénea. Otros sectores que aparecen fuertemente cuestionados son los representantes eclesiásticos y los empresarios. Los sindicalistas, a pesar de lo que se podría pensar a priori, no registran niveles altos de desaprobación, aunque tampoco de valoración positiva. Más previsiblemente, la policía muestra una imagen negativa (21,7 por ciento) más alta que la positiva (9 por ciento).

La Presidenta habla en cadena y celebra la presencia de las Madres, Abuelas y demás figuras de la memoria militante en el acto –sea cual fuere– donde toma la palabra. Eso cuaja un discurso de poder que resignifica positivamente el campo de la memoria en la política (y una idea de memoria vinculada de modo directo y casi exclusivo con los crímenes de lesa humanidad de la última dictadura militar). A esa memoria, ordenada en el campo cultural de la izquierda social, el kirchnerismo la transformó en un discurso no sólo político, sino de Estado. En realidad, ya era un discurso político, pero que ocupaba en el campo político clásico un lugar lateral. El fundido entre Memoria y Estado es un producto sólido, complejo y controversial de esta década. Y tiene coherencia con la fuerza con que los Derechos Humanos pisaron la década del ’90 (en el medio de la década democrática de mayor negación discursiva desde el Estado).

La puesta en un lugar central de la agenda estatal de los Derechos Humanos y la búsqueda de justicia para con los crímenes cometidos por la última dictadura militar concita un apoyo casi unánime por parte de los adolescentes: el 90 por ciento de ellos considera positiva la reapertura de los juicios a los represores y la vuelta al escenario público de estos temas. Ésta es, sin dudas, una de las conquistas sociales y culturales más sólidas que ha logrado la actual (y la anterior) administración. Un tema donde las heterogeneidades propias de este grupo social parecen encontrar un punto de unión, un consenso básico sobre el modo en que deben tramitarse las injusticias del pasado y la construcción del futuro.

Personajes de ayer y hoy. En el mismo sentido, el del pasado reciente del país, cuando les preguntamos a los jóvenes qué hechos consideran más relevantes en las últimas décadas, la instalación de la dictadura militar en 1976 y el posterior retorno de la democracia en 1983 aparecen como los dos hitos más mencionados: con un 40 y un 24 por ciento de las menciones, respectivamente. Sin dudas, en estos niveles de respuestas hay mucho de la tarea que desde las escuelas se viene haciendo para incorporar estas marcas históricas a la enseñanza. Pero, también, es la señal de un consenso social sobre las tragedias argentinas que se fue construyendo estos últimos siete años.

La crisis de 2001, también aparece mencionada en una proporción significativa, por casi un 18 por ciento de los chicos, siendo el evento más reciente que concita ese nivel de respuestas. Una clara referencia en la biografía de estos jóvenes que presenciaron el colapso social y económico de la Argentina cuando eran niños. 

Comprendida dentro de la dictadura, pero diferenciada como hecho singular, la guerra de Malvinas es otro de los hitos de la historia reciente que los adolescentes mencionan como cruciales. Dictadura, Malvinas, retorno de la democracia, crisis de 2001: las estaciones dramáticas de la historia argentina reciente. Hitos y procesos sociales que no sólo cambiaron el curso del país, sino que también marcaron las memorias y las subjetividades de estos nuevos ciudadanos.

La muerte de Néstor Kirchner, el hecho político y emotivo que cerró el arco de este 2010 intenso, también aparece mencionado por muchos de los chicos encuestados. Fue el momento donde miles salieron a las calles y los medios se sorprendieron por esa masividad donde los jóvenes aparecían en primer plano. Hay mucho del estilo cultivado por Kirchner que caló hondo en los sectores juveniles: su informalidad, su capacidad para irritar a los sectores conservadores, su discurso que volvió a seducir y convocar a muchos que detestaban la política. Parece difícil negar que la figura del ex presidente conectó a un nivel profundo con los estilos, demandas y deseos de los jóvenes.

Siendo 2010 el año del Bicentenario, la pregunta era, al inicio, cuáles eran los personajes, los referentes e íconos que transitan por la imaginación de estos chicos. Fue un año donde los festejos por los 200 años volvieron a instalar muy visiblemente toda una serie de personalidades históricas y acontecimientos que desde el Estado se juzgaron como centrales en el recorrido del desarrollo del país. Un panteón de héroes, una galería de villanos. El desfile final del 25 de Mayo con el grupo Fuerza Bruta interpretando coreográficamente el despliegue de la historia social argentina (recordemos: la Guerra de Independencia, la inmigración europea, la industrialización en el Peronismo, las Madres de Plaza de Mayo, Malvinas...) o las imágenes proyectadas en tres dimensiones sobre el Cabildo que hilaban todo un relato sobre el devenir nacional fueron las muestras visuales más contundentes de esta relectura de la historia que se fue asentando en los últimos años.

¿Cuántos de esos personajes reaparecen cuando a los pibes se les pide que espontáneamente mencionen aquellos que consideran más importantes o representativos? En primer término salen a nuestro encuentro los grandes nombres del canon nacional: San Martín y Belgrano. Estos dos próceres de la Independencia están entre los más nombrados: San Martín es mencionado por casi la mitad de los chicos como uno de los personajes más relevantes, y el creador de la Bandera aparece nombrado por casi el 20 por ciento de los adolescentes. Pero por encima de este último, las figuras fundadoras del peronismo, Juan Domingo Perón y Eva Perón, son las que se ubican inmediatamente después de San Martín. Una muestra de la persistencia, incluso en chicos que en su mayoría no superan la mayoría de edad, de ese fenómeno único de la Argentina que es el peronismo. Muchas hipótesis disparan estas presencias, muchas lecturas acerca del lugar que el peronismo continúa ocupando en la sociedad, acerca de su potencialidad y su capacidad, aún hoy, para formar parte de la subjetividad argentina. Más atrás en el número de menciones aparecen otras figuras del siglo XIX (Sarmiento, Mariano Moreno) y del siglo XX (el Che Guevara, Raúl Alfonsín, las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo).