domingo, 30 de marzo de 2014

Brasil: La lucha de Dilma Rousseff a 50 años de la dictadura

http://www.telegrafo.com.ec/mundo/item/la-lucha-de-dilma-rousseff-a-50-anos-de-la-dictadura.html 

Los muros que fueron el escenario de los 22 días seguidos de tortura que sufrió Dilma Rousseff en enero de 1970 fueron declarados patrimonio histórico. Allí, en la Rua Tutóia, en Sao Paulo, en barrio injustamente llamado Paraíso, funcionó uno de los mayores centros de torturas de la dictadura militar brasileña.

Y en Belo Horizonte, donde  la presidenta -una exguerrillera de las filas contra la dictadura militar- nació, estudió y comenzó a militar en política, el gobierno de la capital del estado de Minas Gerais organiza un circuito turístico sobre la memoria de la resistencia al régimen iniciado por un golpe militar ocurrido entre el 31 de marzo y el 1 de abril de 1964, del cual se cumplen 50 años.

Mientras, gracias a la Ley de Amnistía aprobada en 1979, los torturadores y asesinos del régimen militar (1964-1985) siguen en libertad. Los 5 dictadores que usurparon el poder -Humberto Castello Branco, Arthur de Costa e Silva, Emilio Garrastazú Médici, Ernesto Geisel y Joao Baptista Figueiredo- murieron sin ser juzgados. 

A los 50 años del inicio de la dictadura con el derrocamiento del presidente constitucional Joao Goulart, el gobierno del estado de Sao Paulo anunció que se cuidará como patrimonio histórico la comisaría que fue el principal centro de torturas del país, ubicada en la ciudad de Sao Paulo.

Allí funciona, todavía, la Comisaría 36 de la Policía Civil, pero en la época del régimen sirvió como centro de torturas clandestino de la Policía y el Ejército, primero llamado Operación Bandeirante y luego Departamento del Orden Interno-Centro de Operaciones de Defensa Interna. Los torturadores dejaron registros con 52 muertes en el lugar, que era el primero adonde iban detenidos los presos políticos antes de ser derivados a las cárceles o a fosas comunes, o al mar.

Entre los 5.000 torturados en la Rua Tutoia de Sao Paulo, está Dilma Rousseff. Fue detenida a los 22 años el 16  enero de 1970 a las 16:10 en el centro de la ciudad de Sao Paulo, haciendo un contacto clandestino en el marco de las organizaciones para la lucha armada urbana de su grupo, la Vanguardia Armada Revolucionaria (Var-Palmares).

La propia presidenta, en 2 relatos, contó lo que se vivió allí adentro, con torturas de todo tipo, durante 22 días seguidos, al diario Folha de Sao Paulo en una histórica declaración en 2009, cuando era jefa de ministros del exgobernante Luiz Lula da Silva: “Ustedes no saben la cantidad de secreción que sale de un ser humano cuando es golpeado y torturado. Porque esas cantidades de líquidos que tenemos, la sangre, la orina y la materia fecal aparecen en la forma más humana”.

Rousseff fue presa y trasladada hacia Río de Janeiro y Minas Gerais, donde también fue torturada por ser considerada, según documentos de la época, uno de los cerebros de los grupos de la resistencia.
El sitio donde fue torturada Rousseff en Sao Paulo fue declarado intocable por el grupo de patrimonio histórico del gobierno del Estado de Sao Paulo.

“Lo que queremos es que las personas reflexionen sobre este lugar, que será mantenido en pie por lo que significa para la historia de Brasil. También se debe discutir el presente, de qué forma están capacitadas y  actúan nuestras policías frente al tema de la seguridad pública”, dijo a EL TELÉGRAFO la historiadora Déborah Nunes, de la Unidad de preservación del patrimonio de la Secretaría de Cultura del estado de Sao Paulo.

Seis años después del paso por allí de Rousseff, el centro de torturas recibió a Vladimir Herzog, un periodista que dirigía la estatal TV Cultura a quien la dictadura consideraba comunista por el trabajo periodístico que ejercía.

En 1976 Herzog apareció ahorcado en su celda y el régimen distribuyó una fotografía del colgado en la celda. El montaje fue tan burdo que se descubrió, porque las piernas tocaban el piso, que había sido un asesinato.

En el marco de los actos a favor de la memoria histórica, también aparece la ciudad natal de Dilma Rousseff, Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais.
“Estamos lanzando el circuito turístico de la memoria en Belo Horizonte. Los lugares desde donde la juventud enfrentó al régimen militar buscando cambiar el país. También estarán los lugares que frecuentaba la generación de la presidenta Dilma”, dijo a EL TELÉGRAFO el presidente del ente municipal de turismo Belotur, Mauro Werkema.

En 1969 desde Belo Horizonte debió escapar y cortar sus estudios de economía la presidenta, en la época más dura del régimen de facto, que había aprobado un año antes el cese de las libertades públicas y de reunión y el inicio de la censura previa.

En Belo Horizonte, Rousseff militó en un grupo maoísta llamado Polop (Política Obrera). El circuito turístico incluirá la sede de la Policía Secreta, el Departamento de Orden Político y Social (Dops), el homenaje a las víctimas del régimen en la Avenida Affonso Pena, la principal de la ciudad, y los centros culturales y puntos de reunión de las manifestaciones contra la dictadura.

“Queremos divulgar el turismo cívico-político, como también están comenzando a hacer otras ciudades como Recife y Curitiba”, dijo el director de Belotur. El circuito puede ser usado por quienes vayan a Belo Horizonte a ver el Mundial 2014.

El aniversario 50 del golpe militar coincidirá con los peores días de la gestión Rousseff desde las manifestaciones de junio pasado. La popularidad de la mandataria cayó 6 puntos respecto de diciembre, según IBOPE (Instituto Brasileño de Opinión Pública e Estadística), al 48%, y en términos macroeconómicos la oposición está martillando sobre la rebaja de la nota que le otorgó a Brasil la calificadora Standard&Poors, rechazada vehemente por el Gobierno.

En vistas a las elecciones del 5 de octubre próximo, en las que la presidenta del Partido de los Trabajadores se juega la reelección, explotó en las manos del Gobierno un supuesto escándalo que le costó millones de dólares a la empresa estatal Petrobras por la compra irregular de una refinería en Pasadena, Texas, Estados Unidos.

En 2006, época de la adquisión, el consejo de administración de la gigante Petrobras estaba presidido por Rousseff, quien ha dicho que aprobó la compra de la refinería en base a un falló técnico que ahora considera que estaba equivocado.

Dentro del Partido de los Trabajadores, sectores que temen una sangría de popularidad de la presidenta pugnan por mover el banco de suplentes donde está sentado el líder del partido y el más popular de los políticos, el expresidente Luiz Lula da Silva, quien se niega a retornar como candidato.

jueves, 27 de marzo de 2014

Historia secreta de la ley de autoinmunidad de la dictadura argentina

Por Victoria Ginzberg - http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-242487-2014-03-23.html 

A mediados de 1983, los militares se preparaban para dejar el poder y buscaban garantizarse la impunidad. De esa preocupación salió la ley de autoamnistía (para ellos, de “Pacificación Nacional”). En un informe secreto, señalaban que esa norma era “el único instrumento válido que se opondría al cumplimiento del objetivo” de los organismos de derechos humanos, a los que ellos llamaban “organizaciones subversivas”.

Sacaban sus conclusiones del análisis de la coyuntura política y social y de datos recolectados por los servicios de inteligencia. Un informante clave fue el entonces juez José Nicasio Dibur. Este magistrado tenía a su cargo una causa vinculada con el testimonio del policía Rodolfo Peregrino Fernández, quien había roto el pacto de silencio a principios de 1983. Dibur informaba en detalle a los represores del “avance” de la investigación y advertía a los mensajeros que debían frenar el proceso o se vería “obligado” a citar a los acusados. En este contexto, los militares trataban de blindar a la tropa para que no hubiera nuevas “filtraciones”. La posibilidad era real: el policía Luis Patti, que estaba involucrado en el asesinato de los militantes peronistas Osvaldo Cambiasso y Eduardo Pereyra Rossi, amenazaba con hacer públicas las matrículas de los aviones que habían participado en los vuelos de la muerte si no recibía ayuda.

Esta información surge de los documentos hallados en el edificio Cóndor, sede de la Fuerza Aérea, a fines del año pasado y dados a conocer por el ministro de Defensa, Agustín Rossi. En el material que analizó un equipo encabezado por la directora de Derechos Humanos del ministerio, Stella Segado, están las actas de las juntas militares y el seguimiento de algunas leyes promovidas por la dictadura, entre ellas la de autoamnistía. Patti y Dibur están mencionados en una carpeta caratulada como secreta y elaborada por la Fuerza Aérea para el asesoramiento sobre la “ley de Pacificación”. “En los contactos extraoficiales establecidos por la secretaría general con el juez mencionado, éste manifestó su preocupación por el caso ante la posibilidad de verse obligado, por razones procesales, a iniciar las citaciones indicadas, por lo cual sugirió la necesidad de la urgente sanción de la ley, único medio de cerrar ese proceso que se tramita ante su juzgado”, dice el informe.

El “juez mencionado” era Dibur, quien tenía en su juzgado la causa sobre la Triple A, a la que se había agregado el testimonio de Rodolfo Peregrino Fernández, un policía que había trabajado en el Ministerio de Interior con Albano Harguindeguy y que en marzo de 1983 había aportado información sobre el terrorismo de Estado y la Triple A, ante la Ca-dhu (Comisión Argentina de Derechos Humanos), que integraban argentinos exiliados en Europa.

“La Doctrina comprendía la eliminación física de la llamada ‘subversión apátrida’ y una orientación ideológica dentro de los principios de ‘la defensa de la Tradición, la Familia y la Propiedad’. La Doctrina, además, tenía como propósito implantar el terror generalizado en la población para evitar que la guerrilla ‘se moviera como pez en el agua’. Son estos conceptos los que fundamentan la política de ‘desapariciones’ que desde antes, pero en forma especial a partir del golpe militar de 1976, comienza a ejecutarse en forma sistemática”, dice el testimonio de Fernández, que fue llevado ante la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas.

En su extensa declaración, habló del funcionamiento de la Triple A, la división de las Fuerzas Armadas y de Seguridad en Grupos de Tareas, la existencia de centros clandestinos de detención, el asesinato de Rodolfo Ortega Peña y el secuestro y desaparición de Lucía Cullen, entre muchas otras cosas. Fernández reveló ya en ese momento que escuchó “al teniente de navío Norberto Ulises Pereyro afirmar que se utilizaban aviones de la Prefectura Naval Nacional para el transporte y el lanzamiento en alta mar de prisioneros políticos secuestrados” y que supo que “algunos prisioneros, luego de ser adormecidos mediante la aplicación de una inyección, eran introducidos en bolsas especiales, en las cuales se les arrojaba”.

Luis Patti

En su informe secreto, los militares contaban en 108 los involucrados por Fernández en la declaración: 35 miembros del Ejército, 6 Luis Pattimarinos, 3 integrantes de la Fuerza Aérea, 45 policías, 4 jueces, 2 capellanes y 11 personas que figuran en el rubro “otros”. No sólo tenían en su poder todos los nombres, sino también un punteo de quiénes podrían ser imputados o procesados, datos que parecen provenir directamente del magistrado, que como queda claro manifestaba estar tan compungido como los involucrados por tener que avanzar con la causa y pedía a gritos que se impulsara la norma que podría acabar con ese penoso trabajo.

Los vínculos de Dibur con los militares ya estaban claros en esa época. Se sabía que junto con su colega Martín Anzoategui se había reunido con las “autoridades militares” interesado en que se impulsara una ley especial de jubilación para los jueces que cesaran en sus cargos cuando llegara el gobierno constitucional. A mediados de 1983, además, ordenó allanar las oficinas del diario La Voz, de Vicente Saadi, por una denuncia de la Junta sobre un “rebrote subversivo”. Con la llegada de la democracia, Dibur no resistió en el Poder Judicial. El gobierno de Alfonsín quiso ascenderlo a camarista pero, por sus vínculos con la dictadura, no pasó el filtro de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado, a la sazón controlada por Saadi.

Dibur dejó de ser juez y en ejercicio privado de la abogacía tuvo, entre otros clientes, a militares acusados de violaciones a los derechos humanos. Durante el menemismo, en 1992, entró en el Ministerio de Justicia como asesor y allí se quedó hasta que en 2008 Aníbal Fernández lo expulsó. Pero Dibur no era la única fuente jurídica de consulta y preocupación para los militares. Según se desprende del informe secreto y de las actas, para asegurarse la aplicación de la ley, la última Junta Militar llegó hasta la Corte Suprema. Su presidente, Adolfo Gabrielli, los dejó tranquilos. Les informó que la norma era aplicable y que no parecía tener “vicios de inconstitucionalidad”.

La amenaza

En el mismo momento en que se discutía la posibilidad de promulgar la “ley de Pacificación”, Emilio Eduardo Massera estaba preso por el asesinato del empresario Fernando Branca. Y un caso acaparaba la atención de los medios: el asesinato de Cambiasso y Pereyra Rossi.

Los dos militantes peronistas conversaban en el bar Magnum, de Rosario, cuando fueron secuestrados por un grupo parapolicial. Tres días después sus cuerpos aparecieron baleados en Zárate. El 17 de mayo, el Ministerio de Interior y la Policía de la Provincia de Buenos Aires informaron que habían sido “abatidos en un enfrentamiento” con efectivos del Comando Radioeléctrico de la Unidad Regional de Tigre. Los policías involucrados eran los suboficiales Rodolfo Diéguez, Juan Amadeo Spataro y el oficial principal Luis Abelardo Patti.

Los peritajes demostraron que ambos fueron golpeados y torturados antes de morir. Había hematomas, rastros del empleo de picana eléctrica y muestras de pólvora sobre el antebrazo izquierdo de Pereyra Rossi originadas por un disparo a quemarropa. En junio, el juez penal de San Nicolás Juan Carlos Marchetti dispuso la prisión preventiva de los tres agentes de la Bonaerense por “homicidio calificado reiterado”. Los policías estuvieron presos cinco meses, hasta noviembre de 1983, cuando se dictó su sobreseimiento provisorio.

A mediados de 1983, cuando la Fuerza Aérea analizaba su posición respecto de la ley de autoamnistía, la situación judicial de Patti todavía era complicada. Por eso, el futuro intendente de Escobar se las arregló para enviar un mensaje.

Bajo una sello que señala que el contenido es “estrictamente secreto y confidencial”, se informa que “se tiene conocimiento que (el comisario Patty sic)” había expresado lo siguiente: considera que la Fuerza Aérea argentina se está oponiendo sistemáticamente a la promulgación de la ley de pacificación. En caso de que su problema salga mal, o que no sea solucionado, ha conseguido y dará a conocer los aviones (matrículas), aeropuertos, destino, fechas y personal que trasladó delincuentes terroristas a disposición final”.

arg ley pacificacion1De la lectura integral de la carpeta se desprende que tal vez más que una escalada judicial, los militares temían que se rompiera el “pacto de silencio” entre sus subordinados. De allí –y luego de la experiencia de Rodolfo Peregrino Fernández– la particular atención sobre Patti.

Pero hay más. Motivados por esta inquietud, se ordenó un relevamiento y análisis de los casos de los miembros de las Fuerzas Armadas detenidos en el penal de Magdalena y en Caseros, a quienes se describe como “potenciales difusores de denuncias”. En la misma hoja que sirve de carátula a esta lista de militares arrestados, hay una inscripción a mano y en cursiva en donde están los argumentos que debían repetir quienes hacían las visitas para sondear su estado de ánimo y su posible predisposición a abrir la boca: “Todo el que habla se autoincrimina. Endurecimiento por denuncia tardía. Si los otros niegan, quedará solo como responsable. Pueden ser indultados o conmutados sin necesidad de incluirlos en la amnistía”.

arg ley pacificacion“Los documentos muestran la doble cara de la Justicia. Si bien una parte de la Justicia fue cómplice, la mayoría se adaptó a la dictadura. Acá se ve una Justicia que supuestamente empieza a movilizarse por las denuncias pero por otro lado pide la sanción de la ley para no avanzar a fondo”, señala la historiadora Marina Franco, que trabaja sobre los últimos años de la dictadura y los primeros de la democracia.

La investigadora del Instituto de Altos Estudios Sociales (Idaes) de la Unsam y del Conicet recuerda que el principal “obstáculo” que tenía la ley de autoamnistía eran las propias Fuerzas Armadas, que estaban divididas respecto de ella. El Ejército era la fuerza que más interesada estaba en que la norma saliera rápido y fuera todo lo abarcadora que fuese posible, sobre todo que dejara tranquilos a aquellos que, como Patti, estaban comprometidos por hechos que eran recientes. La Fuerza Aérea, que era el sector que en general aparecía como “menos comprometido”, decía que no creía en la “oportunidad” de la ley, consideraba mejor esperar a que saliera luego de las elecciones de octubre o incluso que la propiciara el gobierno constitucional.

La Marina se oponía a la ley. Junto con un sector del Ejército, consideraba que debían darles las gracias por los crímenes cometidos y no aceptaban ser equiparados a “la subversión”, a la que también alcanzaba la ley, a la que ningún militar de ninguna fuerza decía de “amnistía” porque creían que remitía a la de Héctor Cámpora. En la Armada avisaban, además, que no tenían intención de mover un pelo para salvar al caído en desgracia Massera.

“Los militares querían cubrirse las espaldas y creían que la ley iba a ser respetada, ya que históricamente las decisiones de las dictaduras no habían sido revisadas por los gobiernos constitucionales posteriores. Lo que pasó después habla de la voluntad política de Alfonsín, pero también de la debilidad misma de los militares, que venían de la guerra de Malvinas”, asegura Franco.

Lo que nunca se imaginaron los militares era que lo primero que haría el Congreso luego del regreso de la democracia sería anular esta ley, acción que fue el primer paso para poder llevar a cabo luego –una vez que los militares dejaron claro que la Justicia castrense no lo haría– el Juicio a las Juntas.

La ley de “pacificación”

La Ley 22.924, de “Pacificación Nacional”, fue promulgada el 22 de septiembre de 1983 y se hizo conocida como ley de autoamnistía.arg dictadura_militar

El artículo 1 declaraba “extinguidas las acciones penales emergentes de los delitos cometidos con motivación o finalidad terrorista o subversiva, desde el 25 de mayo de 1973 hasta el 17 de junio de 1982. Los beneficios otorgados por esta ley se extienden, asimismo, a todos los hechos de naturaleza penal realizados en ocasión o con motivo del desarrollo de acciones dirigidas a prevenir, conjurar o poner fin a las referidas actividades terroristas o subversivas, cualquiera hubiere sido su naturaleza o el bien jurídico lesionado. Los efectos de esta ley alcanzan a los autores, partícipes, instigadores, cómplices o encubridores y comprende a los delitos comunes conexos y a los delitos militares conexos”.

El artículo 5 decía que “nadie” podría “ser interrogado, investigado, citado a comparecer o requerido de manera alguna por imputaciones o sospechas de haber cometido delitos o participado en las acciones a los que se refiere el artículo 1º o por suponer de su parte un conocimiento de ellos, de sus circunstancias, de sus autores, partícipes, instigadores, cómplices o encubridores”. El 12 ordenaba a los “Jueces Ordinarios, Federales, Militares u organismos castrenses ante los que se promuevan denuncias o querellas fundadas en la imputación de los delitos y hechos comprendidos en el artículo 1º” rechazarlas “sin sustanciación alguna”. Luego de asumir, Raúl Alfonsín envió al Congreso un proyecto de ley para derogar dicha ley. Dicha derogación fue la primera ley aprobada por el Congreso Argentino tras la restitución de la democracia.

jueves, 20 de marzo de 2014

Ganadores de la década

Por Jorge Halperín* - http://lateclaene6.wix.com/revistalateclaene#!jorge-halpern/ct05

Si se ensaya el ejercicio de leer como un cuentito con moraleja el conjunto de las noticias cotidianas y columnas de “Clarín”, “La Nación”, “Perfil”, “Infobae” y el circuito audiovisual y virtual de estos medios empresarios opositores, entre otras cosas se lleva uno la impresión de que en el paisaje de la política y la economía hay un protagonista excluyente que es el gobierno, y todos los otros actores sólo se mueven como respuesta “natural” a las torpezas y embestidas oficiales.

La manera en que presionan sobre el gobierno, su altísimo protagonismo y el daño que le hacen al conjunto de la sociedad la concentración económica, los monopolios y oligopolios y la posición dominante nunca es un tema en esos medios. Es invisible. Y, probablemente, la mayoría de los argentinos no tenga la menor idea.

Esto viene a cuento para medir la relación entre poder y visibilidad en la batalla cultural para ganar el sentido común.

Al conjunto de América Latina le fue muy bien en la década pasada y hubo avances en la distribución de la riqueza. No obstante, el boom de las materias primas en los mercados internacionales impactó en la región re-primarizando sus economías. América Latina sigue vendiendo al mundo casi exclusivamente commodities. Argentina fue contra la corriente: el gobierno aplicó políticas para frenar aquella tendencia y darle prioridad a la actividad industrial.Lo cierto es que, además de comerse una pelea brutal con el poderoso agro pampeano, no alcanzaron esas políticas para cambiar el paisaje de un tejido industrial débil, incompleto y extraordinariamente concentrado. El ejemplo es la industria automotriz, que fue la fuerza de arrastre de la industria junto con la construcción, y cuya integración es tan débil que el 80 % de los componentes de los autos son importados, cuando no los autos completos. Consecuencia: mejor le va a la industria automotriz y al resto de las industrias, peor les va a las reservas del Banco Central.

Y eso, junto con una rentabilidad extraordinaria de los commodities en los mercados mundiales, explica que, también entre nosotros, los principales ganadores de la década ganada fueran los exportadores de las materias primas del agro, la minería y el petróleo. Los avances producidos en materia de democracia y en calidad de vida de las mayorías justifican hablar de una década ganada. Pero, en rigor de verdad, los grandes ganadores de la década ganada son esas minorías poderosas paradas sobre los productos de la tierra.

Por eso no es sorprendente que el único actor de peso que pudo hacer morder el polvo dos veces en diez años a los gobiernos kirchneristas sea el gran capital del agro y las exportadoras cerealeras. Y estamos pensando en la votación negativa de la Resolución 125, en 2008, y en la fuerte devaluación que forzaron en enero.

No podrían haber sido las petroleras ni las mineras. ¿Por qué? Porque son trasnacionales enormemente poderosas, pero sin capacidad por sí solas para producir un hecho político: no tienen las inmensas ramificaciones que posee el agro en todo el país, con decenas de miles de pequeños y medianos productores, y una miríada de pueblos en todos los rincones que dependen de la bonanza del campo.

Sólo la oligarquía terrateniente pampeana y el selectísimo club de cerealeras que exportan al mundo fue capaz de arrastrar en una alianza anti-gobierno a pequeños y medianos productores y arrendatarios rurales, sectores de la gran industria y clases medias de los grandes centros urbanos, con la ayuda crucial del oligopolio mediático, su socio en Papel Prensa y otros medios opositores.

Y tan fuerte ha sido ese poder, que este enero puso en aprietos al gobierno, ahora sin necesidad de que los pequeños y medianos productores volvieran a cortar las rutas ni presionar a partidos de la oposición para clamar a favor del campo.

Es cierto que esta vez tomaron al gobierno en falsa escuadra: hoy se atraviesan nuevas dificultades, básicamente las que surgen de las presiones inflacionarias y los problemas que traen a las reservas la fuga de divisas, la enorme factura de importación de combustibles y la igualmente enorme factura por importaciones de insumos.Sin contar con que el deffault de 2001 nos convirtió en el único país de la región que no accede a créditos internacionales.

Pero hasta la inflación remite al esfuerzo hecho por industrializar. Porque, en buena medida, es la reacción de los sectores concentrados a las políticas que aplicó el gobierno para no re-primarizar la economía, apoyando fuertemente a la industria y a la creación de millones de empleos. Que el salario medio de Argentina sea superior al de casi todos los países de América Latina no es casual: se explica por el poder recobrado aquí por los sindicatos por el bajo desempleo, y por la fuerza de las paritarias. Pero, claro, la puja distributiva es a los trompazos inflacionarios.

Hace muchas décadas escuché a un conocido sociólogo decir que Argentina es un país con industrias, no un país industrial. Y lo explicaba diciendo que los industriales no reinvierten sus ganancias en industria sino en campos, y en aquel momento la fuga de divisas aún no tenía el tamaño monstruoso de hoy.

Así, cuando nos va bien y el consumo alcanza topes, nos empieza a ir mal.

Pero, con este escenario, en las tensiones que se vienen sufriendo este verano sólo hay dos grandes actores: de un lado, las corporaciones y, del otro, el gobierno popular. No hay nada más, excepto el oligopolio mediático y sus amigos. Los partidos de la oposición no figuran: no levantan demasiado la voz para cuestionar al gobierno, pero tampoco para apoyarlo ante la ofensiva cambiaria. Probablemente, apuestan a un eventual futuro en el cual las corporaciones no les bajen el pulgar como alternativa de gobierno.

Y el sindicalismo, al cual el gobierno empoderó notablemente en la década, aparece dividido y algunos tirando besitos a los ajustadores. Hace falta que adviertan los riesgos de soltar la mano a esta política que los incluye, y también hace falta que el gobierno siga pareciéndose a sí mismo, pero redoble el esfuerzo en una política para ganar aliados porque en esta película hay muchos actores que andan por ahí sin letra.

*Periodista

miércoles, 19 de marzo de 2014

América Latina: una derecha envalentonada y agresiva

Rafael Cuevas Molina*  http://www.surysur.net/2014/03/america-latina-una-derecha-envalentonada-y-agresiva/#more-45189

No es el momento de discutir si tal o cual país adelanta suficientemente o no en las reformas sociales que son necesarias. Se trata de cerrar filas para evitar que avance esta derecha que solo cree en la democracia del diente al labio, es decir, cuando le sirve de estratagema para mantener sus privilegios.

La derecha latinoamericana pasó a la ofensiva desde que se gestó el golpe de estado en Honduras. Antes, especialmente desde la Cumbre de Mar del Plata en 2005, había asistido desconcertada al avance de las posiciones progresistas y de izquierda, que tenían una agenda propositiva que prometía no solo adelantar cambios importantes en varios países, tratando de dejar atrás los años de aplicación del modelo neoliberal, sino también lograban articularse continentalmente a través de organismos creados para promover la colaboración y el entendimiento entre los latinoamericanos.

En este nuevo proceso que tiene a la derecha latinoamericana a la ofensiva, hay patrones comunes de su comportamiento político que se reproducen sistemáticamente en cada uno de los países en donde logra tener protagonismo. Se advierte que esos patrones de comportamiento político no se manifiestan, sin embargo, solamente en nuestro continente.

Se pueden apreciar claramente en los recientes sucesos en Ucrania, por ejemplo, en donde el guion de la desestabilización se repite de forma tal que cualquier observador que siga los acontecimientos en ese país, por poco atento que sea, podría predecir los pasos que dará la oposición próximamente en Venezuela.

Solo las condiciones concretas de cada país hacen que este guion sufra variaciones. El papel geoestratégico que juega Venezuela, por ejemplo, con sus gigantescas reservas petroleras, y el que tiene Ucrania, en medio de los intereses de Rusia, la Unión Europea y Estados Unidos por su posición en el corazón de Europa, produce esas variaciones.

Pero solamente son diferencias que buscan hacer más efectivas las estrategias generales que emanan del guion común, fraguado según indicaciones del golpe suave, es decir, no incruento e inmediato, como al que nos tenían acostumbrados los militares en América Latina en el siglo pasado.

Ahora, se echa mano de una serie de estrategias desestabilizadoras que ya han venido siendo ensayadas, en América Latina, desde el lejano 1973, cuando se fraguó el derrocamiento del gobierno de la Unidad Popular, con Salvador Allende como presidente, en Chile.

En estos días hemos podido acceder a ejemplos, como de manual, de cómo funciona esta estrategia desestabilizadora en América Latina. Los podemos encontrar tanto en lo que está sucediendo en Venezuela como en El Salvador.

En cada uno de estos países, en Venezuela primero y ahora en El Salvador, la derecha se niega a reconocer la legitimidad de elecciones en las cuales han participado, en ambos casos para presidente y representantes al congreso.

En ambos casos, observadores internacionales, que participan abierta y masivamente, elogian los procesos electorales y, por ende, certifican su transparencia y buena organización, pero la derecha denuncia fraudes de los que nunca pueden aportar pruebas concretas y, con lenguaje belicoso, llama a desconocer los resultados y anuncian una “batalla” para sacar del poder a quienes han sido elegidos.

En El Salvador, Norman Quijano, candidato del partido de derecha ARENA, en discurso pronunciado la misma noche de las elecciones, llamó a la guerra a sus partidarios, lo cual es algo muy grave en un país que la sufrió efectivamente durante varios años, y le envió un mensaje a los militares insinuándoles la posibilidad que dieran un golpe de estado. Luego, una vez anunciados los resultados finales de las elecciones, que dan como ganador al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), piden anular las elecciones. El siguiente paso será, siguiendo el guion establecido de antemano, desconocer al gobierno electo, e iniciar un proceso de desestabilización, a través de la protesta violenta, para derrocar a al gobierno, al que calificarán de dictadura.

Todos estos actos y acontecimientos son acompañados, siempre, por una cobertura mediática inusual, en el que CNN juega un papel central, aunque la estrategia referente a los medios de comunicación no se reduce a ella.

Este guión ha sido pensado y escrito en un espacio político en el que se tiene una visión global del mundo, en el que las derechas vernáculas, cortas de vista, tienen poco que decir, pero son las ejecutoras in situ. Este guion ha sido pensado en los Estados Unidos y se aplica, como un programa político en cada lugar en donde pueden hacerlo.

Ellos mismos tienen un papel relevante que jugar tanto como propiciadores del derrocamiento de los gobiernos electos, como de “legitimadores”, una vez que han logrado poner a la cabeza del gobierno respectivo a sus incondicionales.

En este sentido, la administración Obama, a través de sus estrategias del soft power y el smart power (“poder blando” y “poder inteligente”), han sabido impulsar de manera mucho efectiva los intereses norteamericanos que su predecesor George W. Busch, lo cual, por cierto, no descarta tampoco que cuando lo consideren necesario, golpeen la mesa.

Esta es la dinámica central de los acontecimientos políticos que sacuden hoy a nuestro continente. No es el momento de discutir si tal o cual país adelanta suficientemente o no en las reformas sociales que son necesarias. Se trata de cerrar filas para evitar que avance esta derecha que solo cree en la democracia del diente al labio, es decir, cuando le sirve de estratagema para mantener sus privilegios.

*Presidente AUNA-Costa Rica

viernes, 14 de marzo de 2014

'Revoluciones exportadas': EE.UU. y su papel rector en los golpes de Estado


http://www.rinacional.com.ar/rin25/index.php/en/especial/item/9691-revoluciones-exportadas-ee-uu-y-su-papel-rector-en-los-golpes-de-estado

'Revoluciones exportadas': EE.UU. y su papel rector en los golpes de Estado

Llama la atención la similitud que guardan las revoluciones organizadas en América Latina, los países árabes y ahora Ucrania. En el programa de RT 'Revoluciones exportadas' Jelena Milincic expone pruebas y argumentos sobre la involucración de EE.UU.

"¿Por qué nunca habrá un golpe de Estado en Estados Unidos? Porque en Washington no hay ninguna embajada de EE.UU.". Este viejo chiste lo repiten a menudo los actuales líderes latinoamericanos, pero en verdad sigue estando muy de actualidad. En las últimas décadas así lo han podido comprobar muchos países: Irán (1953), Guatemala (1954), Vietnam del Sur (1963), Grecia (1967) y Chile (1973) son solo algunos ejemplos. Existen pruebas fundadas de que la embajada de EE.UU. estuvo directamente involucrada en esas revoluciones.

Entre las organizaciones que ayudan a organizar esas revueltas destaca ante todo la USAID, con cuya participación se llevó a cabo, por ejemplo, la preparación del golpe de Estado en Honduras en junio de 2009. Numerosas pruebas relacionan a la USAID con la organización de 'las revoluciones de color' y los golpes de estado en los países del Hemisferio Occidental. Principalmente se trata de Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua.

Otro grupo que está detrás de numerosas revoluciones es el serbio Otpor (Resistencia) que organizó su primera revolución en Serbia en el año 2000 contra Slobodan Milosevic y luego por todo el mundo.

En Venezuela

Según WikiLeaks, Canvas (el nuevo movimiento Otpor) dedicó muchos esfuerzos a desestabilizar y derribar al régimen de Hugo Chávez en Venezuela. Por otro lado, en ese país las actividades de la USAID no tienen ninguna base legal ya que existe ningún acuerdo intergubernamental. Sin embargo, desde 2002 (tras el fracaso del golpe de Estado de abril) el personal de la agencia se movilizó con el apoyo de la Embajada de EE.UU y se mostró más activo. Los activistas de la oposición recibieron al menos 70 millones de dólares a través de distintas fuentes de financiación destinados al apoyo de los candidatos antichavistas, a la intensificación de la crisis política, la movilización de la sociedad civil y la formación de un nuevo liderazgo democrático.

En Bolivia

La USAID fue la primera organización que invirtió en descentralización y en los partidos opositores en Bolivia con más de 97 millones de dólares, buscando de esa forma fomentar el separatismo, apoyar a los partidos de oposición, así como la infiltración en la comunidad indígena. En octubre de 2006 EE.UU. nombró a su nuevo embajador en el país andino, Philip Goldberg, que había trabajado en el buró del departamento de EE.UU. en Bosnia como mano derecha de Richard Holbruk, que obligó a los serbios a firmar el acuerdo de Dayton.

En 2007 USAID repartió más de 13 millones de dólares a partidos, organizaciones y proyectos en Bolivia para fortalecer gobiernos regionales y desestabilizar de esa forma al gobierno central. En 2008 el alcalde de Santa Cruz invitó al Ejército del país a acabar con Morales. Sin embargo, los militares se mantuvieron leales al Gobierno. En abril de 2009 fue abatido en un hotel de Santa Cruz un grupo de terroristas procedentes de Europa cuyo principal objetivo era asesinar al presidente Evo Morales. Entre los partidarios de los terroristas se encontraban bolivianos que se mantenían en contacto con el personal de la USAID.

En Ecuador

Paralelamente a los acontecimientos en Bolivia, Ecuador era escenario de una lucha entre los autonomistas y el Gobierno. La oposición ecuatoriana recibió gran apoyo desde EE.UU. y de los movimientos derechistas de Europa Occidental y en agosto de 2008 EE.UU. nombró como nueva embajadora en Ecuador a Heather Hodges, que anteriormente estuvo destinada en Moldavia durante la organización de la revolución de colores en el país. Además, la USAID ha financiado la municipalidad opositora de Guayaquil, al igual que la propaganda de la 'autonomía regional' en los medios de comunicación. Sin embargo, esos intentos de los opositores de Rafael Correa no tuvieron éxito. En septiembre del 2008 casi el 64% votó por la nueva constitución.

En Ucrania

A la lista de los estados afectados por revoluciones importadas se puede añadir Ucrania. En diciembre de 2013, a su regreso de Maidán, la ayudante del Secretario norteamericano de Estado, Victoria Nuland, declaró en Washington: "Hemos invertido en la revolución de Maidán 5.000 millones de dólares", de los que 815 millones fueron justificados por el artículo sobre "financiación de la democracia y de los programas de intercambio". Más tarde trascendió que el Gobierno de Obama había gastado 184 millones de dólares en proyectos supuestamente relacionados con "el desarrollo de la sociedad civil y de los derechos humanos".

Además, la Agencia de Seguridad de Ucrania puso al descubierto un esquema de flujos financieros y de organización de disturbios en el centro de Kiev y en otras ciudades de Ucrania. Tras llevar a cabo una investigación se llegó a la conclusión de que el dinero se había transferido a la Embajada de EE.UU. en Kiev por vía diplomática. Por su parte, la Embajada de EE.UU. hacía la transferencia a las oficinas centrales de las organizaciones La Libertad y La Madre Patria. La cantidad ascendía a unos 20 millones de dólares a la semana.

En perspectiva

Algunos de los países mencionados se hallan inmersos en periodos postrevolucionarios, mientras que en otros se suceden protestas en la calle en medio de una misma sensación: que todos son vulnerables y que una nueva revuelta puede suceder en cualquier momento.

Cabe notar que en un futuro próximo cambiará el embajador estadounidense en Rusia. La lista de candidatos incluye a tres personas que ya han sido embajadores en Ucrania: John Tefft, Steven Pifer y Carlos Pascual. Otra persona que aspira a ese puesto es Rose Gottemoeller, una de las principales expertas en cuestiones de desarme y de seguridad nuclear. (RT)

miércoles, 12 de marzo de 2014

A propósito de Crimea

NESTOR NUÑEZ DORTA - http://www.cubahora.cu/del-mundo/a-proposito-de-crimea#.UyCFJW3jG2k 

El fenómeno de Crimea tiene características muy especiales que se suman al valor geoestratégico que la zona tiene para aquellos intereses que sueñan con cercar y aniquilar a Rusia y China...

Barack Obama se apresura en sus intenciones de lograr consenso internacional para que se condene al Kremlin; sus aliados europeos hablan de sanciones y  a la vez de crear “grupos de contacto” para alargar el tiempo de vida de las criaturas que con toda violencia impusieron en Kiev; y el propio secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, al tiempo que  pide una solución negociada entre todas las partes, no deja de mencionar el “respeto a la integridad territorial” de Ucrania, no importa la existencia en ese país de un neto gobierno de facto.

En pocas palabras, toda una armazón retórica (y abundantemente mediática, dicho sea de paso) cuya finalidad es restar validez a la decisión anunciada por las autoridades de la República Autónoma de Crimea de realizar un referendo este domingo 16 de marzo para decidir públicamente si ese territorio se aviene a la jurisdicción de Rusia, paso que Moscú admite como enteramente legítimo.

En consecuencia, para unos, los que auspiciaron el golpe de estado en Kiev contra el controvertido y desgastado gobierno legalmente electo, y ejecutaron su sustitución por un “equipo” bajo el control de grupos extremistas y xenófobos, todo marchaba viento en popa hasta que el tema de Crimea le estalló literalmente entre las manos.

Geopolíticamente la fiesta no cuaja. En la península del Mar Negro, donde históricamente ha radicado la flota militar rusa que opera en esas aguas con acceso a los no menos estratégicos mares Mediterráneo y Rojo, cerca de ochenta por ciento de los pobladores no desea seguir formando parte de una Ucrania en manos de la derecha pro occidental, y aspira a unirse territorialmente a Rusia, tal como era hasta el año 1954, cuando la región pasó a los fueros ucranianos en el contexto de la hoy desaparecida Unión Soviética, decisión que en 1992, por demás, fue objeto del desconocimiento  oficial por el ya entonces vigente parlamento ruso.

Asimismo, desde esa última fecha Crimea aprobó también su propia Constitución, derogada luego por Kiev, y dos años más tarde, en 1994, eligió un gobierno local proclive a restaurar la citada Carta Magna de 1992, y en el cual las tendencias pro rusas siempre han sido preponderantes como reflejo del sentir de la mayoría de los habitantes de la Península.

Todo este contexto, en consecuencia, brinda al fenómeno de Crimea características muy especiales que, desde luego, se suman al valor geoestratégico que la zona, junto al resto de Ucrania, tiene para aquellos intereses que sueñan con cercar y aniquilar a Rusia y China, identificadas como los dos grandes oponentes a sacar de juego para completar el sueño hegemonista imperial.

No se trata, por tanto, de un episodio ni siquiera parecido al aún fresco desmembramiento territorial que las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, lideradas por el Pentágono, ejecutaron sistemáticamente contra Yugoslavia; ni de la ocupación de Iraq que, luego de poner abrupto final a un entorno de convivencia de diferentes tendencias religiosas y tribales, devino bajo la presencia militar foránea en un verdadero caos de violencia interna. Y ambos casos, vale recordar, carentes de la “santificación” del máximo organismo internacional.

Tampoco en una posible unión de Crimea con Moscú es lícita la semejanza con la guerra en Afganistán o los trágicos conflictos libio o sirio, con implicación abierta y directa de los mecanismos bélicos de Occidente, desde el desembarco directo de tropas, hasta el uso de mercenarios y grupos terroristas, incluida la Al Qaeda del díscolo Osama Bin Laden, otro producto del injerencismo global norteamericano.

Y es que Crimea, reza la historia, pasó a formar parte de Rusia en el siglo dieciocho, justo en 1783, fecha en que Gran Bretaña debió reconocer finalmente la soberanía de las Trece Colonias norteamericanas, y apenas siete años después  de la declaración de independencia de los Estados Unidos, el 4 de julio de 1776.

Los lazos de Crimea con Moscú quedarían reafirmados con el triunfo de la Revolución Socialista de Octubre de 1917 y la derrota, en 1921, a manos de los ejércitos bolcheviques, de los remanentes militares del imperio zarista, que apoyados por Alemania, Francia, Gran Bretaña, los Estados Unidos, Turquía y otras fuerzas anticomunistas, intentaron hacerse con el control sobre la Península.

La existencia de la Unión Soviética por más de siete décadas y su carácter multiétnico, forjaron además, y por encima de errores y extremismos, una fuerte identificación entre los pueblos que la integraron, lo que constituye una huella difícil de borrar para no pocos ciudadanos, mucho menos cuando de la noche a la mañana se intenta trastocar a viejos amigos en netos enemigos pretendidamente acérrimos e irreconciliables.

De manera que, y a muy grandes rasgos, esas son las premisas que subyacen en la actual situación surgida en torno a Crimea, y bien harían los grandes expansionistas y cercenadores de pueblos en no intentar desconocer las realidades históricas y, sobre todo, la voluntad mayoritaria de colectivos humanos que les son totalmente lejanos y ajenos, con más razón cuando sus contratiempos y angustias presentes les han sido impuestos por quienes ahora hablan de un respeto y una equidad que siempre han violado flagrantemente.

jueves, 6 de marzo de 2014

Otra vez, el mundo al revés

Miguel Guaglianone - http://suramericapress.com/?p=5527

Si bien deformar y distorsionar la realidad ha sido un sistema usado tradicionalmente a lo largo de la historia por la propaganda de guerra, probablemente hayan sido los nazis quienes lo convirtieron en una forma sistemática de capturar las mentes y las emociones de las grandes masas. Su propaganda (que fue siempre propaganda de guerra, aún antes de que la guerra comenzara) se basó en la tergiversación de los hechos, en la mentira sistemática, en el cambio de la perspectiva del mundo usando los medios masivos de comunicación (en ese momento fundamentalmente la radio y la prensa) y en la exacerbación del resentimiento y el odio, para imponer una seudorealidad adecuada a sus fines. El sistema se complementaba con adjudicar a sus adversarios los males y la violencia que los propios nazis producían (se culpaba a las víctimas de los males producidos por el victimario, se invertían los roles)

En 1949 George Orwell publicó la antiutopía llamada “1984”, en la que nos mostró una futura sociedad absolutamente tiránica y controladora. Una dirigencia secreta manejaba todos los aspectos de la vida de los ciudadanos (a través de la represión, el miedo, la alienación y los medios masivos de comunicación representados por una TV de doble vía que adoctrinaba y a la vez vigilaba cada movimiento de los individuos). Basándose en los hechos del nazifascismo, y previendo un derrotero aún peor para la Unión Soviética estalinista, la novela fue una denuncia feroz contra el totalitarismo. Uno de los recursos empleados por el sistema de alienación consistía en el uso de la neolengua, una forma de hablar que llamaba a lo negro, blanco y a lo blanco, negro. El protagonista trabajaba en el “Ministerio de la Verdad”, que se encargaba de alterar la realidad a través de la manipulación controlada de la información, según los intereses del Partido.

En la actualidad Eduardo Galeano en su libro Patas Arriba, La Escuela Del Mundo al Revés, nos mostró con fina ironía y con gran maestría literaria todos los aspectos contemporáneos de esa inversión de la realidad.

Pero aun conociendo todo esto desde hace mucho tiempo, se hace como imposible no desconcertarse e indignarse cuando este sistema se aplica hoy con total impunidad en pleno Siglo XXI, a través de la hegemonía de los medios corporativos de comunicación masiva y nos afecta directamente.

El turno de Venezuela

El 12 de febrero Venezuela festejó el Día de la Juventud, que conmemoraba en este caso el aniversario 200 de la batalla de La Victoria, una batalla de la Independencia que fuera ganada por los jóvenes tesistas universitarios al frente de José Félix Ribas, un héroe de la patria. Ese mismo día fue el elegido por la extrema derecha de oposición para comenzar un movimiento de calle contario al gobierno que bautizó como “La Salida”. En Caracas, además de una manifestación de unos dos mil estudiantes de las universidades privadas, entraron en acción comandos entrenados en agitación civil que destruyeron edificios públicos, atacaron a las fuerzas de vigilancia y comenzaron una serie de hechos de violencia que se han continuado en todo el país. Junto a otras manifestaciones aisladas de estudiantes, estas acciones son llevadas a cabo por grupos pequeños que provocan “guarimbas” (cierre de calles y avenidas incendiando neumáticos y basura), actos terroristas en instituciones y servicios del estado (quema de vehículos, destrozos de instalaciones, etc.), actuando cada vez más clandestinamente, desplazando sus acciones a las noches y madrugadas en la medida que las fuerzas policiales han ido deteniendo a los que actúan a la luz del día. Este ha sido el “estado de agitación” que viene viviendo Venezuela consistente en hechos puntuales de violencia, con el agravante que en el Estado fronterizo de Táchira los actos de violencia han tenido un más alto nivel, producidos por elementos paramilitares armados y apoyados por alcaldes electos de oposición y ha sido necesario enviar allí a las Fuerzas Armadas para garantizar la paz social.

La matriz mediática

Sin embargo, a pesar de que la normalidad haya sido lo usual en estos días en el país, la matriz mediática que ha salido al exterior creada por los medios privados, impuesta a través de la hegemonía comunicacional de las cadenas corporativas globales, es la de un país al borde de la guerra civil, en el cual la violencia imperante es masiva y es ejercida por el gobierno venezolano, que reprime ferozmente las protestas estudiantiles. Esta absurda perspectiva, que describe a un gobierno suicida que no solo mata a sus propios militantes (la mayor parte de los muertos hasta la fecha han sido partidarios del gobierno bolivariano), que destroza sus propios edificios, equipamiento y servicios, e intenta desestabilizarse a sí mismo, es a pesar de todo la que ha llegado a constituir la “verdad informativa” de lo que sucede hoy en Venezuela, en casi todo el mundo.

Claro que para sustentar esta matriz de “realidad virtual” en los medios, hay que apoyarla con imágenes, y como estas imágenes no existen ha sido necesario difundir a nivel internacional las más burdas falsificaciones, atribuyendo al acontecer venezolano fotografías de sucesos de fechas anteriores, en lugares como Chile, Bulgaria, Siria, Grecia y otras locaciones más exóticas (incluidas algunas tan insólitas como supuestos policías tropicales venezolanos reprimiendo, vestidos con trajes y mitones de extremo invierno), así como la difusión de videos antiguos (dónde por ejemplo aparece la desaparecida Policía Metropolitana reprimiendo a manifestantes).

Lo más grave es la impunidad que disfruta esa hegemonía comunicacional que abarca las más grandes cadenas de TV (entre otras CNN, Fox, RTE, RTF, DW) y los periódicos de mayor circulación en todo el mundo, una impunidad tan absoluta que les permite imponer a nivel global una “realidad” absolutamente opuesta a los hechos, utilizando los más groseros medios de manipulación.

Y esa matriz creada no es fija, sino que va adaptándose a las circunstancias. En los primeros días de violencia programada ninguno de los grandes medios se permitió una comparación de los sucesos en Venezuela con los que simultáneamente venían dándose en Ucrania, ya que podía quedar al descubierto que se estaba utilizando en ambos países del mismo libreto de desestabilización que vienen usando desde fines de la Segunda Guerra Mundial los poderes centrales. Pero bastó que el gobierno de Viktor Yanukovich, presionado directamente por los cancilleres presentes en Kiev de la Unión Europea, anunciara un llamado a elecciones anticipadas, para que desde ese momento fuera inevitable para los medios corporativos la comparación de Venezuela con Ucrania. Una comparación que ha venido arreciando en la medida que Yanukovich fuera destituido por un “golpe suave” realizado por su congreso, luego que un número importante de sus propios diputados cambiara de bando y apoyara su destitución y que haya asaltado el poder un gobierno de la oposición asociada con la extrema derecha.

Ahora se trata de implantar en las mentes de la gente que la caída del gobierno venezolano es tan inevitable como fue la del de Ucrania, sin por supuesto tener en cuenta que, a pesar de haber utilizado el mismo guión de desestabilización, se trata de dos sociedades muy diferentes, donde los factores políticos y sociales operantes son otros y que los resultados (y la realidad “real” así lo mostrará) van a ser muy diferentes.

El fin de la racionalidad y el sentido común

Roberto Hernández Montoya, con el fino humor que lo caracteriza dijo una vez que “… en Venezuela ser de oposición embrutece”. Mucho más que un chascarrillo, la frase está definiendo una verdad desconcertante con la que nos encontramos cotidianamente. Gente educada, estudiada, leída y en general con sentido común, se comporta y opina de una forma absolutamente irreal e irracional en lo que se refiere a la situación política. Este fenómeno viene siendo cada vez más generalizado en Venezuela desde 1998 y no es una casualidad.

Las acciones individuales de los seres humanos según algunos sociólogos, están orientadas por tres factores fundamentales, nuestro yo personal, nuestro conocimiento del mundo y nuestro sentido del entorno (el alter). Cuando esos factores están equilibrados es cuando nuestras acciones responden más coherentemente a la realidad. Pero cuando nos conducimos como en este caso, guiados exclusivamente por nuestro sistema emocional, nuestras acciones se despegan fácilmente de los hechos reales.

Durante varios años la oposición venezolana ha sido bombardeada a través de los medios de comunicación y sus instituciones políticas por una incitación permanente al miedo y al odio, que ha germinado fácilmente en un terreno ya abonado por prejuicios, racismo y desprecio de clase. El odio es una emoción absolutamente negativa que nubla el entendimiento. Dicen los expertos que la mejor preparación para la guerra está en formar a un combatiente que sea capaz de no ser dirigido por el odio al enemigo, sino por la convicción de la justicia de su lucha, ya que el odio conduce sistemáticamente a buscar solo la destrucción del enemigo, y las batallas y las guerras (leer el Sun Tzu) se ganan realmente cuando se es capaz de entender al enemigo y cuando se logra el menor ejercicio de la violencia. Así es explicable como estas emociones presentes son capaces de violentar todo tipo de sindéresis o racionalidad, generar acciones amorales y hacer perfectamente creíble y posible el mundo al revés.

Esto funciona así a tal punto, que alguien que nos es muy querido (que se jugó la vida en las manifestaciones a finales de los 60) y que hoy está frontalmente opuesto al gobierno bolivariano, llega a escribirnos reivindicando las “protestas estudiantiles” hasta compararlas con aquellas luchas, y diciéndonos: “Los estudiantes en la historia del mundo son LA CONCIENCIA DE LOS PUEBLOS”. Increíble tal ceguera en una persona cuya inteligencia, experiencia y sentido común siempre respetamos. En su visión aparece con toda naturalidad una doble confusión:

1) Supone que estos estudiantes son el futuro y pelean por la patria. Al respecto, escribimos en el 2009 : “Este es un movimiento estudiantil que: a) Defiende al status quo (manifiesta a su favor) b) No es masivo sino de elites (está constituido en su mayoría por los estudiantes privilegiados de las universidades privadas) c) Tiene amplio apoyo de los medios (da hasta conferencias de prensa) e) Sus dirigentes sufren de ‘pobreza ideológica’ (sus reivindicaciones son balbuceantes apelaciones a conceptos vacíos o jingles infantiles producidos por Agencias de publicidad) e) No están dispuestos a ser tocados ni por el pétalo de una rosa (basta que las autoridades digan que se usará gas lacrimógeno, para que vociferen -por anticipado- por sus derechos humanos)…¡Qué lejos están de aquellos que tomábamos en la década de los 60 las calles para enfrentar al sistema dominante, sabiendo que arriesgábamos la vida cada vez que salíamos a manifestar! … Los que fuimos protagonistas en 1968 de un movimiento universal (el primer síntoma de un mundo interdependiente) que hizo temblar y estremecerse a gobiernos y sistemas. La indignación que todo esto produce es moderada al recurrir al análisis y percibir como este “movimiento estudiantil” es sólo un producto de laboratorio… Su forma de actuar y hasta su simbología (las manos blancas) fueron programadas en algún think-tank para ser un factor de desestabilización. Este ‘movimiento estudiantil’ fue usado por primera vez en Ucrania, siendo uno de los factores de la ‘revolución naranja’ promovida por los servicios de inteligencia occidentales, que derrocó un gobierno surgido de elecciones… y este mismo ‘movimiento estudiantil’ sigue siendo una herramienta más en la creación de las nuevas ‘revoluciones de colores’ promovidas por el poder hegemónico para derrocar a gobiernos progresistas que no respondan a sus intereses.”

2) Cree honestamente en la matriz de realidad virtual creada por los medios y las redes sociales de que la violencia surgida en Venezuela es un producto de la “represión del gobierno a las manifestaciones de estos estudiantes”, aceptando sin dudar en absoluto la “verdad” de la manipulación mediática.

La hegemonía del mundo al revés

Hasta aquí estamos llegando (y sospechamos que este es un síntoma más de la desintegración de nuestra cultura). Ya estamos mucho más allá de la pérdida de valores que los movimientos revolucionarios y las vanguardias artísticas denunciaban a principios del Siglo XX. Hemos arribado a la instauración de los antivalores y la realidad virtual como la forma de vida aceptada. El lenguaje y los métodos usados por el fascismo para la manipulación de las masas han llegado a generalizarse a nivel global, disfrazándose de cotidianeidad, de naturalidad, y aparentemente todos quedan felices así.

Claro que, como dijo Fito Páez, “¿Quién dijo que todo está perdido?”

Del otro lado del “mundo al revés” está la gente, los movimientos sociales que vienen desde abajo buscando su lugar en la historia, los excluidos, los contestatarios, los que nada tienen que perder y todos aquellos que creemos que el mundo para nuestros hijos y nuestros nietos puede y debe ser mejor, y que vale la pena luchar por él. La hegemonía de los medios de comunicación podrá todavía dominar la mente de los estratos medios (tanto en los países centrales como en la periferia), pero cada día es más poderoso y numeroso el sector de los que descreen de esos medios, los que no se dejan manipular ni alienar por ellos y que buscan sus propias verdades en la realidad de los hechos.

En estos términos es que está planteada esta verdadera Guerra de Cuarta Generación que nos han impuesto. Pero David va a vencer a Goliat y a la larga (siempre es a la larga) la vamos a ganar.

domingo, 2 de marzo de 2014

Ellos y nosotros: Hacia la hegemonía posneoliberal

Emir Sader* - http://www.surysur.net/2014/03/ellos-y-nosotros-hacia-la-hegemonia-posneoliberal/#more-44907

inclusion-social

El movimiento de gobiernos progresistas en América Latina vino para superar y dar vuelta a la página del neoliberalismo. Tuvieron un comienzo en que se fueron sucediendo, conforme fueron fracasando los gobiernos neoliberales. Han atacado los puntos más débiles del neoliberalismo: la desigualdad social, la centralidad del mercado, los acuerdos de libre comercio con Estados Unidos. La derecha de cada país y Washington, perdieron capacidad de iniciativa.

¿Qué iban a decir sobre políticas sociales que disminuyen la desigualdad, la pobreza, la miseria y la exclusión social, producidos por sus gobiernos a lo largo de tanto tiempo? ¿Qué podrían argumentar en contra de la acción del Estado para resistir a la recesión producida en el centro del capitalismo? ¿Cómo garantizar derechos sociales y desarrollo económico, sino impulsados desde el Estado, todavía más en época de recesión? ¿Qué argumentos podrían tener en contra de la intensificación del comercio con China y del comercio regional, dos sectores dinámicos en una economía mundial recesiva? ¿Qué pueden argumentar en contra de la extensión del mercado interno de consumo popular, que amplía el acceso de la gente a bienes fundamentales de consumo, a la vez que abre espacio de realización para la producción nacional?

Las derechas latinoamericanas, donde se han instalado gobiernos progresistas, han quedado reducidas a la inacción, a la oposición sin alternativas. Basta con decir que en los países en que se han aprovechado de gobiernos todavía débiles, para recuperar el poder- como en Honduras y Paraguay -, aun ahí lo han hecho por la vía de golpes blandos, hiriendo la misma institucionalidad construida por ellos.

Pero un revés de esa dimensión, propiciado por tantos gobiernos progresistas a la vez en América Latina, aislando como nunca a los Estados Unidos, no podría dejar de tener contraofensivas de parte de las derechas locales y de Washington. Las primeras reacciones fueron netamente golpistas, como el intento del 2002 en Venezuela, que fue el ejemplo más expresivo y que cerró el período de intentos golpistas de viejo estilo.

Enseguida vinieron otros intentos, más diversificados. Una modalidad que se repite siempre es el intento de tildar a los gobiernos de “corruptos”, que se asocia a la idea de que los partidos de izquierda se apropian del Estado para sus fines y de que toda fuente de corrupción viene del Estado. La ofensiva en contra del gobierno de Lula en 2005 es el mejor ejemplo de esta modalidad.

En Bolivia la derecha retomó la iniciativa teniendo como tema la reivindicación de la autonomía de provincias en contra del gobierno central de Evo Morales. Posteriormente, el tema ecológico fue utilizado por la oposición para apoyar a marchas en contra del gobierno.

En Argentina, la ofensiva del 2007 en contra del gobierno de Cristina Kirchner se centró en la elevación de impuestos –otro tema permanente de la derecha- a la exportación de la soya. Posteriormente, temas vinculados a la inflación y al desabastecimiento – al igual de lo que actualmente sucede en Venezuela – son los centros de las campañas opositoras.

La cuestión de la violencia y la seguridad pública es regularmente utilizada por los sectores conservadores en la perspectiva de sembrar pánico en la población y de demandar siempre actuaciones más duras –en lo policial y en lo penal– de los gobiernos y de los Estados.

El listado podría ser más largo y debiera ser, especialmente más detallado. Sin embargo nos basta para que podamos, en primer lugar, constatar que lo que la CEPAL llamara, en su momento, un período “fácil” de acumulación, ya fue superado. Las derechas se recomponen y contando con Estados Unidos, buscan recuperar la iniciativa. No tienen propuestas alternativas de gobierno, oscilan entre afirmar que harán lo mismo, pero “mejor”, o proponen formas distintas de retroceso a políticas neoliberales, de lo cual las oposiciones brasileñas son el ejemplo más claro, reivindicando el equipo económico del gobierno de Cardoso.unasur presidentes

Lo que es cierto es que hoy los gobiernos posneoliberales han logrado un gran apoyo popular, centralmente por sus políticas sociales, determinantes en el continente más desigual del mundo. Los discursos políticos logran ciertos grados de consolidación de esos apoyos – lo que significa hegemonía -, pero cuando hay fallas en las políticas sociales, directamente por problemas en las áreas correspondientes o, indirectamente, por ejemplo, cuando procesos inflacionarios quitan capacidad de compra de los salarios, se pierden apoyos de la población.

Las políticas sociales, por esenciales que sean, permiten formas de consenso pasivo. De ahí las sucesivas victorias electorales, aun en medio de los monopolios privados de los medios de comunicación. Pero el paso de los consensos pasivos – aquellos en que, consultadas, las personas se pronuncian a favor de los gobiernos, por sus políticas de carácter popular – a consensos activos, en los que la gente dispone de argumentos a favor de esas políticas, de valores correspondientes a las formas de vida solidarias, y se dispone a organizarse y a movilizarse en su defensa, requiere estrategias específicas, de construcción de hegemonías alternativas.

Esos análisis tienen que tomar en cuenta el marco general de la hegemonía conservadora, incluyendo las formas de vida y de consumo exportadas por Estados Unidos y asumidas por amplias capas de la población, el monopolio de los medios de comunicación y los otros factores que componen el período histórico que vivimos en América Latina.

Hay que denunciar siempre las maniobras de la derecha y de su gran aliado, el gobierno de los Estados Unidos, pero hay que tener conciencia que, cuando logran retomar iniciativa y logran imponer reveses a las fuerzas progresistas, es porque han encontrado errores de esas fuerzas. Es hora de un balance de las trayectorias recorridas por esos gobiernos, desde el triunfo de Hugo Chávez en 1998, pasando por todos los avances y los tropiezos desde entonces, en la perspectiva de la formulación consiente de estrategias de hegemonía pos neoliberales, tomando en cuenta las fuerzas propias y las de los adversarios, así como nuestros objetivos estratégicos.

Ellos siempre actuarán conforme a sus intereses y objetivos. Nos toca tener claros los nuestros, hacer balances constantes y actuar de forma coordinada en la perspectiva de nuestros objetivos.

*Sociólogo y cientista político brasileño, es coordinador del Laboratório de Políticas Públicas da Universidade Estadual do Rio de Janeiro (Uerj). Difundido por ALAI

lunes, 24 de febrero de 2014

El Frente Nacional Antiimperialista

Jorge Abelardo Ramos - http://www.rinacional.com.ar/rin25/index.php/en/especial/item/9011-el-frente-nacional-antiimperialista



En definitiva, ¿quiénes apoyaban a Perón? Un solo diario, improvisado en esos días: La Epoca, dirigido por Eduardo Colom. Y un simple semanario, Política, bajo la dirección de Ernesto Palacio, ambos de tendencia yrigoyenista peronista.
Creado en las vísperas electorales, el Partido Laborista estaba presidido por Luis F. Gay, militante sindical telefónico y agrupaba a los dirigentes obreros de pasado sindicalista, amarillos, ex socialistas, ex-anarquistas, y nuevos jefes del proletariado nacidos en las luchas recientes. La organización de la Unión Cívica Radical (Junta Renovadora) permitió el agrupamiento de dirigentes radicales de tradición yrigoyenista –Quijano, Molinari, Antille– y de los hombres de FORJA – Jauretche y sus amigos– que intentaron buscar en el movimiento popular que hervía bajo el «peronismo», una base de creación de un movimiento nacionalista democrático para continuar la línea yrigoyenista con las nuevas masas. También votó por la candidatura de Perón una apresurada creación reciente: el Partido de los Independientes. Además, y sobre todo, el Ejército.
Las fuerzas de tierra habían experimentado una intensa politización en los últimos años. El anacronismo de los viejos partidos era un hecho comprobado por todo el país. Su capitulación ante los dictados del imperialismo colonizador, durante la década infame, no había sido menos evidente. Por ese motivo, la juventud militar tenía la convicción de que sólo un nuevo movimiento político, con el apoyo del Ejército, podía impulsar el desarrollo argentino de ese momento decisivo. La necesidad de una industria pesada, el autoabastecimiento económico en todos los órdenes, esencial para una defensa nacional verdadera y no teórica, la liberación de la intolerable presión extranjera, eran factores que pesaban considerablemente en el ánimo de los jóvenes oficiales. Esto explica que las manifestaciones del 17 de Octubre no hubieran sido barridas con ametralladoras de las calles.
Desde los tiempos viejos, cuando el Ejército argentino era el pueblo en armas, hasta la organización definitiva del Estado moderno, en que se crea el Ejército profesional y se produce el desdoblamiento de pueblo y Ejército, se volvía, en 1945, a plantear una alianza virtual de las fuerzas armadas con el pueblo en la calle. De esas razones dimanaba la simpatía del Ejército hacia la candidatura de Perón en el proceso electoral de febrero. Y como los militares carecían de diarios, u oradores callejeros, ni se pronunciaban por razones lógicas acerca del problema en juego, así como los obreros tampoco disponían de medios para expresarse, el imperialismo y sus agentes políticos creyeron, con una inocencia fatal, que Perón marchaba hacia una derrota aplastante. De este modo, el poder
de la prensa comercial, que era inmenso, se volvió contra sí mismo y sólo sirvió para desinformar a sus adictos.
Pero el cuadro aún no está completo. También había sectores de la burocracia civil que apoyaban al peronismo y grandes núcleos de la clase media en las ciudades pequeñas del interior. Si la pampa gringa de Sabattini evolucionaba del «neutralismo» al «cipayismo» y lo obligaba a Sabattini a entrar en penosos compromisos con la Unión Democrática, los jornaleros de las chacras dejaban de ser radicales para convertirse en peronistas. No se vea en ese cambio el fruto de una confrontación teórica de programas explícitos, dignos de ser examinados en la Facultad de Derecho por profesores competentes. Eran desplazamientos de las clases sociales, preparadas por un trabajo molecular anterior, bebido en el aire, en las condiciones de trabajo, en las viejas desilusiones, en la arrogancia de las victorias sindicales, en las respuestas del patrón o del estanciero. Eran los explotadores de siempre los que orientaban por lo general a sus explotados. Una interjección despectiva del patrón en la fábrica, en el boliche, en el rodeo, en el
ingenio, en el quebrachal, al principio, ponía en la pista, era el santo y seña, penetraba el secreto de las diferencias entre «ellos y nosotros». No de otra manera se deslindaron los campos políticos y sociales en nuestra historia.
Intelectuales, profesores y periodistas estaban ebrios de impaciencia y de desprecio: y las masas, ¿seguirían a ese demagogo sin escrúpulos, con ideas tan primitivas, con símbolos tan elementales, sin programa con incisos, sin prensa respetable, sin juristas, sin antecedentes parlamentarios? ¿Acompañarían las masas –se preguntaban entre risas, chismes de alcoba y brindis confiados– a ese recién llegado que arrebataba al radicalismo el mito de Yrigoyen, al nacionalismo la enseña de la soberanía, a los socialistas las leyes sociales y a los comunistas su sepultada divisa de la lucha de clases? Las masas no sólo lo siguieron, sino que más bien lo empujaron hacia adelante. Días antes, en una formidable concentración realizada desde una tribuna erigida en Cerrito y Corrientes, en Buenos Aires, el candidato popular había lanzado la fórmula que resumía prácticamente los términos del debate. Las palabras finales de su discurso fueron las siguientes:
Si por un designio fatal del destino triunfaran las fuerzas regresivas de la oposición, alentadas y dirigidas por Spruille Braden, será una realidad terrible para los trabajadores argentinos la situación de angustia, miseria y oprobio que el mencionado ex embajador pretendió imponer sin éxito al pueblo cubano.
Si por un designio fatal del destino triunfaran las fuerzas regresivas de la oposición, alentadas y dirigidas por Spruille Braden, será una realidad terrible para los trabajadores argentinos la situación de angustia, miseria y oprobio que el mencionado ex embajador pretendió imponer sin éxito al pueblo cubano.
El 24 de febrero de 1946 Perón triunfaba definidamente en comicios impecables controlados por las Fuerzas Armadas. Si el carácter plebeyo del radicalismo había muerto con Yrigoyen, si ya no constituía la mayoría del país y los partidos «obreros» habían abandonado los intereses del proletariado para aliarse con la oligarquía, las masas tendieron oscuramente a expresarse a través de un hombre para actuar en la vida del país. Había llegado el tiempo de que la clase trabajadora ingresase a la política argentina. No lo hacía sola: integraba un frente nacional antiimperialista. A diferencia del escéptico profeta europeo, el pueblo argentino no entraba al porvenir retrocediendo.






jueves, 20 de febrero de 2014

El "golpe suave" para revertir el proceso democrático

Marcos Roitman Rosenmann - http://www.surysur.net/2014/02/venezuela-revertir-el-proceso-democratico/#more-44765

VEN GUARIMBA 2014A

Derrocar gobiernos democráticos, al menos en América Latina, requiere un elaborado plan donde se busca deslegitimar las políticas populares bajo el argumento de ser portadoras de odio social e ideologías ajenas a la idiosincrasia nacional, identificándolas con el marxismo, el comunismo o el socialismo. Dichas ideologías atentarían contra la propiedad privada, la paz, la familia cristiana, la religión católica o la libertad individual, poniendo el peligro la unidad de la patria.

Los responsables de tal situación no son otros que los partidos de izquierda, al querer instaurar un orden totalitario cuyo propósito sería aniquilar la oposición y amordazar la prensa. Así se desarrolla el lenguaje de la desestabilización y se urde la trama del golpe de Estado. El postulado es maniqueo. La patria está secuestrada en manos de revolucionarios, sin principios ni moral. Es necesario acudir al rescate. De esta forma se llama a movilizarse, tomar la calle, protestar y rebelarse contra el gobierno. Invirtiendo las tornas, los conspiradores se apropian del discurso democrático y comienzan a practicar la violencia callejera, la descalificación política y la provocación. Buscan tensar la cuerda y obligar al gobierno a tomar decisiones que puedan presentarse ante la opinión pública como parte de la intolerancia y la negativa al dialogo. Buscan cabezas de turco caídas en defensa de la libertad, víctimas de las hordas chavistas. Hay que provocar, convocar manifestaciones no autorizadas, hacer declaraciones desconociendo el poder legítimo, practicar el sabotaje, asaltar locales públicos, bloquear calles, paralizar el transporte, poner bombas en centros neurálgicos, etcétera.

En este contexto, la oposición se proclama salvaguarda de los valores nacionales, defensora de la paz, la familia, la libertad individual, la propiedad privada, la libre empresa y la economía de mercado, y sus dirigentes serían la avanzadilla de una cruzada contra el chavismo y el comunismo marxista, que derrocará el gobierno del presidente Nicolás Maduro. Se presentan como héroes vilipendiados y mártires redentores. Es el precio a pagar para recuperar la ansiada libertad.

Revertir procesos democráticos como el que vive Venezuela desde 1999 conlleva una hoja de ruta en dos frentes, en el campo de la política interna y el escenario internacional. En el plano exterior, se organizan simposios, conferencias y debates, proyectando una imagen de Venezuela sumida en el caos económico, el odio de clases y la ingobernabilidad. Asimismo, recaudan fondos para promover la desestabilización. En otro orden de cosas, los opositores realizan visitas a sus aliados de la derecha mundial, presidentes de gobiernos, líderes conservadores o representantes de las internacionales. Se busca la complicidad y restar apoyos al gobierno constitucional de Venezuela, frenar inversiones, acuerdos o simplemente torpedear las relaciones institucionales. Nada se deja al azar.

Por ejemplo el presidente saliente de Chile, Sebastián Piñera, recibió a Capriles y la entrante Bachelet se deja fotografiar con Leopoldo López. ch leopoldo con bacheletLa prensa y los medios de comunicación también juegan su papel. Desvirtuar al máximo la realidad con el fin de crear una opinión internacional favorable al golpe de Estado, haciéndose eco del discurso desestabilizador. En esta ocasión, como en otras, no importa manipular la información, mostrando material fotográfico o videos de archivo correspondientes a la represión en Chile, Grecia o Egipto y ponerlos como si acontecieran en Venezuela.

En esta coyuntura no puede faltar la intervención de Estados Unidos, gendarme de la zona. El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, señala su preocupación por los acontecimientos en Venezuela y el secretario de Estado, John Kerry, asiente al concretar que hacemos un llamado al gobierno de Venezuela para que proporcione espacio político necesario para un diálogo y para que libere a los manifestantes detenidos. Como en los años ochenta del siglo XX, a quienes desestabilizan se les considera luchadores por la libertad, término acuñado por la administración de Ronald Reagan para adjetivar a los mercenarios y la contra nicaragüense. Asimismo, su embajada alienta y promueve la intervención en asuntos internos. Para ello se vale de sus agregados culturales, militares, etcétera.

En el plano interno, políticos, académicos, periodistas, empresarios, comunicadores, instituciones, organizaciones no gubernamentales y movimientos gremialistas constituyen la avanzada. Ellos se convierten en la mano que mece la cuna. Son portavoces y sujetos de la conspiración; su función, paralizar las actividades productivas, desgastar al gobierno y boicotear las políticas sociales. Deben crear una imagen sobrecargada de violencia e inseguridad ciudadana. En esta labor fabrican rumores que favorecen el acaparamiento de bienes de primera necesidad, fomentando el mercado negro, la desinversión y la especulación. Todo suma en esta campaña destinada a desacreditar al gobierno del presidente Maduro y provocar la repulsa de la comunidad internacional. Especialistas e intelectuales son la guinda del pastel. Se consideran disidentes, víctimas del socialismo del siglo XXI. Hablan de totalitarismo, corrupción y nepotismo. Bien retribuidos, se les da voz y pasea por las cadenas de televisión privadas, las radios y los periódicos afines de todo el mundo. Sus palabras consiguen caricaturizar la realidad y ridiculizar a sus dirigentes, calificándolos de megalómanos, locos o iluminados. El siguiente paso de esta estrategia es pedir el retorno al pasado, al capitalismo de usura, para sí recuperar sus privilegios. Para ello llamarán a la unidad nacional en pro de un golpe de Estado que los legitime.

jueves, 6 de febrero de 2014

IAPI: Antecedente y presente

Cristian Svrsek - http://www.rinacional.com.ar/rin25/index.php/en/analisis/editorial/item/8140-iapi-antecedente-y-presente



En las últimas semanas hemos visto una serie de movimientos especulativos por parte de ciertas fracciones del capital concentrado agroexportador que ante una inminente suba del dólar en un contexto de devaluación progresiva, decidieron no liquidar su producción para de esta forma presionar al Estado a que tome medidas devaluatorias más bruscas y quedarse con una gran tajada de recursos económicos indispensables para el normal funcionamiento estatal.
El Estado, frente a esta situación, decidió llevar adelante la devaluación de nuestra moneda, lo que llevó, por un lado, a que estos sectores económicos decidieran especular aún más con sus exportaciones, y por otro lado a que grandes corporaciones decidieran aumentar injustificadamente algunos productos que son de origen 100 % nacional (digo esto ya que tanto insumos, como costos laborales y fletes no se ajustan vía dólar) y a generar una gran incertidumbre en la sociedad argentina que ve perder el poder adquisitivo ganado en estos últimos 10 años.
Desde estas páginas hemos planteado la necesidad de traer a nuestros días un antecedente directo de un sistema de comercialización y venta al exterior de nuestra producción interna en donde el Estado era el garante de la defensa de los intereses de los pequeños productores y de la clase trabajadora frente a los monopolios cerealeros del momento. Este se llamó IAPI (Instituto argentino de promoción del intercambio) creado mediante el Decreto 15.350 del 28 de mayo de 1946, bajo la órbita del Banco Central.
El gobierno peronista que había llegado al poder en 1946 con el apoyo de las grandes masas populares se caracterizaba principalmente por su alta dosis de intervencionismo estatal en el ámbito económico con el objeto de lograr un decidido desarrollo económico nacional afincado en la industrialización de nuestra matriz productiva.
En este sentido, el IAPI desarrollaba funciones de promoción y fomento en tanto determinaba qué actividades productivas eran prioritarias y, en consecuencia, debían recibir un tratamiento especial como, por ejemplo, el otorgamiento de créditos sin obligación de devolución. El IAPI también cumplía una función de abastecimiento de algunos bienes en los mercados extranjeros al ocuparse de importarlos y distribuirlos en el mercado interno. Por otra parte, también subsidiaba la producción de ciertos bienes de consumo masivo con el fin de mantener el nivel del salario real.
También tenía como funciones centrales la venta de los productos argentinos en el mercado internacional al mejor precio. Esto lo garantizaba comprando la producción directamente al pequeño productor colocando un precio sostén que fuese acorde a los beneficios de éstos, eliminando a los grandes acopiadores y dejando un margen de rentabilidad que les permitiese generar una reinversión productiva, para luego colocarla en el mercado internacional. Con lo cual el Estado se quedaba con esta renta diferencial de la tierra, otrora en manos de los monopolios cerealeros de la época, garantizando de esta manera una mejor distribución del ingreso nacional.
Por otra parte, el IAPI llevó a cabo actividades financieras, utilizando los recursos provenientes de las exportaciones para adquirir los servicios públicos que estaban en manos de empresas extranjeras y expandir el perfil productivo de las empresas estatales. Parte de esos recursos también se destinaron a servicios de bienestar social (salud, educación, etc.). Simultáneamente, se otorgó financiamiento a instituciones privadas o mixtas.
Este organismo se complementaba con distintas nacionalizaciones llevadas adelante durante este periodo, con el cual convergían en la defensa del interés nacional. La nacionalización del Banco Central que otorgaría crédito barato para la producción, los ferrocarriles que garantizaban la posibilidad de trasladar la mercancía en forma barata, la creación e incremento de una flota mercante de bandera nacional para trasladar nuestros productos al exterior y la nacionalización de los seguros de trasporte y reaseguros de la producción trasladada, son muestras de ello.
Algunos datos esclarecedores
De 1936 a 1939, las cuatro firmas monopólicas, sobre un total de 44,5 millones de toneladas de granos exportados, habían comercializado 36,8 millones, o sea, el 82,5 %. Pero aunque la estadística indica que otras 36 firmas exportaron el restante 17,5 %, cabe observar que muchas de éstas, eran en realidad simples testaferros de los cuatro grandes exportadores. De ahí que pueda afirmarse sin riesgo de error, que el 90 % de todo lo exportado por el país en ese período corría a cargo de Bunge y Born, Louis Dreyfus y Cía., La Plata Cereal y Luis De Ridder Ltda.
La proporción en que los famosos monopolios cerealistas participan en el comercio interno argentino en 1939 bajaba del 82,5 % de esa época al 39,4 % en 1954. A su vez, en la comercialización interna, las cooperativas llegaban al 50 % en el tráfico comercial. Dichas entidades, que reflejaban la política positiva del Estado a su respecto, experimentaron una gran mejora. En 1949 el número de entidades llegaba a 258, en 1954, a 696. Los asociados pasaban en el primer año citado de 85.000 a 223.754 en 1954.
En la actualidad, por mencionar solo un ejemplo, un puñado de empresas (Cargill, Dreyfus, Nidera, ADM, Bunge, entre otras) controla el 80% de la comercialización de soja en la Argentina. Pues cualquier similitud con tiempos pasados no es pura casualidad.
De esta forma, no seria muy alocado pensar en la posibilidad de creación de un organismo que actuara en forma similar al IAPI. Pues países como Canada y Australia cuentan desde hace años con organismos que representan una clara regulación por parte del Estado en el comercio exterior. El caso del Canadian Wheat Board (CWB) en el primer caso y la Australian Wheat Board Limited (AWB) en el segundo, representan una clara intervención estatal en el mercado del trigo, ya que se obliga a los productores a vender sus cosechas a esos organismos. Sin embargo, es necesario hacer una salvedad: el Estado obliga a los productores a formar parte de las wheat boards (la traducción literal sería algo así como "juntas de trigo"). Luego, los agricultores están obligados a vender su producción a dichas juntas. El resultado es mejores condiciones de venta. Sin embargo, el Estado no interviene sobre las exportaciones con cupos u otras medidas de ese tipo.
Nuestra rica historia nacional nos señala distintas herramientas llevadas adelante desde el Estado para garantizar la soberanía alimentaria y el desenvolvimiento necesario para lograr un desarrollo económico nacional armónico a las necesidades del pueblo argentino. Es solo cuestión de tomarlas o desecharlas en función de los intereses que se quiera representar.
FUENTES
RAMOS, Jorge Abelardo, Revolución y Contrarrevolución en la Argentina, La era del peronismo, Ed. Senado de la Nación, 2º ed, Bs. As., 2004, p. 136-138.
"Los señores de la soja quieren terminar con Cristina", Revista Integración Nacional














domingo, 26 de enero de 2014

Acabar con el TIAR

Roberto Follari - http://www.telegrafo.com.ec/opinion/columnistas/item/acabar-con-el-tiar.html 

Es un completo anacronismo. El Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), lanzado a finales de la década de los cuarenta y asumido por Ecuador un par de años luego de su inicio, es hoy rémora de un pasado por completo perimido y superado.

Se trataba de las típicas maniobras de Estados Unidos en la posguerra, cuando desde el Norte se decía desvergonzadamente que América (Latina) es para los americanos (Estados Unidos). En nombre de la sedicente lucha contra el comunismo, se justificaba la ‘mutua ayuda’ -entre el elefante y las hormigas, por entonces-, según la cual, cualquier país ‘atacado por el comunismo’ podía solicitar el apoyo de los demás en su defensa. Es decir: se trataba de legitimar la ‘ayuda’ militar de Estados Unidos -su abierto intervencionismo- si la potencia del Norte veía afectados los intereses de sus empresas o su geopolítica de dominio.

Es que el tratado se inscribía en la lucha del capitalismo contra la Unión Soviética, si bien en la letra permitía que la defensa pudiera hacerse también bajo cualesquiera condiciones de un país latinoamericano signatario del tratado que fuera agredido militarmente por un país ajeno al continente.

Como bien lo ha señalado el presidente Correa con clara sensibilidad latinoamericanista, el TIAR debió haberse mostrado conducente cuando el enfrentamiento de Gran Bretaña con la Argentina por las islas Malvinas en 1982. Por el contrario, EE.UU. declaró neutralidad formal y evadió asumir responsabilidades oficiales, aunque hay testimonios de que habría colaborado de manera encubierta con Inglaterra; y el TIAR no fue invocado, como hubiera correspondido formalmente, para defender a la Argentina de la obvia superioridad militar del país que inventó la piratería (y el capitalismo, el cual por cierto implica también modos de rapiña económica expoliadora).

Es una muestra elocuente de los tiempos nuevos que recorren Latinoamérica, la propuesta para que la Asamblea Nacional ecuatoriana rechace el TIAR, lo denuncie y, en consecuencia, abandone. En ese sentido, un país que no es de los más grandes, pero que ha decidido sostener su soberanía, lleva acumulados no pocos gestos destacables. Desde la salida de los estadounidenses de la base de Manta al asilo otorgado a Assange en la embajada ubicada en Londres, hay una dignidad asumida.

Dignidad que ojalá países como los europeos alguna vez hubieran sostenido, en vez de ser cada vez y todas, piezas intercambiables en el rompecabezas del imperio. La denuncia del TIAR va en esa misma dirección, y hace justicia al ya largamente superado momento de ocaso y clausura de la Guerra Fría.

miércoles, 15 de enero de 2014

Cuando Néstor Kirchner llegó al poder

Por Roberto Navarro  - http://www.losbuenosvecinos.com.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=454:cuando-nestor-kirchner-llego-al-poder&catid=37:politica&Itemid=134 

Un resumen apretado de las principales acciones de gobierno y sus resultados: el legado económico social de Néstor Kirchner

Cuando llegó Néstor Kirchner al poder, en mayo de 2003, el país estaba en default, había un 24,7 por ciento de desocupación y un 52,3 por ciento de pobres. En la Argentina había 11 millones de personas por en la indigencia. Néstor Kirchner, como presidente de la Nación, y luego junto a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, rescató al país de ese deterioro socioeconómico. Recuperó el manejo de la política económica. “Si no nos quitamos de encima el peso de la deuda pública no habrá plan económico que funcione”, le dijo a la semana de asumir a su entonces ministro de Economía, Roberto Lavagna. En 2005, realizó la renegociación de la deuda pública con una de las quitas de capital más grande de la historia, después de la que realizó Alemania al finalizar la Primera Guerra Mundial. Luego canceló la deuda con el FMI, eliminando así los condicionamientos del organismo internacional que obstaculizaban el desarrollo de una política económica autónoma.

La decisión de mantener un tipo de cambio administrado y alto, que generó un fuerte superávit comercial y, en consecuencia, de divisas, durante siete años, impidió que el país cayera en las cíclicas crisis financieras que habían golpeado a la economía ante cada conflicto que se desataba en el mundo, como ocurrió en los noventa ante las crisis de México, Rusia, los tigres y tigresitos asiáticos, Brasil y Turquía. Desde un principio bregó por el crecimiento del consumo con la consiguiente creación de empleo: primero con la puesta en

marcha del Consejo Nacional del Salario Mínimo Vital y Móvil y luego con las Convenciones Colectivas de Trabajo.

En el mismo sentido, ya durante el mandato de Cristina Fernández, impulsó la incorporación de 2,4 millones de nuevos jubilados al sistema previsional y la creación de la Asignación Universal por Hijo. La estatización del régimen previsional vino a acompañar los 15 aumentos de los haberes mínimos del sector pasivo. También se impulsó por la ley la implementación de la actualización automática bianual, que quitó discrecionalidad al sistema y está reposicionando los haberes del sector pasivo con respecto a los ingresos de los trabajadores. El incremento de los aranceles a las exportaciones agropecuarias redistribuyó ingresos e intentó, con escasos resultados, morigerar el impacto del aumento internacional de los granos en los precios internos y frenar la sojización del campo. En política exterior, Kirchner llevó a hechos concretos el acuerdo del Mercosur y a un acercamiento inédito con el resto de Latinoamérica, que redundó en importantes resultados económicos. Lo que sigue son las principales reformas que realizó, junto con Cristina Fernández de Kirchner, entre 2003 a la actualidad, y sus resultados.

-Tipo de cambio alto

Luego del fracaso de la política del 1 a 1 de los noventa, para muchos resultaba obvio que el país necesitaba un tipo de cambio alto para restaurar su entramado productivo. El tema a resolver era cómo se implementaba. En una de las primeras muestras del sentido heterodoxo que marcaría toda su política económica, Kirchner puso al Banco Central en sintonía con las necesidades del país. La intervención en el mercado cambiario de la entidad monetaria sostuvo un tipo de cambio que aún hoy, medido en términos multilaterales (comparado con una canasta de monedas de los países con los que se mantienen relaciones comerciales), es un 70 por ciento más alto que en 2001. El resultado de esta política fueron siete años de un importante superávit comercial y haber conseguido el más alto nivel de reservas de la historia, que hoy alcanza 52 mil millones de dólares. Esos dólares son un seguro de estabilidad financiera y previsibilidad económica.

-Desendeudamiento

En 2003 la deuda pública era de 178.820 millones de dólares. Monto que representaba el 138 por ciento del PBI. En 2005 se presentó ante el Congreso un proyecto de ley para encarar la

negociación externa de 81.835 millones de dólares, que habían sido defolteados en 2002. El entonces ministro de Economía, Roberto Lavagna, le presentó a Kirchner un menú con seis escenarios de quita para negociar. Iban desde un 28 por ciento a un 65 por ciento de descuento. Kirchner eligió el 65 por ciento. La reacción de Lavagna fue “es imposible, sólo se la presenté como alternativa para negociar una quita menor”. La respuesta de Kirchner fue: “El 65 por ciento de descuento o nada, mientras yo sea presidente”. Con el descuento elegido por el ex presidente, la propuesta tuvo un 76,1 por ciento de aceptación. En los años siguientes, el Gobierno canceló los títulos públicos que fueron venciendo y renegoció los vencimientos con tenedores institucionales locales y extranjeros, a excepción del FMI. Este año se reabrió el canje con la misma propuesta y se llegó a un total del 92,4 por ciento de aceptación. En la actualidad la deuda es de 156.690 millones de dólares, un 48,6 por ciento del PBI. En 2003, si se hubiese querido cumplir los compromisos sin quita, los intereses anuales de la deuda representaban el 88 por ciento del Presupuesto nacional; hoy, los intereses se llevan apenas el 7,5 por ciento del Presupuesto.

-FMI

La cancelación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional fue un paso importante en la política de desendeudamiento. Pero lo que buscó Kirchner fue la legitimación internacional de una política económica autónoma, que contradecía las recetas exigidas por el FMI a los países que mantenían deudas con el organismo. El 10 de enero de 2006, en un solo pago de 9530 millones de dólares tomados de las reservas del Banco Central, Kirchner terminó con la cuestión. En realidad, el ex presidente desoyó las exigencias del FMI desde el primer día de su gestión, pero el hecho de ser deudor del Fondo traía aparejados constantes informes críticos de funcionarios del organismo, en algunos casos realizados en suelo nacional. El resurgimiento de Argentina como resultado de una explícita política contraria a esas recetas contribuyó al desprestigio internacional del FMI.

-Política salarial

El primer paso que se dio desde el Ministerio de Trabajo en 2003 fue volver a reunir al Consejo Nacional del Salario Mínimo Vital y Móvil después de 14 años. El Mínimo se actualizó de 200 a 500 pesos. El aumento fue un mensaje para los trabajadores que ganaban más y vieron achatar la pirámide salarial. Así comenzaron a avanzar las Convenciones Colectivas de Trabajo y empezaron a firmarse convenios a la suba. En 2003 se firmaron 203 convenios; en 2009, 1286. En la actualidad el mínimo es de 1740 pesos, casi un 900 por ciento arriba de 2003 y el salario promedio es de 2890 pesos.

-Fin de las AFJP

En noviembre de 2008 el Congreso aprobó un proyecto del Ejecutivo que reestatizó el sistema previsional. En ese momento, diez AFJP administraban 90 mil millones de pesos de los trabajadores, cobrándoles comisiones por administración del 33 por ciento de sus aportes. Ese año la rentabilidad promedio del sistema había sido de -2,5 por ciento, ocasionándole una pérdida al fondo de 8000 millones de pesos. A pesar de eso, los ejecutivos de las administradoras cobraban salarios de hasta 110 mil pesos por mes y bonos anuales de hasta un millón de pesos. Luego de la reestatización, la jubilación mínima subió un 585 por ciento. Además, se incorporaron al régimen 2,4 millones de personas en edad de jubilarse que no cobraban ningún haber por no contar con los aportes suficientes, luego de décadas de desocupación y trabajo no registrado.

-Integración regional

El ex presidente Néstor Kirchner fue uno de los actores protagónicos del fortalecimiento del Mercosur y luego de la Unasur, organismo del que fue secretario general hasta el día de su fallecimiento. Más allá de las consecuencias positivas en materia geopolítica, los resultados económicos de estos avances fueron un factor trascendente en el crecimiento nacional. Un ejemplo fue el acuerdo automotor con Brasil, que en 2010 permitirá exportar al país vecino casi 400 mil vehículos. También sirvió para sumar valor agregado a las exportaciones, ya que el 66 por ciento de las manufacturas industriales se venden a Latinoamérica.

-Retenciones

El gobierno de Eduardo Duhalde había implementado luego de la devaluación una alícuota del 10 por ciento en los derechos de exportación de granos. Kirchner la fue elevando hasta llegar a un 35 por ciento en soja, un 32 por ciento para el girasol, 25 para el trigo y 27 para el maíz. El 12 de marzo de 2008, luego de un incremento del precio internacional de los granos de un 75 por ciento promedio en tres meses, anunció un nuevo sistema de retenciones móviles. Así, la soja llegaba al 44 por ciento de retenciones. Aun con esta suba en los derechos de exportación, con los precios internacionales vigentes en ese momento y el tipo de cambio a 3,80 pesos por dólar, los productores iban a tener una rentabilidad al cosechar la soja un 20 por ciento superior que la que esperaban al sembrarla. Pero igual la resistencia del sector tuvo niveles sin precedentes. Luego de un intenso conflicto, en junio un proyecto de ley del Ejecutivo, con importantes mejoras para el agro respecto del decreto inicial, fue rechazado en el Senado con el voto decisivo del vicepresidente Cobos. En 2010 los derechos de exportación aportaron al fisco 42.375 millones de pesos.

-Asignación Universal por Hijo

El 27 de octubre de 2009 la presidenta Cristina Fernández de Kirchner firmó el decreto que amplió un derecho social: la Asignación Universal por Hijo (AUH). El beneficio alcanza a los hijos de desocupados y de trabajadores no registrados. En diciembre del año pasado, más de dos millones de menores de 18 años comenzaron a cobrar 180 pesos mensuales. En la actualidad, más de tres millones setecientos mil cobran 220 pesos. El Presupuesto 2010 para la AUH es de 8022 millones de pesos. La condición para obtener el beneficio es concurrir a clases y tener los certificados de vacunación al día. En 2010 la matrícula en los colegios secundarios creció un 20 por ciento como resultado del requerimiento de asistencia al colegio. Un reciente estudio de la Universidad de San Martín señaló que “la AUH pulverizó la indigencia”. El informe sitúa el índice de indigencia entre el 2,0 y el 3,5 por ciento, según los registros de inflación que se utilicen como parámetro. Así la administración kirchnerista, en siete años, sacó de la indigencia a 10 millones de argentinos.

Obra pública

Uno de los impulsos más importantes a la economía surgió desde el Ministerio de Planificación, con una cantidad de obra pública inédita. El Presupuesto de la cartera comandada por Julio De Vido pasó de 2087 millones de pesos en 2003 a 49.200 millones en 2010. En siete años se duplicaron los kilómetros de autopistas que existían en el país, pasando de 965 kilómetros en 2003 a 2015 kilómetros en junio pasado. La generación eléctrica subió de 17.900 megavatios de potencia efectiva hace siete años a 23.800 en la actualidad. Las líneas de transporte de alta tensión, de 9083 a 12.563 kilómetros. El transporte de gas, de 118,6 a 139,3 millones de metros cúbicos diarios. En ese tiempo se construyeron 480 mil viviendas y otras 240 mil reparaciones y ampliaciones. En total fueron 720 mil soluciones habitacionales, que beneficiaron a 3,6 millones de habitantes. En noviembre el Gobierno inaugurará la escuela número mil en su gestión.

Política industrial

Entre 1990 y 2002 cerraron sus puertas 82.300 empresas. En el país ya no se fabricaban motores ni llantas ni sistemas de frenos para automóviles.

ciento de las 

 

Sólo el 12 por ciento de las máquinas para oficinas que se vendían eran nacionales. El 88 por ciento de los juguetes eran importados, la industria del calzado local sólo participaba en el 38 por ciento del mercado y la textil, en el 42 por ciento. La política de apertura irrestricta a las importaciones había arrasado con el entramado productivo. En la actualidad, el 65 por ciento de los ítems de importación deben pedir una licencia no automática al Ministerio de Industria. El organismo analiza el impacto en la industria local antes de liberarla. El tipo de cambio, el mayor acceso al crédito, basado casi en su totalidad en la banca pública, y los incentivos creados por la cartera industrial, como la Ley de Promoción Industrial, contribuyeron para crear 125 nuevas empresas en siete años.

Entre el segundo trimestre de 2003 y el mismo período de 2010, durante los mandatos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, la economía creció un 70,3 por ciento. En ese lapso se generaron 4,1 millones de puestos de trabajo. En la actualidad, la cartera laboral da cursos de distintos oficios a un millón de personas para incorporarlas al mercado laboral. La brecha de ingresos entre el 10 por ciento de la población más rica y el 10 por ciento de la menos favorecida se redujo entre el tercer trimestre del 2003 al segundo de 2010 un 60 por ciento, pasando de 54,0 a 21,9 veces. Luego de décadas de fuga de cerebros, en siete años se repatriaron 762 científicos. En 2012, el nuevo gobierno sólo tendrá que enfrentar deuda pública por un monto de seis mil millones de dólares, entre capital e intereses, cifra que representará un 1,5 por ciento del PBI.